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Tirar las pastillas en el inodoro y el problema de los contaminantes emergentes

Los tiempos inevitablemente están cambiando, y para la sociedad esto puede significar lidiar con problemas ya existentes, así como enfrentar nuevas dificultades. Entre estas, la presencia de nuevos contaminantes ambientales. Lo que preocupa es que, en países en vías de desarrollo, esto no recibe la más mínima atención, usualmente debido al pensamiento de que, si no lo vemos, entonces no está ahí.

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Esta es una opinión

Foto: hgrupoeditorial.com

Desde muy pequeños, nos enseñan que la contaminación es mala, que no hay que tirar basura, que el humo de los vehículos contamina el aire, que incluso el ruido y el usar mucha electricidad tiene consecuencias negativas al medio ambiente. Sí, todo eso es cierto, pero con el paso del tiempo, nuevos problemas empiezan a emerger, y lo peor de todo es que a veces no nos damos cuenta de ello.

Este es el caso de los contaminantes emergentes, un grupo de sustancias y materiales que hasta hace algunos años no eran un problema de gran magnitud, pero que ahora son un verdadero dolor de cabeza en todas partes del mundo. ¿Que incluyen estos contaminantes ambientales? Fármacos, productos de consumo y cuidado personal, pesticidas, hormonas sintéticas y disruptores endocrinos, y plásticos, incluyendo también a los famosos micro-plásticos.

Lo grave de la situación es que muchos de estos compuestos tienen la capacidad de causar daño ambiental severo, incluso en cantidades bastante bajas. Es decir, ni siquiera sabemos que están presentes en el ambiente, y es necesario usar instrumentación química-analítica avanzada para determinar su presencia y concentraciones. Este problema es tan grave que muchos contaminantes emergentes se encuentran incluso en el agua potable de países líderes en tecnología de purificación. Imagínense ustedes el problema al que se enfrentan los habitantes de países con plantas de tratamiento básicas o sin plantas de tratamiento.

Empecemos por los fármacos y hormonas sintéticas, siendo muchos de estas clasificadas como disruptores endocrinos. Cuando una persona ingiere medicamentos, estos son eventualmente desechados en la orina o en las heces. También, medicamentos vencidos o que no fueron usados, muchas veces son desechados incorrectamente en el inodoro o lavamanos, introduciéndose a ecosistemas que usualmente son utilizados por la misma población.

Fuente: aus der Beek, et al. (2015). ET&C.

En un estudio global del 2015, publicado en la revista científica Environmental Toxicology and Chemistry, los investigadores presentaron datos de 71 países en cuanto a la detección de fármacos en cuerpos de agua, y encontraron un total de 631 sustancias, muchas de ellas por encima de concentraciones aceptables. Frecuentemente, la mayoría de contaminantes ambientales se encuentran en niveles con el potencial de causar daño significativo. Vean el mapa global de abajo; este muestra el número de fármacos detectados en aguas superficiales, aguas subterráneas, y agua potable en cada uno de los países evaluados.

Mientras más intenso el color, más es la cantidad de fármacos detectados. ¿Lo triste?, vean a Guatemala, ni siquiera hay datos sobre esta situación en el país; al menos no de evaluaciones y estudios de dominio público, a excepción de una tesis de Lic. Elisandra Hernández, de la facultad de ciencias químicas y farmacias de la USAC, en donde se reporta la presencia de fármacos en los ríos Las Vacas y Villalobos, pero lamentablemente no se le pudo dar el seguimiento necesario.

La Universidad de York en el Reino Unido es líder en un proyecto global para identificar y medir la concentración de fármacos en ríos, lagos, y demás cuerpos de agua (globalpharms.org). Tan solo en el Reino Unido se consumen aproximadamente 2.7 billones de pastillas de paracetamol al año, cuyo ingrediente activo es el acetaminofén, ese fármaco que usualmente se toma para tratar diferentes tipos de dolor. El acetaminofén es uno de los fármacos comúnmente encontrados en cuerpos de agua, e incluso en agua potable.

La fauna silvestre que habita ecosistemas que reciben estos contaminantes es la más afectada, ya que algunas especies están constantemente expuestas a esos compuestos, causando serios daños a las poblaciones. Uno de los problemas más graves y que ha sido expuesto en muchas plataformas de información internacionales como National Geographic, es la feminización de peces macho. Una gran proporción de disruptores endocrinos corresponden a hormonas sintéticas con la capacidad de modificar procesos biológicos de reproducción, causando que peces machos puedan producir huevos. ¿Qué pasa si en una población los machos dejan de hacer su trabajo? Pues no habrá más reproducción, y esas poblaciones eventualmente desaparecerán.

Un problema de película

Vamos ahora con un grupo de contaminantes emergentes que son protagonistas de una película reciente llamada Aguas Oscuras o Dark Waters. Estos son los compuestos per- y poly-fluoroalquilados; también conocidos como PFAS. Estos son compuestos químicos sintéticos, es decir fabricados por el hombre. Se encuentran en cientos de productos utilizados en el hogar, y existen más de 5,000 tipos diferentes de PFAS según la Administración de Alimentos y Drogas de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés). Lo interesante de estos compuestos es que su uso inicia en los años cuarenta, pero no es hasta hace poco más de una década cuando se empiezan a ver serios problemas de salud en personas y fauna. ¿Quiénes de ustedes usan sartenes de teflón? La empresa que inició la producción de teflón usaba PFAS. De esto precisamente trata la película que les mencionaba, y está basada en hechos reales.

Hace poco, por este mismo medio, compartí un texto sobre los resultados de un reciente estudio que hicimos en el laboratorio al cual pertenezco. En él, pudimos ver como la exposición a algunos contaminantes emergentes, entre ellos algunos PFAS, pueden ser causantes de enfermedades asociadas al metabolismo de grasas, tales como la obesidad e hígado graso. Es muy probable también, que personas que han sido expuestas a teflón y otros productos de uso cotidiano que contienen PFAS, puedan tener estos compuestos químicos acumulados en sus cuerpos, ya que estas sustancias son tan estables que no pueden ser desechadas del cuerpo fácilmente.

¿Qué hay de los plásticos? Estoy seguro que todos hemos visto en internet y televisión fotografías de animales marinos envueltos en bolsas de plástico y otros desechos. Sí, es triste ver como nuestra poca capacidad de manejar esos desechos e incluso de evitar usarlos, lleven a la degradación de ecosistemas tan valiosos. Lo admito, yo he sido culpable de usar plásticos y creo que todos lo hemos sido. La idea es evitar su uso, ya que los plásticos tampoco son degradados fácilmente, y necesitan de cientos de años para desaparecer de forma natural. Mientras tanto, los encontramos como uno de los más grandes problemas de contaminación emergente alrededor del mundo.

Pero hablemos de los micro-plásticos también, esos que casi no podemos ver. Para que una partícula de plástico sea clasificada como micro-plástico, esta debe medir menos de 5 milímetros de diámetro o longitud, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés). Decir que los micro-plásticos son el “hot topic” de los contaminantes emergentes, es decir muy poco. Una gran parte de la comunidad científica los está investigando; todos quieren saber de qué se trata este tema. Y eso es muy bueno, porque hay mucha preocupación sobre los efectos de micro-plásticos en la salud, ya que estas partículas se han encontrado en alimentos, muestras de sangre y otros tejidos humanos.

El problema con los micro-plásticos es su bioacumulación y biomagnificación. ¿Qué significan estos términos? Bioacumulación corresponde a la habilidad de un compuesto químico, una sustancia o un material para acumularse en un ser vivo, usualmente después de ser absorbido. La biomagnificación, es la capacidad de ese compuesto, sustancia o material de incrementar su concentración a manera que los niveles tróficos también incrementan. Por ejemplo, supongamos que, en un lago contaminado con microplásticos, un insecto acuático absorbe cierta cantidad de partículas que se acumulan. Ese insecto luego es el alimento de un pez pequeño, que ahora tienen acumulados los microplásticos encontrados en los insectos que consumió y también los que absorbió directamente del agua. Ese mismo pez es ahora consumido por un pez más grande, que ahora acumula los microplásticos que absorbe del agua, de los insectos consumidos por los peces pequeños, y de los mismos peces pequeños. Para cuando este pez grande llega a la mesa de una persona, ¿se imaginan la cantidad de microplásticos acumulados y cómo la concentración de estos fue magnificada? Da miedo, ¿no?

Todo esto es solo una pequeña introducción a la grave problemática de la contaminación emergente. Mi objetivo es que, así como muchos países alrededor del mundo reconocen esta problemática, Guatemala también lo haga. Evitar este tipo de contaminación emergente no es fácil. Su mismo nombre lo dice, es emergente y por tanto aún hay muchos estudios llevándose a cabo para entender este tema a fondo. Entiendo también que, en países en desarrollo, reducir este tipo de contaminación es demasiado difícil. No se cuenta con plantas de tratamiento con tecnología de vanguardia para remover estos contaminantes “invisibles”, hay muy poca inversión en investigación para determinar acciones basadas en ciencia, y sobre todas las cosas, hay un déficit muy marcado en educación para que la población pueda comprender los riesgos de la contaminación, y porque es importante evitarla.

Ecotoxicología en Guatemala

Como reflejo de la disposición de muchos profesionales en Guatemala y guatemaltecos en el extranjero para dar a conocer los riesgos, manejo y posibles soluciones a contaminación emergente, específicamente en ecosistemas acuáticos, aguas residuales y agua para consumo, extiendo la invitación al foro virtual “Ecotoxicología en Guatemala”, el día lunes 31 de agosto del presente año, empezando a las 9:00 a.m. por medio de Zoom. El registro es gratuito, pero el cupo será limitado. La invitación será distribuida por redes sociales y otros medios de comunicación, así como de mi Twitter @MEFranco91.

Sabemos que los retos son muchos, los obstáculos aún más, pero al menos en Guatemala, sé que hay personas que quieren hacer las cosas bien y que quieren trabajar en estos temas. Ya hay trabajos de tesis evaluando la presencia de microplásticos, por ejemplo. Hay quienes tenemos experiencia en este tipo de contaminantes emergentes, y estamos ansiosos por compartir información con toda la población. Por esto, quiero exhortar a que pongamos más atención a esos problemas que pensamos inexistentes, pero que están ahí. Como siempre digo en mis textos, eduquémonos y nunca dejemos de aprender.

Finalmente, agradezco la contribución del Lic. Pablo Mayorga, director de Servicios y Productos Ambientales (SEPRA) y uno de los organizadores del foro, en la estructuración de este texto.

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Estudio en Environmental Toxicology and Chemistry.

Marco E. Franco
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Científico. Especializado en toxicología ambiental y molecular. Utilizando la ciencia para entender el daño que le hacemos al mundo. Afortunado por tener la curiosidad de un niño y motivado por las ganas de aprender. Fanático de pensamientos lógico-analíticos, y de experimentar en el laboratorio y la cocina.


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