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Lo bello de los vellos (o una crítica al “estilo brasileño”)

Los pelos pueden llegar a ser fatales en la vida de nosotras las mujeres, incluso hasta el punto de reprimirnos. Recuerdo una película donde la protagonista va a salir por primera vez con su enamorado y su hermana le aconseja evitar acostarse con él en la primera cita. Como la protagonista le dice que no está segura de poder cumplir con su sugerencia, la hermana muy seria le contesta: "¡No te rasures las piernas!".

Cotidianidad n789 Opinión P258
Esta es una opinión

American Apparel apoyó este año la causa contra la depilación "brasileña".

Foto: Eltiempo.com

Los medios no contribuyen a favor de nuestra salud psíquica, sobre todo las revistas que promocionan todo tipo de artículos que nos recuerdan que ser mujer es lo opuesto al mono. Porque monos solo pueden ser los hombres (entre más peludos y salvajes, más hombres parecen sentirse). La publicidad de Gillette, por ejemplo, se encarga en asociar la ausencia de vellos con la limpieza y sexualidad: "Key to a romantic evening - A clean shave!"; en recordarnos lo que significa ser una mujer: "You're a woman. Shave like one" (eres una mujer, rasúrate como una); en identificar que belleza es sinónimo de una piel luminosa: "Beautiful, luminous skin...runs in the family".

Y la línea de cremas depiladoras Veet cruza la línea.

"El vello facial no te luce y no importa cuánto trates de esconderlo, ¡se nota!". O incluso aquel anuncio de Phillips Lumea en el que la extracción fulicular se ilustra como una experiencia mística, casi religiosa.

Cuando leí Monólogos de la vagina, de Eve Ensler, la perspectiva que yo tenía hasta entonces de la vagina cambió por completo.  En el capítulo titulado "El vello", la autora comienza con una afirmación feroz: "No puedes amar una vagina si no amas el vello". Y yo no he podido encontrar nada más claro que esta oración que describe la experiencia de una mujer cuyo cónyuge la obligaba a afeitarse la vagina porque le parecía "una sucia maraña".

La obsesión que tienen algunos hombres (y mujeres) que prefieren la ausencia de vello púbico –o depilación brasileña, que le dicen– viene de la pornografía, que no es más que una de las industrias más misóginas que hay en la modernidad. Y no es que esté en contra de la pornografía, sino de la forma en la que esta industria hace uso de la mujer, pero esto ya es otro tema. Y aunque la moda de la extracción fulicular también ha alcanzado a algunos hombres, en las mujeres es una obligación estética –y hasta moral– que ayuda a generar más de US$80 mil millones de ingresos anuales en la industria cosmética, solo en Latinoamérica.

Este tema me recuerda la anécdota de una amiga cuyo amante de turno le pidió que se hiciera la depilación brasileña. Cuando me llamó para contarme su odisea no podía dejar de llorar al recordar la forma en la que entre dos señoritas la sostenían mientras la tercera le arrancaba de un tirón los pelos como si estuviera desraizando alguna hierba envenenada. A los pocos días me confesó que el sexo con el tipo no solo había sido mediocre, sino que además las consecuencias de la depilación habían sido nefastas: Irritación e inflamación del área arrasada y trauma de por vida. Ser lampiña como niña púber no garantiza buen sexo, tampoco una relación a largo plazo y mucho menos la fidelidad del otro. Lo que sí garantiza es desperdicio de dinero y tiempo y mucho dolor.

Cómo es posible que nos hagamos esto, me pregunto, ¿cómo es que nos convencieron de que teníamos que gastar un promedio de Q50 mil a lo largo de nuestras vidas en productos para depilar? ¿Por qué nos han hecho creer que es vergonzoso tener pelos? No podemos echarle toda la culpa a los medios ni a las películas porno, sino al hecho de permitir que estos mensajes nos afecten y nos lleven a obedecer un dictado mercadológico y sociológico que nos deja sometidas al deseo de otros. Los argumentos que señalan que dejarse el vello sin depilar es antihigiénico, antisexy o que te impide gozar más durante el sexo son igual de ridículos que aquella frase famosa de que el manicomio Federico Mora es rebonito.

El objetivo de este post no es juzgar si el pelo es o no “anormal”, malo o sucio, sino el hecho de que para muchas lo que tienen allí abajo es motivo de angustia. El extremo es que hay mujeres, incluso menores de edad, que deciden someterse a cirugías vaginales sin justificación más que por razones estéticas.

Es importante que sepamos que eso catalogado como normal no lo dicta la moda o lo que hacen las masas. Normal es cualquier decisión que hagamos, sin presiones de ningún tipo. Es nuestro cuerpo, nuestro territorio, nuestra intimidad. Este tema es tan importante como el de los anticonceptivos o el consentimiento sexual, sobre todo en los adolescentes; sobre todo en un país como el nuestro en el que todo lo relacionado a nuestros cuerpos es pecado, secreto o tabú.

Hay muchas razones por las que no deberíamos hacernos la depilación brasileña (desde infecciones de la piel hasta enfermedades complicadas de tratar), pero la realidad es que es cuestión personal. Sin embargo, siempre hay personas que no terminan de convencerse de que todo lo que hay allí afuera es digno de imitar. Si eres una de ellas y aceptas una sugerencia, aquí te va: si decides arrasar con cuanto vello tienes sobre tu cuerpo, solo recortarlo un poquito o dejarlo cual selva amazónica hazlo solo porque así lo has decidido tú, sin coacciones ni chantajes emocionales (entiéndase modas o exigencias de tu pareja, familia o amigas).

La conquista de la libertad individual comienza por amar y respetar nuestro propio cuerpo, tal cual es, pero sobre todo por reconocer de que no es nuestro cuerpo lo más importante, sino nuestro carácter. Ten por seguro que cuando logres derrotar al enemigo que llevas dentro, ese que te reprime cada vez que un pelito se asoma tímido, podrás silenciar también la crítica o condena hacia tus congéneres y respetar lo que ellas decidan hacer con su propios cuerpos. La conquista de estas pequeñas libertades individuales te llevará sin duda a ser más plena y feliz, y así saber elegir lo que tú sabes es lo mejor para ti. Y si lo logras, querida, nadie podrá convencerte de lo contrario.

Beatriz Zamora
/

Profesora de Lenguaje, editora, feminista y lectora empedernida. Apasionada por el yoga, la meditación, la fotografía, los viajes transatlánticos, la autenticidad y la comida vietnamita. Su nacionalidad es planetaria y su identidad, el espejo.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Rakitic /

    23/07/2015 10:01 PM

    A mi me parecen muy atractivas las mujeres con vello y sin maquillaje.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Ana /

    22/07/2015 11:36 PM

    Desde hace 14 años que me realizo la depilación brasileña. Tenia 16 cuando me la realice por primera vez. No miraba porno, ni siquiera me habia estrenado sexualmente. Si acude a una buena estética, el trauma es minimo y para mi los beneficios grandes. No hay que generalizar. Para mi no tiene nada de bueno un gran arbusto ni sexy, ni aseado... para mi nada bueno. Yo me siento sensual y mi pareja lo disfruta. Ahora ya sabemos que hay mujeres como ud. que lo tienen intacto. Por cierto una estadística.... la persona que ha encargado de mi depilación dice que de 2 a 5 por cada 100 mujeres se depilan brasileño. Entonces? Una gran mayoria no sabe ni se ha atrevido. Nada que hablar

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Julio /

    22/07/2015 11:19 AM

    En gustos se rompen generos... nuestra vida "moderna" se basa en la publicidad que veas... lo unico que importa, es como se siente uno con uno mismo... desde pequeño no me gustan los vellos de mi cuerpo... mi papá me dijo: si no fueras peludo, parecerías mujer... jejejeje... pero a mi me gustan con o sin...

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    anonimo /

    21/07/2015 9:43 AM

    Sra. o señorita Zamora, se depila la vulva NO la vagina a no ser la mujer-lobo del circo.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Pichi /

    18/07/2015 8:43 PM

    Creo que depende de cada quien, no le veo nada de malo a depilarse o no. Creo que lo importante es entender que somos dueños de nuestro cuerpo y de decidir al respecto. Lo que te de paz. Dale.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    luisf.air@ovi.com
    Luis López Silvestre /
    17/07/2015 2:20 PM

    Renuncia ya!

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Hoyporhoy /

    17/07/2015 1:51 PM

    Si nos ponemos a hilar fino todo en este mundo nos lo han "impuesto", a veces unos y a veces otros. Hay cosas que me "imponen" que me gustan y otras que no. Las que me gustan las hago y las que no, no. Soy menos libre?

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Anonimo /

    17/07/2015 1:27 PM

    Y Ud. Se depila?

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Pablo /

    17/07/2015 12:22 PM

    Cuando uno entiende que este tipo de "gustos" por la piel sin pelos son puras construcciones mercadológicas es mucho más fácil salirse de esa narrativa. Como siempre en esta vida, uno es mucho menos libre de lo que cree y este tipo de temas son un claro ejemplo de como el mercado nos implanta ideas para vendernos cualquier cosa que NO necesitemos. Ahora ya no solo es en las mujeres porque tarde se dieron cuenta que se estaban perdiendo la mitad del mercado y todos los productos de depilación existen en versión hombre.

    Por lo menos hay una buena noticia... En el porno, ¡LOS PELOS ESTÁN DE REGRESO!

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Mr. Horny /

    17/07/2015 11:08 AM

    No hay nada mas desagradable que una panocha bien peluda. Ni con Viagra les entro.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    castillowilliam2000 /

    17/07/2015 10:51 AM

    Cuestión de gustos. Soy hombre y a veces me rasuro y a veces no. Me gustan las mujeres rasuradas. A algunas les gusto rasurado y a otras con más vello. Depende con quién esté me rasuro o no. Si a ella le gusta, ¿Porqué no? En el diálogo podemos lograr acuerdos. La intimidad en una pareja no se construye con decisiones unilaterales, ni de un lado ni del otro. Entiendo lo de validar las pequeñas libertades, pero no nos enredemos en lo inmediato y nos olvidemos de lo verdaderamente importante.

    Pd. No me gustan las chicas con vello. Pero es sencillo. Como escribió la otra chica, si a ella le gusta tenerlo; pues no estaremos juntos y ya. No pasa nada. No es el fin del mundo.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    ANONIMO /

    17/07/2015 9:50 AM

    Lo de la depilación es una tortura y no bromeo. Cera tibia que se siente ardiendo sobre la piel que casi te acaban de arrancar. Ardor extremo, palpitación en el área tratada, ganas de llorar y de gritar y esa voz en tu mente diciendo pero que diablos hago aquí! Hace mucho deje de hacerlo porque comprendí, que eso es lo menos importante. Y al que no le guste, talves no debería estar conmigo.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Nina /

    17/07/2015 9:43 AM

    Me gusta eso de pequeñas conquistas desde lo individual.
    Comentario: la palabra no es fulicular es folicular. Saludos.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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