Su voz empieza a quebrantarse cuando recuerda el fallecimiento de su hermana menor, ella se encontraba en Taiwan y se sentía impotente por no poder acompañarla en sus últimos días ni apoyar a su familia por la distancia.
Martha Lidia Oxí Chum, originaria de San José Poaquil, mujer de 33 años, casada, dos hijas de dos años y nueve meses, respectivamente, es la primera mujer cuatrilingüe en su comunidad. Ella habla cakchiquel como su idioma materno, español, inglés y chino mandarín.
En la familia de Lidia, sus padres no tuvieron la oportunidad de estudiar. “Mi mamá sacó sexto primaria, ella participó en un programa de capacitación dirigido a mujeres en la ciudad de México. Aunque hubiera querido seguir estudiando, las condiciones no se lo permitieron”, comenta. “Ella me transfirió mucho ese deseo de salir adelante y estudiar. Siempre me decía que valía la pena seguir estudiando, y que yo podía”, dice. Su papá no la apoyaba. Él decía que para qué estudiaba si después se iba a casar y ser madre.
Para Lidia, estudiar chino mandarín fue romper los paradigmas. Escuchaba que era un idioma muy difícil, por lo que ella quiso demostrar que sí era posible aprenderlo. “Las mujeres indígenas nos etiquetan con que no podemos hacer cosas. Incluso, cuando me escuchaban hablar inglés, se me quedaban viendo raro solo por el hecho de ser indígena. Estas experiencias me hicieron más fuerte y me motivaron para aprender el idioma y salir adelante”.
Cuando Lidia se graduó de diversificado, se inscribió en la facultad de Medicina. “Fue difícil ya que tenía que viajar todos los días desde San José Poaquil a la capital, 37 kilómetros y seis horas de viaje, lo cual me generaba muchos gastos. Tampoco tenía acceso a recursos como una computadora e internet, ambos indispensables para cualquier estudiante. Tampoco tenía la base estudiar química, biología y física”, comenta.
Un día solicitó una beca CASS para estudiar en Estados Unidos y la obtuvo. Entonces dejó la universidad y dos años después regresó a Guatemala con un título de Administración de Recursos Naturales y con un inglés avanzado. El idioma le proporcionó otras oportunidades. “Trabajé para un call center, luego en el centro de textiles Nim Pot en Antigua Guatemala”. Lidia supo de las becas a Taiwan y, de nuevo, fue seleccionada. El inglés fue un factor determinante. “Me llevó tres meses adaptarme por el idioma, los sistemas, la moneda y no encontrábamos harina para hacer tortillas”, recuerda.
“Fue muy difícil vivir tan lejos, ya que durante el primer año de estar en Taiwan murió mi sobrina, luego mi hermana menor a quien le detectaron un tumor cerebral. Fue muy doloroso pues no pude viajar para poder estar con mi familia. Me sentí tan impotente por no estar con mi hermana cuando más me necesitaba, me afectó muchísimo”, dice Lidia.
Su trayectoria está marcada por grandes retos y satisfacciones, pero también por momentos de dolor y sacrificio. El logro más grande fue que su familia creyera en la importancia de la educación. “Ahora mi papá piensa diferente, es colaborador y apoya las decisiones que tomamos. Muestra de ello es que mis hermanos estudiaron en la universidad”.
Actualmente Lidia trabaja en un colegio de la capital, donde enseña chino mandarín. Sus metas a corto y mediano plazo son aprobar una maestría en Lingüística – ya que habla cuatro idiomas–, y estudiar Administración de Proyectos. También quiere aprender alemán.
Quiero compartir con ustedes por qué escribí acerca de Lidia. Durante muchos años sufrí cuatro formas de discriminación: por ser mujer, indígena, del área rural y pobre. Todo esto me hacía sentir que no valía nada. Sin embargo, tuve oportunidades para salir adelante. Estudié, me gradué y ahora dirijo la Asociación Estrella de Mar que se dedica a la educación, empoderamiento y liderazgo de jóvenes mujeres indígenas en Guatemala. Ahora sé que tengo capacidad y gran potencial para aportar a mi comunidad y mi país.
Escribir acerca de Lidia me da la oportunidad de compartir con los lectores ejemplos de mujeres indígenas que han sobresalido y han roto ese paradigma que nos han hecho sentir desde pequeñas, que las mujeres indígenas no podemos estudiar, crecer, desarrollarnos.
La clave para avanzar está en contar con una educación de calidad que va más allá de los títulos académicos. Tiene que ver con la actitud, el pensamiento y el comportamiento. Si las mentalidades cambiaran, seríamos personas con una mente más abierta, respetuosas, tolerantes y críticas.
Otro aspecto importante es que necesitamos seguir formándonos para llegar al nivel de exigencias del siglo XXI. El manejo de la tecnología y hablar idiomas son habilidades que deben desarrollarse. Sin embargo, estamos aún lejos de esto.
Según un estudio realizado por EF Education First de 2017 sobre el dominio del inglés, Guatemala se encuentra en la posición 54 de los 80 países, con un nivel de aptitud bajo comparado con otros países. Esto también lo refleja el último estudio de la Brecha de Talento presentado por Fundesa que enfatiza en 21 competencias, comunicarse en un segundo idioma es la quinta más importante.
Hay una frase que me compartió y no la olvido: "Norma, no son genios (en alusión a su experiencia en Estados Unidos y Taiwán), sino que tienen acceso a más recursos educativos y oportunidades". Estoy de acuerdo con su comentario.
Fernando /
Yo tengo 26 años, hablo Mam, Español, Inglés y actualmente aprendiendo Alemán, mientras estoy estudiando Arquitectura. Soy de un pueblo mam y son grandes las adversidades que atravesamos y la gran discriminación que tenemos que atravesar, yo nunca he querido irme de mi pueblo pero creo que a falta de oportunidades y empleo tendré que emigrar a la ciudad capital a trabajar en un Call Center también, pero eso no me detiene de los sueños que un dia sembraron mis ancestros. Y esta mujer es un ejemplo a seguir para mi ahora.
Luis /
Estas historias de la vida cotidiana deben ser ejemplo para todas y todos y muestra que con trabajo duro todo es posible. Gracias Lidia por tu esfuerzo. Chjonte, Grcias, Thank you, Kamsahamnida.
Luciana /
en todo caso seria políglota
Sonia Alicia Pansoy Aguilar /
Yo también tengo una historia que contar, actualmente estoy escribiendo un libro en el que plasmo todos los obstáculos que tuve que vencer para poder ser una profesional, cuando lo termine me gustaría compaerirlo con ustedes y que sirva para Motivar a otras mujeres
Ana /
Interesante, muchas gracias. Me encuentro en proceso de redacción de un libro con entrevistas a mujeres de diferentes lugares del mundo y me gustaría poder llegar a Martha Lidia Oxí. Si es posible, agradecería enormemente su contacto. Saludos desde España.
MARTHA /
Hola mucho gusto, me disculpo por responder hasta ahora. Sería un gusto poder compartir e intercambiar experiencias. Quedo a su disposición oximartha@gmail.com
Ernesto Molina /
Excelente artículo. Bravo Nómada, este es el tipo de noticias que dan orgullo, esperanza, alegría. Felicitaciones Norma Baján. Espero poder disfrutar de sus artículos de ahora en adelante!
Virginia Mazariegos /
Me emociona mucho ésta historia, me da esperanza, siempre he sabido q las mujeres debemos tomar protagonismo positivo en la sociedad, demostrar, no quejarnos, mejor hacer el cambio para una vida mejor, para una Guatemala Mejor!!! Si se puede.
Heidi García /
Felicitaciones Norma, un gran ejemplo de superación para la mujer guatemalteca, siga adelante como ejemplo y sembrándo el interés a la educación en otras mujeres.