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La música que influye en la fotografía de González Palma

Este año el prestigioso sello alemán celebra sus 50 años de fundación. Y el laureado fotógrafo Luis González Palma revela el peso de las grabaciones en su obra.

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Esta es una opinión

Fotografía: Luis González Palma

“Cuando escucho los discos, reconozco la historia de cada uno” explica Manfred Eicher, sin sonreír y con tono seguro. “Nunca ha habido un disco fácil. Toda grabación requiere mucha información, concentración, dedicación y pasión. Eso está claro. Hay que crear la atmósfera para alcanzar una búsqueda productiva de música y cuando eso se da, se obtienen discos memorables” afirma, tras grabar más de mil quinientos álbumes. Se trata del propietario, fundador e inspirador del sello discográfico ECM Records, conocido por el subtítulo: “El más hermoso sonido próximo al silencio”, que este año celebra sus 50 años de fundación.

Bajo ese paraguas se ha producido una de las músicas más poderosas, más exploradoras, más universales y más perfumadas ajeno al mainstream de la industria de la música, sobre todo en el género del jazz, música clásica contemporánea y música nueva escrita por artistas notables. Repito, no para la industria comercial, pero sí para un sello independiente de culto y para un numeroso batallón de exigentes melómanos.

Mi experiencia con ECM inició allá por 1983, cuando llegó a mis manos el álbum Offramp, de la banda del guitarrista Pat Metheny. El disco fue revelador, magnético, intrigante y con un acabado estético que desde entonces proponía jazz impresionista. Ganó el Grammy. Y entre el púbico ganó adeptos. El sello ya había engrosado su catálogo con otros de Metheny y junto con él, figuras como Paul Bley, Chick Corea, Gary Burton, Art Ensemble of Chicago, Egberto Gismonti por supuesto Keith Jarret, de quien editó (nunca se había hecho) una caja de diez discos llenos de improvisaciones grabadas en vivo. Y en el terreno de música contemporánea lanzó a Steve Reich y Meredith Monk.

Estética y sonido

Esa música sirvió de banda sonora para la vida de artistas visuales, como el laureado fotógrafo guatemalteco Luis González Palma. “EMC es el sello musical mediante el cual aprendí a comprender el sonido y su relación con el silencio, la sutileza de lo sonoro. Escuchando sus discos tuve la posibilidad de habitar un espacio musical absolutamente ajeno a todo lo que había escuchado antes. EMC ha sido una guía para adentrarme en el espacio creativo y sonoro de la música de nuestro tiempo y en numerosas grabaciones de música histórica, desde Perotin hasta (John) Cage, pasando por Bach. Es un sello que se arriesga en su propuesta, amplio, abierto a nuevas tendencias sonoras de todas partes del mundo. Es un sello filosófico, ha ampliado concepciones musicales desde sus inicios. Hoy es indudablemente una referencia para mí”, confiesa el artista.

Hay que decir que González Palma se convirtió en un asiduo coleccionista de EMC desde 1976, cuando le proveía la tienda de ropa y discos Crisálida, situada en zona 9. Con el correr de los años compró este y aquél disco del sello hasta contar hoy con una colección de cerca de 1,500 de los casi 2,500 publicados.

Como algo no revelado hasta ahora, el planteamiento sonoro de la compañía discográfica fundada en Alemania, influyó directamente en su trabajo. “Totalmente así fue. Más en algunos proyectos que en otros. La idea del silencio, el vacío, conceptos relacionados a la idea de lo ‘etéreo’. Debo comentar por cierto, que los diseños de sus portadas son memorables, han inspirado a generaciones de diseñadores. Su calidad estética es inconfundible y hay varios estudios teóricos al respecto”. Se refiere a libros como, Sleeves of desire y Windfall Light de Lars Müller, Horizons touched: The music of ECM de Steve Lake; y ECM A cultural archaeology, de Markus Müller.

Ciertamente lo que sucede con el artista guatemalteco no es de extrañar si se sabe que mucha de la música de ECM ha sido empleada para decena de películas, de hecho Eicher es un apasionado del séptimo arte. Uno de los documentales nominados al Oscar con su música fue War Photographer, de Christian Freir. Y su relación con directores es estrecha, empezando por Jean Luc Godard. Igual varios discos han sido grabados y dedicados a gente involucrada en el cine, a la imagen, como lo hecho por el pianista italiano Steffano Bataglia, Re: Pasolini, en tributo al director Pier Paolo Pasolini.

Hesiquias es fotografía, pero también es música

Ese detalle extra-artístico en la vida de Gonzalez Palma, devela la influencia que permea su obra, en particular su serie Hesiquias en donde resulta evidente.

Discos memorables de ECM en la vida del guatemalteco son: Keith Jarret, The Köln Concert; Pat Metheny, Offramp; Arvo Pärt, Alina; Jan Garbarek, Rites; y Eleni Karaindrou, Music for films.

Es bueno apuntar que en 1984 apareció ECM New Series, que excedía sus límites del jazz para trasladar música nueva, improvisada a veces y otras todo anotado en la particella, muchas veces basada en las fortalezas de géneros anteriores o inspirada en música antigua como por ejemplo música sacra de armenia para coro y piano con improvisaciones o las folclóricas instrumentaciones del Ensamble Gurdjieff, con una mezcla de sonoridades que resultan arcaicas como experimentales. En esta serie propuso música desde los tiempos pre barrocos hasta los momentos actuales. De la serie destacan el trabajo de Arvo Pärt, György Kurtag, Valentin Sivelstrov, Tigran Masurian, Erkii-Sven Tüür, Helena Tulve, Giya Kancheli y muchos más.

Una curiosidad que ofreció New Series fueron los discos de Stephan Micus, un musicólogo alemán que experimenta con flautas antiguas, voces, pero también con campanas y sonidos producidos con piedras. Una de las grabaciones fue hecha en la alemana Catedral Ulm. Por supuesto el resultado fue profundo y extraordinario.

En verdad, ECM (siglas de Edition of Contemporary Music) es una gloriosa anomalía. Laúd tunecino, pianistas noruegos, trompetistas polacos, jazz libre, exploración con piedras, música clásica, orquestaciones árabes, bandonéon argentino y mucho más es lo que reviste en el aura de este sello, que lo tiene todo. Y eso la convierte en propietaria de uno de los catálogos más distintivos, más ilustres y más completos jamás realizado en materia de música contemporánea. Y ello, a lo mejor, es lo que le ha permitido sobrevivir en estos cincuenta años ante la desintegración virtual de la industria de la música.

Jorge Sierra
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Lleva quince años dedicado al periodismo musical. Ante cada concierto, disco y encuentro con músicos lleva en mano su libreta de notas. Los programas radiales que dirige le han demandado ser un escucha de amplias miras.


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