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Diputados, jueces y patronos, los tiranos que lamen el yugo

Son muchos los tiranos que lamen el yugo de este país; de hecho, son ellos quienes lo gobiernan. Les hemos entregado a manos llenas los modos de producción, el poder político, económico y la aplicación de la justicia. Con el mando concentrado, los tiranos han moldeado un Estado que responde solo a sus prioridades, su avaricia y su inconsciencia.

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Esta es una opinión

Al resto nos intentaron embriagar con la idea romántica de una nación con historia milenaria, de paisajes y símbolos patrios, en tanto ellos se enriquecían a merced. Mas cuando se ven descubiertos en sus ambiciones, corren pronto a agruparse y defender sus intereses a costa de esa Guatemala misma, por la cual dicen trabajar.

Seguramente habrán excepciones, pero hacer política en este país quedó como oficio relegado a buitres hambrientos, impulsados por el deseo de que todo siga igual, para que desde la corrupción se continúen haciendo negocios que los beneficien tanto a ellos como a quienes patrocinaron su escalada al poder; para que se aprueben políticas públicas pensadas exclusivamente en los sectores que ya tienen pero que quieren más, y garanticen que el nombre de Dios resuene en sus discursos y solapar su egoísmo a través de su nombre.

El sálvese quien pueda, que es al final la única estrategia clara y la receta para el desastre con la que este nuevo gobierno ha respondido en medio año de gestión, a decir verdad nos acompaña desde hace ratos. A eso nos hemos habituado ante un Estado ausente, que nos demanda pero no nos devuelve.

Las personas honestas, capaces y transparentes, por su lado, hace mucho no manifiestan mayor interés por involucrarse en la gestión pública. Porque nos hemos acostumbrado a que así es y que no existe una manera distinta de hacer gobierno. Que nuestra participación ciudadana se circunscribe al ejercicio del voto o a la participación en alguna que otra manifestación pública, o a postear nuestra frustración en las redes sociales.

Hemos resignado nuestro actuar en quien quiera asumir la batuta. Nos conformamos con tirarles upas de lejos a los buenos, sin involucrarnos mayor cosa porque pues... qué más da.

En ese contexto de frustración e indiferencia, el cual nos ha acompañado los últimos años, afortunadamente han surgido actores a los que les debemos que, de verdad, este país pueda que aún tenga esperanza.

De no ser por el actuar oportuno y apegado a la ley de instancias como Acción Ciudadana, la Fundación Myrna Mack y el Procurador de los Derechos Humanos, hace ratos que la poca institucionalidad funcional de este país estaría en total control de las mafias.

Estuvieron presentes cuando Jimmy Morales inició su cruzada contra la CICIG, y que continúa ahora, con un nuevo esfuerzo desde el mismo Congreso de la República, la Corte Suprema de Justicia y el CACIF, porque no se persiga penalmente a uno de sus principales operadores, y en cambio actúe contra los magistrados de la Corte de Constitucionalidad que han resuelto contra la viciada elección de nuevos magistrados y jueces.

Esos tiranos lamen el yugo cada vez que se ven evidenciados como lo corruptos que son. Se han alineado ahora en torno a la defensa de Felipe Alejos, el perverso alfil que les ha sido leal y útil en sus tranzas y negocios. En otro contexto a lo mejor no habrían dado un centavo por este diputado, pero saben que al caer Alejos se vienen muchos con él, porque tienen cola que les pisen, porque todos están salpicados.

No defienden el estado de Derecho; lo único que buscan es salirse con la suya una vez más e impedir que rindan cuentas ante la justicia. Mantenerla cooptada, para que siga al servicio de sus intereses.

En el Congreso, en el Ministerio Público y en la gran patronal, lo que tenemos las y los ciudadanos honrados son un montón de enemigos: el alacrán ponzoñoso en la camisa. Con ellos no cuentas, Guatemala.

Y mientras este nuevo intento de golpe técnico avanza, el presidente Alejandro Giammattei, incapaz de actuar de manera racional ante el COVID-19, ignora esta nueva amenaza al Estado de Derecho y se enfoca en continuar agrediendo a sus enemigos imaginarios, a esa oposición que ha hecho un buen trabajo al evidenciar las contradicciones y mezquindad de sus medidas.

Su silencio ante la gravedad de los sucesos lo vuelve cómplice. Y no, no extrañaría que lo fuera.

Por eso está, una vez más, la ciudadanía consciente haciéndole frente a las crisis. Así como ha ido aprendiendo a enfrentar sola y con miedo los embates de la pandemia, así como de a poco ha ido asumiendo responsabilidad en el drama estructural de la desnutrición crónica; así como fue con la erupción del Volcán de Fuego, la sociedad civil da muestras de que, a pesar de estar en harapos, por este país sigue luchando.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    A. Arrivillaga /

    30/06/2020 5:52 PM

    Según yo, la cosa era, no haya esclavos que laman el yugo, ni tiranos que escupan tu faz...
    Entonces el título de este artículo debería decir los tiranos que escupen en la faz de la patria.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Erick Toledo /

    30/06/2020 4:57 PM

    Un artículo que expone el pensar de muchos de nosotros... Es hora de actuar.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Isaias Alcántara /

    29/06/2020 10:32 PM

    Estoy de acuerdo con el contenido de este artículo, excepto con que las 2 asociaciones y el PDH son los héroes inmaculados. Todos son una partida de egoístas que corren tras sus intereses personales y NO LES INTERESA LA JUSTICIA NÍTIDA Y VERDADERA; APELAN Y SE INTERPONEN CUANDO DE ALGUNA MANERA SE FALLA CONTRA SUS PROPIOS INTERESES O LES CONVIENE ADOPTAR ACCIONES QUE LOS HARÁ MÁS FAMOSOS ANTE LOS INGENUOS.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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