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Encuentro de marionetas

Guatemala es un país que constantemente requiere reconstruirse, y ojalá fuera únicamente por los desastres naturales que habitualmente enfrenta. Sucede que pasan los gobiernos, y lo que dejan como legado a los ciudadanos son más estragos que aportes; más caos que acciones que beneficien a las mayorías.

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Esta es una opinión

Giammattei en el momento en que le fue negado el ingreso a Venezuela.

Foto: Prensa Libre

Pero ninguno como el de Jimmy Morales. Contra todos los pronósticos, el comediante logrará culminar su período y entregará el poder a principios del 2020, no sin dejar un país en harapos, con prácticamente todos los indicadores sociales y económicos en números rojos, y con un desgaste político y diplomático sin precedentes.

Su sucesor, Alejandro Giammattei, comparte con el mandatario saliente ciertos rasgos en cuanto a pensamientos, ideologías y afinidad con algunos grupos de poder, factores que nos hacen pensar que a Guatemala no le esperan mayores cambios estructurales. Sin embargo, el hartazgo por Jimmy es tal, que llega a percibirse mucha ansiedad porque su mandato termine pronto, entregue el poder, se largue de Casa Presidencial y vaya por su beca al Parlacén. O, en el mejor de los casos, a la cárcel.

El presidente electo ha tratado de marcar distancia con la administración actual, particularmente en cuanto a política exterior, tema en el que existen muchos asuntos por recomponer, restaurar y reencausar.

Pareciera que tiene la decisión de renegociar o al menos evaluar los términos del acuerdo de tercer país seguro con Estados Unidos, ha ofrecido reestablecer las relaciones diplomáticas con Suecia y ha realizado visitas estratégicas a naciones claves para la geopolítica del país, como Panamá, México y El Salvador. Ha tenido la atinada visión de reunirse con los gobernadores de los estados mexicanos fronterizos con Guatemala, que son muy importantes para el comercio y el turismo.

En esa materia todo pintaba bien; se percibía la ejecución de una adecuada estrategia y un deseo de fortalecer nuestra política exterior... hasta que se le ocurrió visitar a Juan Guaidó.

A nadie engaña. Ese falso interés disfrazado de preocupación por la situación humanitaria que vive Venezuela, no es más que una acción orquestada que busca congraciarse con los Estados Unidos. Y no se trata de que estemos simpatizando con el régimen de Maduro. Pero, por favor, montar toda una trama para intentar ingresar a un país, explicar en migración que llega a reunirse con el pelele que el imperio del norte reconoce como presidente y provocar su natural expulsión, es francamente una acción servil, patética y rastrera.

Que consiguió la atención internacional, es un hecho. Luis Almagro salió de inmediato a condenar la expulsión de Giammattei, en tanto Ecuador ardía en llamas y la OEA no decía una sola palabra sobre esa, que hasta hace poco, era una verdadera crisis. Las principales cadenas internacionales de noticias hicieron eco de la situación, y con ello, el futuro presidente sirvió como la marioneta de Trump para montar una escenita en donde, su otra marioneta, se quedó esperándolo en su despacho de facto con los colochos hechos.

A nivel interno, ésta no es una acción que le sume. Al contrario, hizo pasar al país por otra vergüenza internacional, de la talla de las que hemos vivido con Sandra Jovel los últimos años. Eso, sin tomar en cuenta el desaire -que seguramente sus estrategas no vieron venir- que significa para los guatemaltecos con identidad cervecera el hecho de que haya ocultado su guatemalidad para intentar ingresar a Venezuela con pasaporte italiano. ¿Qué dirán sus votantes, esos que decían que no nos podía venir a gobernar un colombiano?

Ojalá un día podamos construir una política exterior sólida, que enfoque sus objetivos más allá de jugarle el juego a los patronos del norte. El país espera de Pedro Brolo, como futuro canciller, acciones diplomáticas construidas desde la dignidad y el respeto, maduras y consecuentes, que busquen por sobre todo el beneficio de los intereses nacionales. Qué bonito sería tener un gobierno que abriera a Guatemala al mundo, y que contribuyera de alguna forma a rescatar ese nivel de competitividad que se perdió con Jimmy en los últimos cuatro años.

Pero no. Estados Unidos montó el espectáculo con dos de sus marionetas; una de ellas por tomar el poder el 14 de enero. Y Giammattei lo hizo encantado; aprendió el guion y se fue a actuar al aeropuerto de Caracas.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Jorge /

    15/10/2019 6:57 AM

    Una cosa es segura, la mayoría de los guatemaltecos prefiere ver a Alejandro Giammattei tratando de reunirse con Juan Guaidó que antes haber visto a Sandra Torres tratando de reunirse con Maduro... le duela a quien le duela es la verdad.

    ¡Ay no!

    7

    ¡Nítido!

    Karla M. /

    14/10/2019 8:35 PM

    que risa lo viene a decir el UNE boy infilrtrado en semilla pink el chiste se cunta solo.

    ¡Ay no!

    1

    ¡Nítido!

    Hugo /

    14/10/2019 7:06 PM

    "Y no se trata de que estemos simpatizando con el régimen de Maduro."
    Viniendo de la UNE? ¿seguro pues......?

    ¡Ay no!

    2

    ¡Nítido!

    Guillermo /

    14/10/2019 6:26 PM

    Sin duda más de lo mismo, bufones que ponen en ridículo y vergüenza a Guatemala. Que miseria de dirigentes políticos los que tiene este país, sin siquiera el más mínimo sentido común para darse cuenta que van a cometer una descomunal mulada. Pero después de todo lo que hemos visto del inepto de Jimmy, qué más podría sorprendernos?

    ¡Ay no!

    1

    ¡Nítido!

    Julio Najarro. Juliorolandona /

    14/10/2019 11:08 AM

    ME

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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