Había pasado un mes y medio en Estados Unidos por invitación del Presidente Barack Obama a través del primer programa para emprendedores de América Latina y del Caribe llamado Young Leaders of the Americas Initiative YLAI, financiado por el Departamento de Estado. Un vacío invadió mi cuerpo, inundando mis pensamientos en el futuro que nos depararía.
La victoria republicana fue un duro golpe para los logros alcanzados durante la administración de Obama. Pero para alguien como Trump, alcanzar la Presidencia de los Estados Unidos es una burla a la seriedad, preparación, respeto y protocolo que merece el cargo. Hillary Clinton, que posee todas esas competencias, en cualquier otra democracia hubiera ganado las elecciones, teniendo más de dos millones de votos a favor que su oponente – más allá de las críticas que tiene. Ahora una avalancha golpea a Trump con sus designaciones oscuras a jefes de gabinete y los reportes de la CIA sobre la injerencia de Rusia en las elecciones.*
Constantemente recordaba las semejanzas con las elecciones de Guatemala: una ex Primera Dama –fuertemente cuestionada– y nuestro actual Presidente –un comediante y ‘celebridad’ sin experiencia política. Este fue un logro contra la ‘vieja política’. No obstante, su liderazgo ha sido tachado por su equipo y políticas inestables e incoherentes. Y sin embargo, lo que me llama más la atención, es lo lejos que llegó el tercer candidato, megalómano, casi alcanzando la presidencia dos veces.
Este distanciamiento de la ‘diplomacia’ para taladrar directo al núcleo del egoísmo del ser humano está ganando momentum de forma galopante e inquietante en grandes economías. La nueva triada de fuerzas neo-fascistas: Trump, Brexit y Marine Le Pen, es un atropello a la diversidad y una creciente legitimidad al reino de la intolerancia.
Más allá de guerras y migración forzada, estoy atónita de la respuesta popular contra el escape humano hacia la vida. No hay una ideología coherente: tendencias recientes de ultra-nativismo (resentimiento religioso y xenofobia) o bien proteccionismo político/comercial frente al libre mercado.
Nuestra generación quiere generar impacto. Participamos en organizaciones que enfocan el liderazgo en busca de retornos sociales. Nuestros intereses difieren de los ‘negocios de costumbre’ (business as usual) ya que cultivamos el cambio. Estamos inconformes por la gobernanza pública y privada, generamos y participamos en colectivos para mejorar el estado del mundo al comprometernos activamente en los temas de la agenda local y global. Decimos que queremos cambiar el mundo y lo estamos haciendo desde nuestra perspectiva. Sin embargo, viene otra ola que quiere un diferente tipo de cambio.
El populismo, como lo estudié en mi clase de Política Comparada hace más de una década, era un fenómeno en auge con los gobiernos de izquierda de América Latina. Ahora, este mecanismo es aprovechado por la extrema derecha en economías desarrolladas de forma directa y despiadada.
Hemos sido empoderados para ser escuchados a través de manifestaciones, medios y redes sociales, oponiéndonos de frente a procesos gubernamentales (como Guatemala y Brasil, NO ante el plebiscito en Colombia, Brexit, y ahora Italia*). No solamente son los negocios que están cambiando, también lo está haciendo la política como de costumbre (politics as usual).
Mi mente reflexiona en la reciente edición de la revista Foreign Affairs ‘El Poder del Populismo’ y su imagen de portada de Grant Wood, ‘American Gothic’. Representa la Americana del siglo 19 – un granjero y su esposa. Esto retrata perfectamente los estados republicanos. ¿Qué significa Hacer America Genial Otra Vez (Make America Great Again)? ¿Ese ‘otra vez’ es despedazar y hacer trisas todos los avances en derechos, diversidad e inclusión? Este debe de ser el cambio que otros quieren como respuesta de estar hartos de tanta apertura y solidaridad.
‘Amo a las personas no-educadas’ (‘I love uneducated people’) decía Trump en uno de los anuncios de Hillary durante las elecciones. La educación es la piedra angular para sobrepasar la ignorancia, suposiciones falsas, discriminación, odio, miedo, xenofobia y cantidad de acciones influenciadas por una lógica torcida de desinformación y conceptos erróneos que eventualmente vulneran su seguridad. Es por ello que junto a otros nos hemos involucrado en la educación a través de la nutrición para promover un desarrollo cognitivo y físico adecuado para las familias.
Liderazgo responsable es reconocer diversidad y diferencias, pero al mismo tiempo ser resiliente ante la voluntad de muchos. Estamos presenciando momentos perturbadores que están retando nuestro modus operandi diario. Si un muro es levantado y hay restricciones fronterizas, entonces nuestros gobiernos, con nuestra colaboración, necesitan crear drásticamente estrategias para fomentar empleos y promover la economía local. Hasta cierto punto, puede hacer que los gobiernos se retiren de depender de sus remesas tan cómodas y de sus esquemas de corrupción, ya que la realidad les está lanzando baldes de agua fría.
Las relaciones cordiales y fondos para el desarrollo se esperan que sean suspendidos. Es momento de re-estructurar iniciativas para asegúranos a nosotros mismos, comenzando a nivel local, sin olvidar el impacto a nivel mundial.
Fluimos en el cambio con corrientes divergentes que se nos pueden escapar de las manos. Un revés no es un fracaso, sino una oportunidad para reconocer, comprender y adaptarse para alcanzar los valores íntegros de la humanidad.
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Texto enviado en Inglés al Foro Económico Mundial (WEF) para el concurso de ensayos sobre Populismo, Liderazgo Responsable y Jóvenes, para participar a la Reunión del Foro de Davos 2017, Suiza del WEF. Traducido al español para Nómada. Texto original Change is a Two-Way Street fue enviado al WEF a finales de noviembre 2016.
Los asteriscos (*) en el texto indican que el enunciado fue agregado en diciembre 2016.
Natalia Díaz Kopec, Uruguay. /
Genial artículo que ilustra una visión que comparto 100%.
En definitiva la última palabra la tiene cada uno de nosotros, la unión hace la fuerza y dejémonos de "chacritas" que nos aíslan cada vez más.
David /
Seguimos haciendo de cuenta que Clinton no tiene historia como Republicana, o el hecho de que es pro Wall Street. Y ahora las agencias que más gobiernos han desestabilizado en el mundo, vienen a decir que Rusia los está desestabilizando... hay que ser un gran ingenuo (o un completo idiota) para creersela.