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Historias de migrantes: La embajada

No hay un día en el año que la embajada no esté a reventar de gente. Hay siempre una mezcla de personas buscando ser reencontradas con su familia, padres que por alcahuetes prometieron a Mickey en Navidad, gente que le gusta viajar, etc.

Cotidianidad Opinión P369
Esta es una opinión

Denegada

Y ahí, en ese mar de gente, nervios y esperanza, estaba yo, sola en un barco de soledad con mi carta de aceptación, sueño de la noche anterior y unos nervios inexplicables buscando que aprobaran mi trámite.

El proceso es caro, largo, caro, un poco arcaico y ¿ya dije que es caro, verdad? Emigrar de un país a otro -no importa el medio de transporte- es realmente costoso. Esta serie de entrevistas quiere revisar la vida de aquellos soñadores que osan buscar algo mas allá de la frontera. Aquellos que llevan el sacrificio de sus padres a cuestas: una visión que los hace merecedores del nombre y una misión de cambiar la retórica de la conversación y, gracias a su activismo, cambian a una sociedad. Sería injusto comenzar esta colección de historias y no empezar con la mía:

Mi familia había vivido en los Estados Unidos desde el 2010 cuando mi papá consiguió un trabajo. No voy a entrar en detalles porque, honestamente, mi historia es aburrida. Mi papá consigue trabajo, dejamos todo y a todos en Guate y nos vamos pa’ los Estados, felices los cuatro. Nuestro viaje no es digno de una película con Kate Del Castillo como protagonista, ni siquiera llegamos a episodio de la Rosa de Guadalupe.

La novela empieza, cuando meses antes de mi cumpleaños número veintiuno, me convierto en estudiante internacional. Mientras mis papás y hermano menor empezaban su trámite de residencia, mi edad me excluía de este. Al parecer sólo en Latino América uno puede ser niño a los veintiún años, porque en los Estados uno es un “adulto”. Traté de explicarle a Homeland Security que mi cultura no me permite ser adulto hasta que me case y tenga hijos, pero ni atención me pusieron.

Entonces, ahí estoy yo, en la embajada, tres horas más tarde, esperando mi entrevista con alguien que no tiene idea lo difícil y caro que es ser un chapín queriendo volar. Mientras me acerco más y más a la ventanilla, siento mis palmas mojar los papeles que traje conmigo, mi corazón esta latiendo a mil por hora y la verdad, ya me orino. Me concentro en estudiar a la demás gente que está a mi alrededor.

La mayoría está muy concentrada rezando, practicando o haciendo como que está calmada- porque a TODOS nos han dicho que verse cool, es más importante que ser honesto cuando a la visa que refiere. A parte de mí y una chavita de como veinte años que la vino a acompañar su mamá (¿vieron cómo no somos adultos todavía?), todos los demás son familias con niños de todas las edades, señores y señoras mayores que quieren reencontrarse con seres queridos al otro lado de la frontera. Muchos de ellos no han salido más allá de la capital, la mayoría nunca se ha subido a un avión y un porcentaje de ellos nunca lo van a hacer porque, en unos minutos, los van a rechazar.

“Siguiente,” dice el policía a la par mía y me doy cuenta que es mi turno. Cuando llego a la ventanilla comienzo a hablar en inglés para crear una relación ficticia con la señorita. Hablamos del clima, su familia y lo hermoso que es mi país; ella me pregunta acerca de mi familia, mis estudios y mis planes para el futuro. Inmediatamente aprueba mi visa y nos despedimos como viejas amigas. Mientras salgo por la puerta principal, la volteo a ver y ella me sonríe cálidamente dándome la bienvenida. ¡Ay por favor, ni tres preguntas me hizo! Lo del inglés sí es cierto, fue una recomendación de mi papá y mi aprobación de la visa también, pero todo lo demás es ficticio.

Después de cambiarme de carrera como seis veces, hacer y deshacer planes, vivo en los Estados Unidos de Trump. Soy una emigrante más del montón, pero con unas ventajas diferentes. Pertenezco a la comunidad Latina pero aquí al parecer no soy lo suficientemente latina. Vivo en ambos lugares y sin embargo no soy ni de aquí ni de allá. Y ahora aquí estoy, a tres meses de graduarme, sin trabajo, ni lugar dónde vivir y con un miedo a fallar que me despierta todos los días a las tres de la madrugada. Mi historia no es la común, ni la noble, ni siquiera la interesante, pero es mía. Y ahora es suya también.

Andie Contreras-Muralles
/

Guerrera desde el '92, chaparra a partir del 2003. Futura revolucionaria, defensora del feminismo, hablante del Spanglish. Basicamente el sueño de mi abuela y la pesadilla tu padre.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Erick Leonel /

    25/03/2017 7:56 PM

    ....y el punto de esta historia es...???? guira estupida con suerte de que su tata consiguió un patrocinador en USA que le diera la Green Card y la pidió después de 3 año le salió la aceptación de su petición y cagada porque la iban a rechazar y ahora viviendo en un residencial infestado de ilegales porque de seguro el tata no consiguió para un mejor lugar...trabajo en USA sobra y mas si eres bilingüe, de verdad, pena ajena para esta patoja tonta que sabiendo que tuvo dos oportunidades no las aprovecha (llegar a los USA y escribir su "historia" en un medio de comunicación), de verdad...pena ajena...

    ¡Ay no!

    5

    ¡Nítido!

    Bruno /

    24/03/2017 5:50 PM

    Espero algún dia escriba también acerca del porque el migrante deportado se cubre la cara en la pista de aeropuerto, rodeados de reporteros que como aves de rapiña acechan con sus cámaras fotográficas disparando directamente a la cien de las personas, como si no fuera ya humillante regresar deportado, siendo tratado como un criminal. en donde queda la integridad de las personas? en donde queda la privacidad de las personas? que clase de periodismo existe en Guatemala? que clase de morbo existe en el periodismo nacional? espero que tu próximo articulo se titule: "Porque el migrante deportado se cubre la cara en la pista del aeropuerto la Aurora?"

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Lisseth Turcios /

    24/03/2017 1:11 PM

    El sentir de nuestros familiares y amigos que radican en Estados Unidos queda plasmado en esta publicación de una amiga muy querida. Adelante hermanos migrantes, que nuestros sueños no se trunquen ante la intolerancia e indiferencia de nuestros semejantes

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Peter Lim /

    24/03/2017 8:44 AM

    Asumo que hubo un error de edición y eliminaron algunos párrafos de la columna.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Luis Lewis /

    21/03/2017 8:24 PM

    "Historias de migrantes: el jornalero en Home Depot"

    Ojala algun dia escriba este articulo tambien.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    César A. /

    21/03/2017 7:32 PM

    Impresionante historia de un millennial que escribe palabrería sin sentido y cree que todo lo merece.
    Estamos creando y criando una sociedad de pusilánimes​ y este blog sesgado la alaba.
    En algo estoy de acuerdo, esta historia no tiene nada de interesante.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Ana /

    21/03/2017 5:17 PM

    Nómada borra los comentarios (ya habían 3) y los borraron. Donde quedo la libertad de expresión

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Ana /

    21/03/2017 5:08 PM

    Creo que me perdí el resto del artículo.? Esta era la intro a algo más sustancial..... Que no? "jajajaja seguro esta haciendo su internship.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Ana /

    21/03/2017 5:07 PM

    Creo que me perdí el resto del artículo.? Esta era la intro a algo más sustancial..... Que no? "esa jajajaja seguro esta haciendo su internship.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Morazan Periud /

    21/03/2017 4:32 PM

    A quien le importa la vida de esta chava. Pareciera que puso ese articulo solo para presumir la visa. MEJOR PUBLIQUE COSAS QUE NOS EDUQUEN A TODOS.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

      Saul /

      21/03/2017 4:59 PM

      ¿Si sabía que en la esquina superior derecha de su pantalla, hay una "X" que le permite cerrar esta ventana y evitarse el enojo de leer el artículo?

      ¡Ay no!

      4

      ¡Nítido!



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