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11 Pasos

Yo no quiero que esto pase

Yo no quiero que esto pase. Yo no quiero que Dios, el Universo o como quieran llamarle, nos libre de este cáliz llamado COVID-19. No quiero que esto pase sin que antes produzca, por lo menos, una pequeña transformación en nuestras conciencias y nuestra sociedad.

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Esta es una opinión

Foto: Carlos Sandoval

Vecinos de la zona 7 en las primeras horas del toque de queda.

Tocar fondo. Muchas veces, a nivel personal y colectivo se hace necesario tocar fondo para quitarnos la venda de los ojos, para comprender que lo que sucede en nuestro círculo cotidiano y en el país no está desconectado; que la realidad no se construye sola, sino que nosotros contribuimos a moldearla desde lo que somos y tenemos adentro. 

Tocar fondo se hace menester para reencontrarnos, para reconocer nuestras sombras personales, abrazarlas; reconciliarnos con nosotros mismos, levantarnos y seguir. 

La pandemia global que hoy enfrentamos como país, con el sistema de salud pública más débil del continente y con una corrupción reposicionada y fortalecida, puede ser ese abismo al cual no llegamos nunca; ese que con cada crisis política y económica creemos haber finalmente alcanzado.

No podemos seguir siendo los mismos; no debemos. Si Guatemala es uno de los países históricamente más desiguales, es porque no hemos sabido equilibrar no solo la balanza social y económica, sino también lo que nosotros somos como individuos. Y reconocer nuestras debilidades no es precisamente una tarea fácil.  

“La vida es un espejo. El mundo que estás experimentando hoy es el reflejo de lo que tienes dentro. Tú creas lo que crees; Tú creas lo que eres.” 

En chino. Sentí que me hablaban en chino cuando a principios de 2018 escuché las anteriores expresiones. Al principio, este tipo de afirmaciones generaron en mí enorme incredulidad y mucho, mucho escepticismo. 

Porque, ¿cómo es posible que estas situaciones de dolor que estoy viviendo las haya creado yo, cuando claramente puedo ver que quien provocó todo esto es una persona o una situación externa a mí? ¿Cómo puedo ser yo mi propio torturador, si son situaciones que vinieron a mi vida sin buscarlas? ¿Qué tiene qué ver este dolor con lo que tengo adentro?

No. Esas ideas no entraban en mi cabeza. 

Sin embargo, cuando el sufrimiento y la ansiedad llegaron a ser insostenibles y sentía que eran más grandes que mis fuerzas, decidí darme la oportunidad e intentarlo. Me di cuenta de que atravesaba mi propia noche triste. Empecé a indagar sobre tales enunciados y descubrí que no solo es una creencia extendida desde quienes han emprendido un camino de reencuentro espiritual, sino que tiene, además, sustento científico a partir de los estudios de Sigmund Freud. 

De acuerdo con la psicología y los primeros estudios realizados por el padre de la escuela psicoanalista, los seres humanos se definen a sí mismos o son hoy lo que son, debido a experiencias sufridas en las distintas etapas de su vida, de las cuales no pueden recordar todo lo vivido. 

Hay un trasfondo en cada individuo que hace que hoy sea y se comporte de una manera determinada. Esta situación provoca, por ejemplo, que cuando una persona juzga o califica a otra, en realidad está poniendo de manifiesto lo que ella es, aunque conscientemente no tenga claridad de que tales aspectos existen dentro de sí. 

Y no solo se trata de lo que cada uno ve inconscientemente reflejado en la interacción con otras personas, sino también de cómo nuestro entorno es espejo de lo que tenemos en nuestra mente. 

En mi caso, me tocó atravesar una situación en donde yo solo creía tener conciencia de que atravesaba un estancamiento de tipo económico, cuando en realidad era mi vida entera, a nivel emocional, profesional y espiritual, la que estaba desequilibrada. 

Todo se cayó a pedazos de un día para otro. El asunto económico era tan solo un aspecto que no manifestaba la magnitud de mis problemas, y no me había dado cuenta cómo el miedo había determinado, a partir de mi experiencia de vida, mi manera de pensar, que estaba llena de creencias limitantes y memorias de dolor que estaban definiendo mi relación con respecto a absolutamente todos los aspectos de mi existencia. 

Porque no nos enseñan a amarnos a nosotros mismos; porque se nos hace creer que la felicidad está en una pareja, en los hijos, en un trabajo, en una carrera, en una religión, en obtener un nivel económico, una casa, una cuenta bancaria, o cualquier otra cosa. Cuando la verdad es que la felicidad parte de un estado mental en el cual cada uno puede ser capaz de controlar los pensamientos que nos invaden y nos hunden en prejuicios, descalificaciones, ansiedad y frustración, para permitir que prevalezca la voz de la conciencia interior, la voz de nuestra esencia. 

Y cuando a pesar de tener los elementos a la vista seguimos sin querer ver, es entonces cuando irremediablemente la vida actúa, y nos empuja a experimentar momentos que desde nuestra construcción mental los calificamos como dolorosos, miserables o difíciles, para que al final comprendamos y nos transformemos. La pandemia del COVID-19, ojalá, venga en este momento a jugar dicho papel. 

Con esto no quiero decir que tengo mi vida emocional bajo control. Al contrario; me falta mucho por aprender y desaprender. Y por lo mismo, yo no quiero que esta crisis pase. 

Puedo entender a los cristianos que claman porque la pandemia sea vencida y volvamos cuanto antes a nuestras rutinas. Mas creo que, regresar para ser la misma sociedad podrida e insensible que somos, que no es más que el espejo de nuestra individualidad, sería una oportunidad desperdiciada. 

Para volver a una cotidianeidad donde prevalece la ley del más fuerte -o del más poderoso-; para volver a un día a día donde lo que importa es que predominen los intereses de grupos dominantes y que ello siga provocando que la brecha entre ricos y pobres continúe expandiéndose. 

Para regresar a una rutina en donde nos creemos dueños y no parte de la naturaleza, en donde bien-tener vale más que bienestar, y donde somos incapaces de reconocer como nuestra la desigualdad que hunde al otro en la miseria. 

Para regresar a seguir acosando y violentando a las mujeres, para seguir haciendo de menos al que no profesa mi misma fe, o para seguir viendo como bicho raro a quien tienen una orientación sexual distinta o una discapacidad… Para seguir así, prefiero que el virus nos dé la lección colectiva de nuestra historia. 

Por eso, yo no quiero que esto pase sin que antes nos transforme. 


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Victor López /

    01/04/2020 2:03 PM

    YO SI QUIERO QUE ESTO PASE : la verdad me estoy quedando sin dinero , me estoy acercando peligrosamente a la bancarrota... el toque de queda me está afectando, mis clientes los estoy perdiendo, mis proveedores están bravos conmigo... por qué será? Quienes viven del estado están felices, no digamos aquellos que han sido voceros de gobierno , esos que se encargan de lavarle la cara al presidente. Ni modo ellos no quieren que pase, la pregunta es cuanto les va a durar el dinero? LA VERDAD YO SI QUIERO QUE PASE ... y por supuesto giammatei no quiere que pase , se está hartando...

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Víctor lopez /

    01/04/2020 1:42 PM

    " yo no quiero que esto pase sin que nos transforme " para comenzar de que vive? Cuanto riqueza logró acumular mientras estuvo en el gobierno de la UNE? Para que piense de esa manera ? Seguramente mucho dinero ... por qué esperar para que cambiemos y que nos " transforme " según sus palabras ... eso nunca va a poder ser... o sea pues , primero nos va a matar el virus hasta que no quedemos ni uno ... y por qué usted a si lo quiere , no señor usted está equivocado. Una cosa es que tratemos de mejorar día a día, pero otra es " transformarnos" y entonces que se vaya el virus... menos mal que la realidad no es así, el virus se va a ir, y quedará en nosotros tratar de cambiar ...

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Marce /

    31/03/2020 9:10 AM

    absolutamente correcto. Cabe mencionar que como un fractal, la historia la vivimos a menor escala y lamentablemente esta pandemia afecta a todo el mundo,como pueblo.es necesario reconocer.nuestras propias faltas pero a mayor escala hay paises de primer mundo que lamentablemente se reflejan a si mismos en su ignorancia al dejar.que la pandemia siga su curso y lideres que hacen "que muchos " como dice la cancion "lleven A cuestas la cruz que otro.debe cargar" estamos poniendo.a prueba nuestra propia existencia. Pero cuando Esa existencia se ve nublada por las decisiones pobres de paises supuestamente ricos Podemos entender Que la sacudida va dirigida principalmente a los lideres a los paises que han oprimido por tanto tiempo.... lo unico malo es que ellos no estan pensando como les va a cambiar Su alma en.estos momentos tan dificiles. Piensan como la economia afectara? se ve.como un.espejo cuales Son sus prioridades.....mientras miles mueren por sus negligencias.. asi es la vida......asi de ilogica. Un Fuerte.saludo y mis felicitaciones por un buen trabajo en el blog...excelentes palabras.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Diana /

    31/03/2020 6:02 AM

    Amé este artículo. La semana pasada tratando de entender lo que estaba pasando le dije a mi esposo que el Covid es culpa mía. Porque lo que es afuera es adentro y viceversa. Huí de mi país con pánico y dejé mi vida. Colombia. Para encontrarme con esta pandemia que me recuerda que no siempre podré huir. Ahora confinada en una linda jaula, con arrepentimiento de haber abandonado mi vida solo por miedo y tal vez egoísmo, recuerdo que esto de la extinción del ser humano y el parar el mundo llevamos deseándolo y diciéndolo mucho. "Somos una plaga", es lo que más leo en redes. Todo este dolor ya sabíamos que venía. Y por más que huyamos hasta el otro lado del mundo, con más creces nos recordará el universo o Dios, que este mundo humano es solo uno y lo que tengamos en nuestra cabeza se refleja en lo que vemos.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Liz Guzman /

    30/03/2020 6:46 PM

    Lo importante es tomar la oportunidad para hacer una re introspección de nuestra propia vida. Solo, si o si, saldremos de esto si con valor reconocemos nuestras emociones, las asumimos y resolvemos, todo ello, con positivismo. Este es el inicio de grandes cambios para nosotros como personas indícales y cómo parte de un todo.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Tumiko Tachuko /

    30/03/2020 1:48 PM

    La humanidad se ha convertido en el coronavirus para la Madre Tierra-

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Erwin Herradora /

    30/03/2020 1:22 PM

    Ya era hora que el planeta nos pase la factura por tanta contaminación que nosotros mismos le hacemos y para muestra un botón vean las imagenes de El canal de Venecia.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Jose /

    30/03/2020 11:15 AM

    Para mí humilde forma de pensar, de una u otra manera; lo que está pasando es una defensa de nuestro planeta a tanta barbarie ambiental que estamos cometiendo los humanos.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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