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11 Pasos

Por qué apagan su vida (y cómo ayudar a quienes piensan en suicidarse)

Hablar de suicidio es hablar de muchos fenómenos: la vida, la muerte, la depresión.

Blogs Opinión P369
Esta es una opinión

Nuestros demonios

Foto: Flickr / xZad Seguir

Comencemos con este tuit que leí por ahí: “Tengo más ganas de llorar que de vivir”. ¡Vaya manera de capturar la esencia de una depresión!

Tratar con depresión y riesgo suicida radica muchas veces en diferenciar entre una persona que  quiere morir y una que ya no quiere vivir así: con poca capacidad de disfrutar, sin sentido, sin sensación de logro o placer.

Como quien no es diabético no entiende qué quiere decir que se le “suba el azúcar”, quienes no han experimentado una depresión no entienden el peso constante aún en tareas cotidianas y no cachan que no sólo es “cambiar de actitud”. Una depresión impacta de manera importante el resto de la vida. Enfrentarla requiere lo mismo que enfrentar a la diabetes: diagnosticarla bien, intervenciones en el estilo de vida, tratamiento constante y algunas veces hasta medicación.

Reconocerla es el primer paso para recibir ayuda. Estas son algunas señales:

Si usted, o alguien que conoce manifiesta algunos de estos síntomas, es importante consultar a un especialista para que:

  • Haga un diagnóstico adecuado.
  • Evalúe la ruta más apropiada para su tratamiento.

Como gremio dedicado a la salud mental, los psicólogos hemos avanzado muchísimo en cómo abordar las depresiones y atender sus consecuencias. No sólo se trata el suicidio como tal, sino también conductas “parasuicidas” que atentan con la calidad de vida (adicciones d, trastornos alimenticios, estilos de vida sedentarios, etcétera) y con la duración vital.

Sin luz

Uno de los entrenamientos más importantes que recibimos al dedicarnos a la salud mental es cómo lidiar con el suicidio que es tan incomprensible y pareciera ir en contra de la pulsión fundamental del ser humano: la pulsión de vida.

¿Cuál es la diferencia entre aquellos que lo han perdido todo por el volcán y se aferran a la vida en condiciones precarias y quienes al parecer lo tienen todo y deciden desprenderse? La diferencia está en la ubicación del “enemigo”. En el primer caso, el demonio está afuera, en el segundo es propio e interno.

Como el oncólogo que lucha por preservar la vida de su paciente de la mejor manera, en las distintas fases de un cáncer, así cuando nos enfrentamos a ideas suicidas, nos vemos enfrentados a depresiones que atentan en sus distintos niveles en la unión entre la vida y el cuerpo, y a la diferencia entre vivir y sobrevivir.

No es lo mismo un adolescente que en su ímpetu impulsivo ejecuta un acto permanente para una situación circunstancial  –perder un año escolar, terminar una relación amorosa–, que una persona que se halla sin salidas por una serie de problemas de la vida, ni aquella que aparentemente lo tiene todo y decide morir.

Para entender el suicidio hay que entender no sólo la muerte sino la vida. La vida lucha por ser –como el vástago de grama que vemos crecer en el asfalto–, pues en nuestro programa humano está sobrevivir. Por lo mismo, no podemos quitarnos la vida decidiendo sólo no respirar, por lo que los métodos a implementar en un suicidio deben ser externos y contundentes. Nuestro cuerpo no sólo se deja arrebatar la vida hay que luchar para eliminarla, tanto como hay que luchar para mantenerla. Así, como profesionales de la salud, no sólo peleamos para que la persona se mantenga viva, sino encuentre algún placer en vivir y mejore su experiencia humana.

Hay mucho por hacer, y enfrentar estos procesos es de lo más complejo y duro que nuestra profesión propone, pero los que nos dedicamos a esto, sépalo usted, estamos dispuestos a enfrentarnos al más profundo desasosiego, a las fauces de la bestia más fea y acompañar los más desoladores relatos para preservar la vida en su mejor versión: la posibilidad de experimentar consuelo, compañía y comprensión.

Si trato con demonios, es porque los conozco bien.

SOS, SOS, SOS

El riesgo suicida es algo a tomar en serio, busque ayuda, se puede vivir mejor, se puede vivir.

Claudia Castro Ruiz
/

Orgullosa guatemalteca. Dice mi mamá que soy heredera de hadas y amazonas, y que soy psicóloga porque no he querido ser psíquica. Me fascina la mente humana. Del mundo y su magia, lo que más me interesa es presentárselo amablemente a mi hija.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Isabel Leiva /

    21/01/2020 4:51 AM

    Muy intetesante
    Sobre todo gracias por compartir los teléfonos de emergencia para ser directos
    Completamente de acuerdo en que se necesita vivir una experiencia de estas para entender el tema
    La depresión no es algo fácil de tratar y requiere de mucho apoyo del entorno, sobre todo familiar
    Gracias!

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Jimena Arce /

    26/07/2018 12:10 PM

    Hola Claudia, he dado miles d envueltas tratando de conseguir alguna manera de contactarte. A donde podría escribir ya que una persona cercana necesita de tu ayuda y quisiera ver si pudieras tratarla. Mil gracias

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Julio Menchú /

    20/06/2018 5:03 PM

    Gracias por apoyarnos con esta lectura, siempre es bueno para poder reconocer en si mismo y en los demás de ser necesario.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    janeth silva /

    18/06/2018 9:57 PM

    Soy una mujer mayor de 50 años, solitaria, sin esposo, sin hijos, vivo sola y si me entra a veces la depresión, claro jamas me he sentido abandonada, solitaria, dejada, sin aliento de vivir o si acaso con ganas de morir, sin embargo a veces me afecta la soledad, pero, trato de controlar mi tristeza, creo que el secreto de controlarnos es dentro de nosotros mismos, o sea nuestra mente, nuestro cerebro, ahi de donde salen esos pensamientos negativos, esas ideas vagas que nos vienen derrepente, que nada vale en la vida, el desgano de hacer las cosas, el abandono de nuestro ser, de nuestros actos, de salir, de no hablar con la gente, de encerrarnos, ahí en ese punto que tenemos en nuestra cabeza, es en ese preciso momento cuando nosotras mismas nos hundimos y nos envolvemos dentro de una concha, es en donde debemos ser fuertes, y decirnos a nosotras mismas, NO, no le voy a dar cabida a la depresión, no voy a caer en el juego de mis pensamientos negativos, luchare por salir de esto, yo controlo mi mente, yo soy dueña de mis pensamientos, soy dueña de mis actos, yo soy mas fuerte que lo que me quiere derrotar, así que haré esto, saldré, buscare ayuda, me consentiré, es mi vida y yo me amo, me cuido; pues nos damos cuenta que la única persona que nos puede ayudar: somos nosotras mismas, debemos ser nuestra spicologa, nuestra mejor amiga, vernos al espejo, somos lindas, somos bellas, y sí que somos hermosas, somos la creación de Dios, tenemos la dicha de estar en este mundo lleno de aire, luz, oscuridad, agua, sol, que mas podemos pedir, o sea dominar nuestro cerebro, es quien lo mueve todo desde cabeza hasta los pies, y eso es lo que me mantiene viva, día a día, momento a momento, y le doy gracias a mi Dios por ser parte de ella.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

      Claudia Castro Ruiz /

      19/06/2018 5:03 AM

      Hola Janeth, hay asesorías espirituales en la mayoría de las iglesias. Su fé la puede ayudar ar tratar estos síntomas que describe. Si escribe a Nómada, le encuentro un asesor espiritual de su religión específica con mucho gusto.
      El mail es nomada@nomada.gt

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!

    Jorge /

    17/06/2018 3:57 PM

    No dijo mucho

    ¡Ay no!

    2

    ¡Nítido!

      Claudia /

      18/06/2018 6:06 AM

      Qué quería saber?

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!

    Rolando Alecio R. /

    16/06/2018 9:50 PM

    Había comentado que me parece un excelente análisis sobre los fenómenos de la depresión y del suicidio y había agregado dos links de canciones, a propósito de esa problemática, de la cantautora costarricense María Prétiz; al parecer, por ese motivo eliminaron mi comentario. Bueno, les sugiero buscar en Internet las canciones "Yo he estado ahí" y "Jardines", la primera describe un proceso depresivo, con una sensibilidad increíble y, luego, la otra; habla de la gente que lucha contra ese fantasma.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Yo no me llamo Javier /

    16/06/2018 6:29 PM

    Es interesante saber que en Guatemala más o menos la proporción de suicidios es de 8 hombres por cada diez; las mujeres utilizan más el veneno que los varones que optan por el ahorcamiento. Hay más suicidios de día que de noche y son los jovenes solteros los más propicios a tomar la determinación de acabar con sus vidas que los adultos maduros y mayores.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

      Claudia /

      18/06/2018 6:05 AM

      En general los hombres son más efectivos en suicidarse, aunque la percepción que las mujeres son más propensas a la depresión.
      Los trastornos afectivos pasan sub diagnosticados en hombres.

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!

    Roberto Sáenz /

    14/06/2018 5:44 PM

    He tenido conocimiento de 3 casos de suicidio, 2 personas que conocía, y me pregunto qué fue lo que pudo llevar a estas personas a quitarse la vida, tuvo que haber sido una mezcla de situación difíciles, y es de mucho observar pues aparentemente llevan una vida normal, pero que esperanzador es saber que hay instituciones a las que se puede acudir para pedir ayuda. Interesante nota.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Call me Ishmael /

    14/06/2018 1:59 PM

    Excelente artículo, que gran aporte a la sociedad guatemalteca. Acertado todo lo escrito, quienes hemos estado en una depresión profunda y larga, primero causados por demonios externos que se convierten en internos sabemos de lo que hablás. Y sí, los psicológos son tan útiles. Le debo mi despertar a una psicológa. Si se puede salir de ese túnel, volver a vivir a reír, tanto así que uno no quisiera ni dormir para aprovechar la vida, vivir, vivir, vivir. Como dijo Frankl, tener una meta y luego otra y otra, es la clave. O como Camus que decía que nuestra alegría y la pasión de y por vivir deben de ser la mejor forma de revelarnos contra la apariencia absurda que a veces tiene la existencia. Total, el propòsito de la vida cada uno se lo debe dar.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Rolando Gomez /

    14/06/2018 1:55 PM

    Aclaro, no soy profesional del campo de comportamiento humano o cosa que se le parezca, pero he vivido muy, muy, de cerca dos suicidios. El suicida, ese que no solo esta haciendo mates o queriendo llamar la atencion, no manda avisos, se empeña, exitosamente en ocultar su condición e intenciones y es, por lo general, en esos ultimos dias de vida, una persona muy ordenada, diligente y discreta.
    El suicidio, creo que no es algo que surge asi por asi. No nace la idea producto de una mala racha, un mal negocio, un rompimiento, etc. La idea o deseo del suicidio es una idea que se planta en el individuo a muy temprana edad, pero toma tiempo alinear todos los factores necesarios para materializar la idea. Mis hermanos, en diferentes momentos, cometieron suicidio estando en los mejores momentos financieros, sentimentales y sociales de sus vidas, así que descarto por completo que alguno de esos factores tenga influencia directa en el hecho. Mas lo atribuyo a una condición o propensión genética y por tanto hereditaria, que inclina a los individuos a buscar una terminación de vida en el momento que ellos creen adecuado. Hay una debilidad de carácter, no identificada, que facilita al suicida planear y ejecutar su suicidio. Es como ya tener alineados 9 factores y hasta que ese ultimo décimo factor se presenta es cuando estamos en la posibilidad de suicidarnos.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

      Claudia /

      18/06/2018 6:08 AM

      Estoy de acuerdo con que las decisiones que se toman en silencio son más difíciles de detectar y tratar.

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!



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