De regreso, manejé media hora en silencio. Me impresionó la certeza y la velocidad con la que respondió a una pregunta tan compleja. Yo sabía que iluminarse es el horizonte de los budistas, pero nunca me había puesto a pensar en lo importante que es para un budista llegar ahí. Me pareció que tener una meta así de puntual, así de importante y así de presente, ponía todos los problemas cotidianos de la vida en perspectiva. Incluso podría consolar cuando los problemas parecen no ser soportables. Si mi verdadera meta en la vida fuera iluminarme, tal vez no me importaría mucho que el chavo que me gusta no parezca estar muy interesado o que mi mama a veces aun me regaña como si tuviera 5 años o cualquier asunto de similar insignificancia…
Varios de mis amigos amanecieron el domingo con un mensaje: “Si pudieras escribir tu más grande meta en la vida en una oración, ¿cuál sería?” Había dormido y despertado pensando en eso. Algunos se sorprendieron y me preguntaron por qué esa pregunta y a esa hora; otros ya me conocen así que ni preguntaron “para qué”.
Empecé a recibir muchas respuestas puras, nobles y altruistas. Algunas eran metas terrenales: pareja, familia, trabajo, protección; otras eran espirituales. Sin haberlo planeado mucho, fui llenándome de amor por la humanidad de nuevo. Paz en el mundo. Igualdad para las mujeres. Abundancia para mi y para todos. Que toda la gente sea feliz. Ayudar de alguna manera. Ganar alguna victoria a favor de la humanidad.
A unos les tomó tiempo, otros respondieron rápidamente. La mayoría usaron mucho más de una oración. Desde los principios y las perspectivas de cada uno, todos buscan lo bueno para ellos, sus seres amados e, incluso, la humanidad entera. Luego de muchos mensajes, decidí escribir mi meta y sueño para la vida.
Decidí hacer algo con todas esas palabras y sueños que habían llenado mi corazón de esperanza. Así que, haciendo honor a mi amigo budista y al poder de los árboles para comunicar el cielo y la tierra, tomé todos los sueños que había escrito y los enterré bajo el árbol más alto que encontré. Sentía que tenía los más grandes tesoros en mis manos.
No importa lo duro y cruel que sea el mundo, nunca hay que olvidar que en el fondo todos somos capaces de amar. Aunque el miedo o la presión de grupo a veces nos frene, allí estaremos, soñando.
M /
y despues lo anunciaste en el periodico..
Bonita lectura
Miriam /
=) Linda lectura, gracias por dar un poco de esperanza.
P. Choy /
Tu artículo es un respiro y una inhalación de lógica y tranquilidad, bien hecho buen artículo difícil encontrar entre tanto ruido y bulla.
Amparo /
¡Muy bueno!
David /
Bonita lectura
xx /
Gracias