Nuestro Manifiesto:
La madre tierra está enferma, nuestros pueblos también. Son tiempos de pandemia y emergencia climática, ecocidio y genocidio. Hoy vivimos las consecuencias de un modelo económico, social y espiritual que ha infectado nuestros territorios y cuerpos. Un virus que pone el dinero por encima de la vida.
En medio del exterminio, las mujeres indígenas hacemos de la lucha melodía, recuperamos la tierra robada, insistimos en celebrar nuestra existencia, sembramos esperanzas, pues somos la tierra curándose a sí misma.
Las mujeres indígenas sabemos la importancia de sanar nuestros cuerpos y territorios de manera individual y colectiva. Somos las que siembran el maíz y siembran la rebeldía, las que alzamos la voz en nuestra lengua y defendemos los bosques, lagos, montañas, llanuras, desiertos y mares. Somos las que decidimos sobre nuestro cuerpo y reproducimos la vida. Somos las que contamos historias frente al fuego y hackeamos narrativas. Somos las que defendemos la comunidad y habitamos las ciudades, nuestra existencia es resistencia. Somos las que sueñan y construyen un mundo donde cabemos todas las vidas.
Las invitamos a juntar nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestros haceres. Las convocamos a que juntas honremos la memoria de las abuelas y defendamos el futuro de las que están por nacer. Las llamamos a curarnos el susto y a ser las parteras del futuro. Las invitamos a reunirnos, pues somos tan diversas como gotas en un río y juntas somos la cura de la tierra.
Cada vez más se hace urgente encontrarnos para dialogar entre mujeres indígenas diversas del continente, para intercambiar estrategias, para sumar a la cura de la tierra que nos sana y nos está evidenciando en medio de esta pandemia mundial que las formas de vida impuestas, “el progreso capitalista”, están llevando al límite a la casa común. La tierra habla y nos está dejando mensajes contundentes y hay que escucharla.
En medio del exterminio, del genocidio y la pandemia, con el hambre y la pobreza impuesta estamos más vivas que nunca.
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Rosario Luna /
Lindo artículo, pero cuando vemos la forma en que los pueblos mayas en Guate "cuidan" la madre tierra acabando con los bosques y desechando a los ríos y a las calles toneladas de basura, no lo podemos creer pues las realidad es esa y no la que se trata de describir en el artículo.