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¿Y si el que tiene que salir a la calle fueras vos?

Cuando entendés la empatía es imposible no preocuparse por el otro. Es imposible no pensar qué pasaría si fuera yo quien tuviera que rifarme diariamente la vida para llegar a un trabajo que me sirve, no para realizarme como individuo, sino para subsistir.

Blogs Blogs Fernando Barillas P369
Esta es una opinión

Guatemaltecos en el primer día de las nuevas disposiciones. Foto: Carlos Sebastián.

Qué sería de mi si tuviera que abordar el transporte público bajo estas nuevas condiciones de reapertura. Esta vez no correría únicamente con el riesgo de que me asalten, o que resulte malherido bajo los hierros retorcidos del autobús extraurbano accidentado consecuencia del piloto imprudente, sino que, además, enfrentaría el temor latente de contagiarme de COVID-19.

No puedo dejar de ponerme en los zapatos de quien nuevamente tiene que salir de casa a las 5 de la mañana para volver a eso de las 8 de la noche, porque el tráfico para entrar y salir de la ciudad volvió a ser el monstruo asfixiante de siempre; y retornar agotado, tenso y mal alimentado, sin más ganas que buscar la cama y descansar, a costa de compartir unos minutos con los suyos.

Con este escenario, las probabilidades de infección son más fuertes que nunca. De suceder, toca prever un doloroso proceso de deterioro físico y una agonía emocional para la familia, alimentada por la impotencia. Sin poder respirar, la muerte es casi un hecho.

El personal médico, ese que definitivamente no fue tomado en cuenta en la imprudente decisión de reapertura dictada por el presidente, ya no puede más. Está literalmente sin fuerzas y sin alicientes. Los hospitales están colapsados a pesar de que el Ministerio de Salud Pública ha contado estos meses con los recursos suficientes para proveer un servicio digno y eficiente. Pero el país, dijo Alejandro Giammattei, no puede detenerse.

Con menos empatía, eso es seguro, pienso también en quienes, a pesar de tener las condiciones para hacerlo, se han rehusado a sacarle algo bueno a este tiempo de encierro. Pienso en quienes siguen viviendo de las apariencias para tapar con ello sus vacíos internos, y necesitan de una salida con los cuates a la playa, al bar o a la disco, incluso a la iglesia, para sentirse amados, valorados, merecedores o trascendentes.

O quienes se ven urgidos de que se abran nuevamente las puertas de los centros comerciales para consumir cosas que no necesitamos, con dinero que no tenemos, para impresionar a gente a la que no le importamos.

La incapacidad de estas personas de enfrentar sus emociones y conflictos internos pondrá en aprietos sanitarios a todas y todos, en particular al Estado que, a pesar de que su premisa principal es garantizar la vida e integridad de sus habitantes, un domingo por la noche se lavó las manos ante la pandemia más desafiante del siglo XXI.

Yo valoro la oportunidad de quedarme en casa, aun con ciertas limitaciones. Agradezco poder aislarme y tener la posibilidad de meterme en mi burbuja de paz y quietud, incluso si el país se derrumba a pedazos. Sin embargo, a menos de que se sea demasiado egoísta, es imposible quedarse consigo mismo y sus propias circunstancias pues al final, nos guste o no, formamos parte de esta maltrecha sociedad.

El retorno a las actividades es un paso necesario e inevitable que debía tomarse en algún momento, pero no es ahora.

Siempre existirán riesgos; está claro. Mas no se puede impulsar una reapertura mientras el Estado no cumple con sus obligaciones frente a la ciudadanía. Nos está dejando a la deriva, desvinculándose descaradamente y teniendo, que es lo peor, los recursos económicos suficientes para hacerle frente a la emergencia de manera adecuada.

Es muy simple pedir que cada uno se haga responsable de sí mismo, cuando quienes en verdad se ven obligados a salir a ganarse el sustento, tienen prácticamente garantizada la muerte si son contagiados. Los más vulnerables, una vez más, no tienen otra opción.

Es fácil decir que tenemos que seguir cuidándonos como ya lo hacemos, hasta que alguno de los nuestros sea obligado a asistir a su lugar de trabajo, porque el patrón no concibe mecanismos operativos diferentes, o porque simplemente se le da la gana constatar que sus empleados producen a la vista de su supervisión.

O bien cuando, por terquedad o aburrimiento, la hermana recién graduada y los primos decidan escaparse a Pana para divertirse y arriesgarse sin necesidad pues, aunque el gobierno diga lo contrario, el estado de alerta es prácticamente cosa del pasado.

No esperemos que las nuevas regulaciones se cumplan. Si el Estado jamás pudo sancionar a las maquilas y otras industrias que siguieron funcionando con normalidad; si no pudo con un control de circulación de vehículos por placas, menos va a poder monitorear el cumplimiento de las nuevas y ambiguas disposiciones.

Todos los caminos de estas medidas inconscientes, basadas en la priorización de la economía por encima del bienestar de los ciudadanos, llevarán a muchísimas personas directo a la emergencia de un hospital en harapos, a la quiebra económica por requerir los servicios de un centro asistencial privado, o al último aliento en este plano terrenal.

A la vista de los egoístas, quien muera a causa del COVID-19 será por su responsabilidad. Justo lo que el gobierno necesita argumentar para minimizar su inoperancia y mediocridad.

Pasarán a ser simples números, como lo son las víctimas de la delincuencia o de la violencia intrafamiliar. Como bien dice el historiador y pensador Mauricio Chaulón, “en este país si los vivos no importamos, menos los muertos”.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Oliver /

    30/07/2020 9:39 AM

    Me parece atinado, solo falto escribir que el responsable de la inoperancia, de la falta de medicamentos y un sistema de salud colapsado, tiene nombre y apellido. Alejadro Giamattei quien en mala hora, le fuera impuesto al pueblo.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Estuardo /

    28/07/2020 2:00 PM

    Buen artículo, lástima que se chabeleo ña frase de Fight Club sin darle crédito.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Walter Gomez /

    28/07/2020 11:45 AM

    Perspectiva... Eso es importante, también las prioridades, gracias por los comentarios, la empatia será siempre un sacrificio en este país.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Humberto Garcia /

    28/07/2020 9:26 AM

    Muy buen articulo. sigamos adelante

    ¡Ay no!

    1

    ¡Nítido!

    Carlos Diaz /

    28/07/2020 9:04 AM

    Triste realidad el gobierno se lavo las manos, pobre Guatemala

    ¡Ay no!

    1

    ¡Nítido!

    Juan pablo /

    28/07/2020 8:21 AM

    Antes va de decir que porque no abren y alegando, ahora alegando porque abrieron cierren esta pagina mejor.

    ¡Ay no!

    4

    ¡Nítido!

    Mara de castelanos /

    28/07/2020 6:59 AM

    Es la.primera vez que leo un artículo que realmente dice la verdad muy bueno ya no leía nómada pero hoy si valió la pena

    ¡Ay no!

    2

    ¡Nítido!

    Nadia /

    27/07/2020 10:08 PM

    Excelente argumento, me quito el sombrero, por favor siga escribiendo así, sea la voz de todos los chapines

    ¡Ay no!

    3

    ¡Nítido!

    Víctor Monterroso /

    27/07/2020 9:06 PM

    Solo los oenegeros , burócratas, etc desean que todos nos quedemos en casa ... no así los que emprendemos , los que tenemos un pequeño negocio tenemos necesidad de seguir generando para el día a día, quienes son incapaces de generar por lo menos un puesto de trabajo , o por lo menos pagar la renta de un local , SON LOS QUE GRITAN ,QUEDATE EN CASA ... ya estuvo bueno , el gobierno robó, nos engaño hay que abrir la economía, se acabo , necesitamos recuperarnos , habemos gente que ni somos oenegeros , ni burócratas, somos los que arriesgamos nuestra ya devaluada moneda... y con esto del confinamiento FUE EL TIRO DE GRACIA .

    ¡Ay no!

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    ¡Nítido!

      Francisco /

      30/07/2020 9:47 AM

      No necesariamente los oenegeros y burócratas, ese es un estribillo muy cacaraqueado, el emprendimiento encuentra las formas de operar con seguridad, nu ca se piensa en los empleados. El emprendimiento genera nuevas formas de operar no sólo las mismas. Pero que pasa con las personas que se ven obligadas a asistir por un salario mínimo? Aún a costa de su propia vida. Donde tendrán un hospital público que pide medicinas de 16 mil quetzales. Ni un emprendedor puede con eso. Es cosa de logica

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!

    Ervin /

    27/07/2020 8:40 PM

    Es una dura realidad, personas obligadas a exponerse por llevar sustento y los patronos obligando a trabajar sin medidas sanitarias y sin derecho de quejarse si no sin empleo. Personas necias o ignorantes caminando sin el cuidado necesario y posible foco de contaminación.

    Al final de algo hay que morir asi dije un gerente donde trabaja un familiar, pero el trabaja desde casa y los demas a empezar a ir.

    ¡Ay no!

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    ¡Nítido!

    Giovanni /

    27/07/2020 8:39 PM

    Paz y quietud? Respeto que esa sea su opinión pero no creo que nadie esté encerrado en su casa en una "burbuja de paz y quietud" le contaré la realidad sin tanta palabra rebuscada , están los que tienen la gran fortuna de tener un negocio al cual no se presentan si con que envían a sus empleados con pesimas condiciones de seguridad y posiblemente ni proporcionándoles transporte, o probablemente con un trabajo desde casa desde el cual solo sale a la puerta a recibir la comida o los encargos que haya hecho por internet, o quizás ni siquiera trabajando y solo recibiendo dinero, de igual manera esas personas no están libres de que el repartidor pueda tener covid o que en una salida al supermercado adquiera el virus; están los que trabajamos a medias, los que vemos cómo ajustamos para pagar cuentas porque somos parte de la economía informal y cuando salimos lo hacemos con todas las precauciones posibles pero de igual forma no estamos libres de dar positivos al virus; están los empleados, aquellos que mencionaba , los cuales los dueños hacen llegar a los trabajos incluso aunque sean personas de riesgo por enfermedades y por edad, pero por necesidad tienen que salir y los cuales a falta de transporte les toca muchas veces compartir un taxi y eso los pone en mayor riesgo, y luego está el grupo imprudente sin ir tan lejos como mis vecinos, que no usan mascarilla y hacen fiestas los fines de semana o si usan mascarilla la usan en el cuello, incluso con una estación de policía a pocos metros los cuales se hacen de la vista gorda de estás situaciones, personas quitándose la mascarilla para hablar, para toser y hasta asquerosamente para donarse la nariz en la calle. Esto que describe en este artículo no se de que mundo es pero no del que se vive actualmente, esto no es una burbuja de salvedad y protección, es muy probable que la mayoría ya estemos contagiados pero claro, por la discriminación nadie dice, tengo malestar, tengo tos o me siento mal, por qué aparte los hospitales y bomberos no quieren atender a posibles personas contagiadas; esto que vivimos, este encierro esta enfermedad es otra cosa menos lo que describe, es un infierno a medias del que a este punto dan ganas de morir de la desepción, del miedo y una economía que cada día es peor, así que, el hecho que abran la economía no significa que todos saldremos corriendo a los centros comerciales o restaurantes, muchos lo harán por negligencia, pero no todos, así que la próxima vez que quiera hablar de su burbuja fantástica segura, salga de la nube en la que vive y use la lógica para ver la realidad de las cosas tal y como están, por qué están de cualquier forma pero menos de forma segura ni tranquilas y corremos el mismo riesgo fuera que adentro, el gran detalle es como cada uno cumpla con las pocas medidas a las que podemos aferrarnos.

    ¡Ay no!

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    ¡Nítido!

    Juan Desanim /

    27/07/2020 8:10 PM

    Hoy, no puedo estar más de acuerdo con usted autor. Gracias. Se hace necesario que más plumas articulen lo que se intuye en el horizonte para el país.

    ¡Ay no!

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    ¡Nítido!



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