Recuerdo que estaba en tercero primaria cuando todos los noticieros reportaban la explosión del transbordador espacial Challenger, ocurrida poco más de un minuto después de su despegue en Cabo Cañaveral. Era trágico e impactante. La causa del desastre fue atribuida a unos empaques que perdían su elasticidad a baja temperatura, provocando una fuga. De lo que ya no me enteré, sino hasta muchos años después, es que en una audiencia televisada alguien demostró la falla de los empaques con un trozo del material, una prensa y agua fría. Esa persona fue Richard Feynman, uno de los físicos más notables del siglo XX.
Cuando empecé a estudiar física en la universidad, no pasó mucho tiempo sin que alguien me recomendara los libros de las Lecciones de Física de Feynman, los cuales ahora están disponibles online. La particularidad de estos libros es que van directamente a la esencia de la física, explicada por alguien que realmente la entendía a profundidad.
Tiempo después leí su libro Surely You’re Joking, Mr. Feynman!, donde relata muchas de las anécdotas a la largo de su vida. De especial interés para mí, fueron los relatos de cuando era estudiante y joven profesor, de cómo el verdadero placer en la investigación científica no está en recibir premios ni reconocimientos, sino en la alegría íntima y extraordinaria de entender y conocer los secretos de la naturaleza.
En 1965 Feynman compartió el Premio Nobel de Física con Julian Schwinger y Shin'ichirō Tomonaga, por la teoría llamada Electrodinámica Cuántica, la cual describe la forma en que la luz y la materia interaccionan.
En la cultura popular existen varias referencias a Feynman. Por ejemplo está la película Infinity, donde Matthew Broderick personifica la historia temprana de su vida. Gracias a la maravilla del internet se puede encontrar la entrevista completa que le hizo la BBC, donde nos cuenta su forma de ver el mundo, la ciencia, la sociedad, la muerte, el futuro, etcétera.
Feynman disfrutaba tocar los bongos. Incluso grabó un disco con varias melodías a base de percusión. Una de ellas se titula “Guatemala Bongo Bash” y está inspirada en los sonidos folclóricos que escuchó durante una visita a Guatemala. El audio de la pieza está disponible aquí.
Richard Feynman nació el 11 de mayo de 1918, lo cual hace el presente año el centenario de su nacimiento. No quería dejar pasar la oportunidad para recordar a un personaje que ha inspirado en parte mi inclinación por la ciencia, por la búsqueda de la comprensión del mundo que nos rodea y por compartir ese entendimiento de una manera sencilla y profunda.
Julio Menchú /
Gracias por compartir el mundo de la ciencia con todos.