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Ellos salvan al mundo, ellas esperan al príncipe azul

Un análisis de la narrativa en los cuentos de hadas y los cómics, que marcan diferencias y similitudes en los géneros femenino y masculino.

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Esta es una opinión

Imagen: Spiegel Online

Por ahí dirán que parte de los desencuentros del amor entre los géneros no es que “las mujeres sean de venus, y los hombres de marte”, si no que a unas se nos enseñó acerca de las relaciones en los cuentos de hadas y a los otros en la pornografía. No daría fe de tal enunciado, pero sí llegaría a decir que, en los cuentos de hadas con princesas el final está determinado por encontrar el amor y “vivir felices para siempre”; mientras que, en los cuentos para niños (en los que incluyo el cómic como género), el protagonista casi está condenado a no encontrar el amor a favor de encontrar su destino y ser fuerte, astuto y valiente. Con estas expectativas tan distintas es difícil ponerse de acuerdo, diría yo.

Empecemos con algunas similitudes entre las dos narrativas:

En el cuento de niños, los protagonistas también son huérfanos. Tal vez la diferencia es que lo son debido a actos violentos que luego hay que vengar, a diferencia del cuento de niñas en el que la madre casi siempre muere debilitada por una enfermedad.

Se mantienen, también, simbolismos propios de la maduración sexual. A Pinocho le “crece” el palo; en Aladino el genio le sale al “frotar” la lámpara, SpiderMan tira un líquido blanquecino y ligoso, después que lo picó la araña; y bueh’, SúperMan se pone un traje de látex.

El tema en los cuentos en general, sigue manteniendo el dilema de crecer, son historias acerca de la maduración, enfrentando un cuerpo nuevo, habilidades nuevas, poderes extraordinarios.

En las dos narrativas, el conflicto también es con el progenitor del mismo sexo. Es decir, las niñas pelean con las brujas y madrastras (mujeres poderosas que las envidian); los niños pelean con ogros (hombres más grandes que ellos, con más poder, enojados y bruscos).

Sin embargo,  son las diferencias entre las narrativas las que nos harán apreciar las dinámicas que la formación masculina propone; solo frente a su destino, el chico se dispone a librar las más arduas batallas: vengar la muerte de la figura paterna y enfrentarse a la misma figura paterna.

El cuento de hadas

Hablemos de los cuentos primero, en ellos la representación del padre es más clara. El ogro, el gigante y el genio, todos son mucho más poderosos que el protagonista, figuras que representan violencia, avaricia y glotonería. Una se podría preguntar: ¿no será que así verá al padre distante el niño pequeño? Como el que todo lo tiene y mantiene un control fuerte a través del enojo. Bettelheim (1976) dirá que el al niño, frente a este gigante, sólo le queda la travesura; no puede ser más rico, no puede ser más fuerte, no puede ser más viejo, entonces lo enfrenta con una mezcla de suerte y astucia.

Algunos de los ejemplos más claros de esto serían Jack y las habichuelas mágicas, por ahí también cabría mencionar al Gato con botas. Veamos: el astuto gato, para apoyar a su dueño, le dice al Gigante algo como: “si en verdad eres tan poderoso, podrías hacerte tan pequeño, tan pequeño como un ratón”. Ensimismado en su grandeza, el gigante le demuestra al gato sus capacidades y, haciéndose ratón, es devorado por él.

El cómic

He de aclarar que mi contacto con los cómics, con toda su parafernalia y su mitología no se ha desarrollado tanto como el de los cuentos. Así que me excuso de las imprecisiones que esto pueda generar. Lo que sí puedo comentar es algunas de las observaciones que  he podido recopilar de las películas de superhéroes.

Los protagonistas son huérfanos, no tienen muy claro su pasado (algo al estilo de Edipo), no han sido demasiado populares y son poco relevantes hasta el momento de su adquisición de súper poder. Mucho más explícitamente que en el cuento, en el que aún son niños, en los cómics es un joven en secundaria que se enfrenta a un rechazo por no ser típicamente el chico popular. En esto, también hay alivio para el chico, pues llegará a ser muy poderoso, algún tipo semi-dios, cuya tarea es casi salvar a la humanidad.

Las aventuras, efectos especiales y múltiples destrezas aparecen disfrazando de una dinámica fundamentalmente masculina: vencer al padre (su representación simbólica al menos). Así, debe mantener una doble personalidad, escindiendo su palpitar humano a favor de una noble misión, escondiendo sus necesidades de afecto y jugándose ser incomprendidos, solitarios y en constante dilema intra e interpersonal.

No es poca cosa esta dinámica, el héroe alterna entre víctima y victimario para poder alcanzar y cumplir un destino. Las escenas finales, con el superhéroe solitario, contemplando la vasta ciudad, nos anuncian estos trabajos del humano, que debe integrar su pasado y su destino y luchar por la humanidad, la propia humanidad.

Hasta aquí mi paseo por los cuentos de hadas y los avatares de la dinámica humana y sus modelos. Me queda desearles sus propias aventuras, sus propios poderes, sus propios finales, y pensar que si bien no podemos ser siempre héroes, al menos podremos ser heroicos.

Claudia Castro Ruiz
/

Orgullosa guatemalteca. Dice mi mamá que soy heredera de hadas y amazonas, y que soy psicóloga porque no he querido ser psíquica. Me fascina la mente humana. Del mundo y su magia, lo que más me interesa es presentárselo amablemente a mi hija.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Elke Greiser /

    20/08/2018 4:59 PM

    Estimada Claudia:
    Me encanta su análisis. Somos lo que nos enseñaron y aprendimos.
    Cuesta salir del machote.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

      Claudia /

      20/08/2018 9:15 PM

      Salir del "machote" como punto principal.
      Gracias por leer.

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!



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