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“Willy, estoy con vos” y otras mentiras piadosas

La soledad es la única certeza que se tiene cuando se está en el poder. Dicha frase, palabras más, palabras menos, la repiten los gobernantes que terminan su tiempo dirigiendo un país. Pero para el vicepresidente Guillermo Castillo, la soledad está llegando acompañada de tempraneras y grotescas deslealtades, provenientes de sus más cercanos; de sus correligionarios.

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Esta es una opinión

Giammattei y Castillo, tras el triunfo electoral. Foto: Carlos Sebastián.

A lo mejor son los financistas de campaña, compañeros de partido, o hasta el mismo Alejandro Giammattei al que le resulta incómodo que Castillo sea el segundo al mando en la Presidencia. Quizás sea por sus muestras de cercanía hacia algunos personajes que le son incómodos al Pacto de Corruptos, por su don de gente, o su capacidad de admitir cuando el gobierno se ha equivocado.

O de pronto hay cosas más oscuras entre los telones de Palacio Nacional y Casa Presidencial que no han salido a flote aún, y que hacen que el vicemandatario constituya una seria amenaza para los intereses y negocios de los sectores que, a estas alturas, sabemos con total certeza defiende el señorón de ascendencia italiana y corta paciencia.

Lo cierto es que Castillo ha tendido más puentes que muros, en comparación de su compañero de fórmula. El problema radica en que la Vicepresidencia, así como puede ser un espacio de gestión eficiente que contribuya a la labor gubernamental, políticamente también puede ser neutralizado y fácilmente suplantado por otros actores.

En ese contexto, hemos visto cómo en los primeros seis meses de gobierno se le fue marginando y aislando de forma paulatina. Su voz no ha sido tomada en cuenta dentro del gabinete, y muchas de sus funciones estratégicas las asumió desde el inicio de la pandemia un muchachito cercano a Giammattei, que articula con mucha más autonomía que el mismo vicepresidente.

Atado de manos, y quizás condicionado por la indiferencia con la que ha sido tratado, optó por callar y asumir un rol discreto en estos críticos meses. Mas, cuando recién se hizo pública la solicitud de retiro de antejuicio en su contra, Castillo rompió el silencio y afirmó, con un poco de temor, que “hay tanto qué hablar de esto”. Es decir, el alacrán lo tiene el mismo vicepresidente dentro de la camisa, y él lo sabe.

Pues bien, si en este momento se ha convertido en el cordero a ser inmolado por el bien de los intereses que defiende Giammattei y sus secuaces, el vicepresidente tiene a su favor no solo la posibilidad, sino la oportunidad de develar todos los secretos, tramas y situaciones siniestras que se estén dando al interior del gobierno, y demostrar así que no es alguien que se deje pisotear tan fácilmente.

Resulta ser una bajeza enorme, que se esté impulsando un proceso espurio de desaforo en medio de una crisis sanitaria que está por pasarle enorme factura al país, a causa de la ligereza con la que ha sido manejada por el gobierno. Peor aún, ante la vista gorda de quien, en teoría, debería ser su principal aliado.

Pero si Castillo decide mantenerse prudente, la batalla la tienen ganada sus adversarios.

Denunciar y resistir son los pasos que, en este momento, le quedan por dar si quiere que su episodio por la Vicepresidencia sea recordado y reconocido. De hacerlo, obtendría el respaldo de muchos sectores sociales y de la ciudadanía que, como lo demuestran las encuestas de popularidad, tienen a Giammattei con un tremendo desgaste que ningún mandatario había tenido en tan poco tiempo, en los últimos 20 años.

El presidente ha estado expuesto a ser infectado por COVID-19. De hecho, ministros y viceministros fueron alcanzados ya por el virus. Tomando en cuenta el estado físico de Giammattei, su hipertensión y su explosivo carácter, la posibilidad de un colapso o que no pueda resistir a un contagio son notorias.

Y no, no estamos deseando que eso suceda, pero es un escenario realista. De pasar, Castillo ocuparía su lugar, lo cual podría darle un giro y a lo mejor un respiro a la esperanza de este bizarro país.

Por lo pronto, la palmadita que en la espalda dio Giammattei a su compañero de fórmula, sonó tan falsa como su compromiso con la lucha contra la desnutrición y el combate a la corrupción. “Willy, estoy con vos” y otras mentiras piadosas, ya las cachamos en el aire.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Juan jose rodil peralta /

    05/08/2020 11:26 AM

    Estoy a?su disposicion viceprecedente. Ah honorem jj roril peralta

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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