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Hablemos de la depresión: sus causas, síntomas y tratamiento

Tristeza, irritabilidad, trastornos de peso y del sueño son manifestaciones de una de las enfermedades menos diagnosticadas en el mundo, aunque la padece un 5 por ciento de los adultos. Pero con un diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado, muchas personas la han superado.

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El foro "Hablemos de la depresión” se realizó por el Día Mundial de la Salud Mental.

Foto: Nómada

Erika De la Vega es una exitosa presentadora y actriz venezolana quien, de un día para otro, se dio cuenta de que no estaba feliz con lo que hacía y aunque tenía lo que cualquier persona desearía.

“Comencé a quejarme por absolutamente todo y me volví insoportable. Culpaba a los demás por todo, como si el mundo me debiera algo y sentía que la gente estaba contra mí. Hasta la conversación conmigo misma era tóxica. Creí que solo pasaba por un mal momento, pero todo empeoró y solo quería estar acostada, aunque siempre fui muy activa.

Luego noté que estaba triste, pero no lloraba y de pronto, me quedé paralizada. Ya no tenía la capacidad de crear y no me importaba; hasta perdí la voluntad de hacer cosas nuevas. Por fuera me veía feliz, pero por dentro estaba triste. Cuando uno está así, el estado mental no está óptimo para crear ideas. Me seguía levantando en la mañana, hacía ejercicio, etc., pero no era suficiente.

En todo caso, hice una obra de teatro, como un nuevo reto, pero en las funciones me ponía a llorar y no por ser buena actriz, sino porque el tema de la obra era precisamente la depresión. Yo pensaba que ya no tenía nada por hacer. Por las noches me levantaba y me sentía como en un desierto.

No sabía lo que me pasaba, a pesar de que estuve cavando el hueco de mi depresión durante mucho tiempo. Después de un año, lo hablé con una amiga y me sugirió acudir a un especialista.

Cuando fui a verlo, me dijo que había perdido el amor propio y que desacreditaba todo lo que había conseguido en la vida. Pero menos mal, gracias a la obra teatral pude conectar con la gente a través de temas que no eran de humor, sino que trataban sobre emociones más profundas. Cuando interactuaba con las personas, me contaban sus experiencias con sinceridad y entonces, supe que se podía hablar de ello.

Durante el tratamiento, comencé a trabajar en mi amor propio y a poner mi mente en un estado óptimo para crear, vinieron las ideas y se me ocurrió hacer un podcast que se llama En Defensa Propia, sobre el proceso que se debe transitar cuando la vida te arrincona y no puedes seguir siendo como eres porque se requiere un cambio.

Decidí hablar sobre lo que hay tras bastidores de la vida, compartiendo como viví yo ese problema y supe que ayudar a otras personas, te empodera. Hay que decirle a la gente que hay soluciones, pues uno llega solo a la depresión, pero para salir de ella es difícil hacerlo en soledad. Hay que pedir ayuda”.

 

Erika De la Vega, presentadora y actriz.

¿Qué le sucedió?

El testimonio anterior fue compartido durante el foro virtual “¿Estigmatizada o tabú? Hablemos de la depresión”, organizado por la firma Janssen Neuroscience Latinoamérica con ocasión del Día Mundial de la Salud Mental. Este fue moderado por la especialista Alejandra Labanca, y se contó con la opinión profesional del psiquiatra Gerardo García Bonetto.

En principio, se aclaró que los problemas de salud mental nos afectan a todos y este tipo de enfermedades se encuentra entre las principales del mundo, pues 1 de cada 4 personas serán afectadas por padecimientos mentales en algún momento de su vida y 2/3 partes no buscan ayuda profesional.

García explicó que la depresión es una enfermedad compleja, crónica y recurrente que afecta a millones de personas, pero existe un tabú alrededor del término. “El entorno la ve como debilidad, decaimiento o estado de ánimo pasajero. Se esconde en tristeza, desgano, pereza e irritación y eso confunde. Quienes sufren de depresión no lo dan a conocer porque niegan la realidad de sí mismos o tienen miedo a la discriminación social o laboral”.

Añadió que la depresión se caracteriza por profunda tristeza, pérdida del interés general y se deja de obtener placer por lo que se hace. Los síntomas principales son trastorno del peso y del sueño (mucho o poco), dificultades en el área psicomotora (lentitud o exceso de movimiento), sentimiento de fatiga, irritabilidad, disminución de la concentración y pensamientos alrededor de la muerte.

Los desencadenantes pueden ser una disposición genética, aunque no se ha identificado un gen específico, cambios importantes en la vida, traumas o estrés. También la exposición continua a la violencia, el abandono, el abuso o la pobreza, el desempleo, el fin de una relación, duelo, inestabilidad financiera o un trauma psicológico.

Del blog, al hospital

Camila Zuluaga es una bloguera e influencer de modas que tiene miles de seguidores en redes, pero también padeció depresión y nos cuenta su experiencia:

“El año pasado, me comencé a sentir mal después de mi boda; dejé de dormir por las noches y luego, lo hacía por las tardes. Me costaba trabajar, comer, bañarme, vestirme, peinarme y todo lo diario era imposible de manejar.

Estuve en silencio durante tres meses, pues me daba pena. Creí que era desagradecida con lo que la vida me daba, tenía ansiedad y pánico. Me recomendaron acudir a un psiquiatra y mi familia me apoyó.

En mi primera cita temblaba. Me hicieron saber que no era mi culpa y me recetaron medicamentos, pero ante la falta de mejoría, me terminaron internando en un centro psiquiátrico por 10 días y luego en otro, por 50 días.

Eso afectó mi trabajo porque no estaba activa en mis redes y perdí muchos seguidores, al igual que las marcas patrocinadoras. Además, era el primer año de mi matrimonio, lo que también resultó perjudicado.

En el hospital vi que mucha gente, de todas las condiciones, puede sufrir depresión. Pero también me di cuenta de que se podía salir de eso y decidí dar a conocer mi problema, tras lo cual, recibí muchos testimonios de personas que atravesaban por la misma situación”.

 

Camila Zuluaga, bloguera e influencer de modas.

Impacto y solución

García Bonetto enfatizó que la depresión es una de las enfermedades mentales más subdiagnosticadas “y si no se trata a tiempo, puede convertirse en una condición seria que incide en la salud, las relaciones, la familia y el desempeño en el trabajo. En nuestra región afecta al 5 por ciento de los adultos y seis de cada 10, no reciben tratamiento”.

Si no hay diagnóstico, no hay acceso a tratamientos adecuados. Hasta el día de hoy, el diagnóstico es clínico y no se cuenta con métodos complementarios como estudios de imágenes que permitan decir que alguien padece o no el trastorno depresivo mayor.

“Además, hay depresión resistente al tratamiento (DRT), que es una evolución anómala que ocurre en el 30 por ciento de los pacientes que inician tratamiento. Cualquier depresión, leve o moderada, puede evolucionar a una DRT”.

El problema es que, si la persona no acude al psicólogo o psiquiatra, las consecuencias se reflejan en el aspecto físico, pues hay más morbilidad (hipertensión, diabetes, insuficiencia cardíaca); se duplica la tasa de hospitalización y la duración media de estancia en el hospital; aparte de que aumenta hasta en 7 veces la tasa de suicidio.

“Por lo tanto, hablar de la depresión es el primer paso para derribar el tabú y buscar la ayuda que se necesita. En cuanto más temprano se diagnostique, hay mayores posibilidades de tratamiento”.

 

Nómada
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