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No separarse es ley en la caravana

La caravana de hondureños —y centroamericanos— camina lento pero en unidad. Saben de los problemas que enfrentan en México. El destino de hoy: Mapastepec.

Hondureños México P147 Refugiados Hondureños

Una familia toma un descanso en Huixtla antes de continuar el viaje en México. La caravana se dirige hacia Mapastepec.

Fotos: Sandra Sebastián

El método que usa la caravana para sobrevivir en México es mantenerse unidos. El martes descansaron en Huixtla donde, además de honrar la memoria del compañero que murió al caer de un camión, tomaron fuerzas para el trayecto de 60 kilómetros que les espera este miércoles.

Saben que esa unidad es necesaria para enfrentar las posibles dificultades que se avecinan. La madrugada de este miércoles denunciaron que gente del lugar intentó robarles tres niños. Los sospechosos eran secuestradores mexicanos, pero el grupo los retuvo y los golpeó mientras llegaba la policía.

Hace casi cuatro días que los refugiados hondureños llegaron a México. Nadando o en balsas atravesaron el río Suchiate y juntos han logrado abrirse camino hacia el norte. Luego de abandonar Tapachula caminaron hasta el siguiente pueblo. Llegaron a Huixtla la tarde del lunes, listos para descansar todo el día del martes antes de continuar a Mapastepec, 60 kilómetros más de camino. Harán primero una escala en Escuintla.

Los grupos que conforman esta caravana son, en su mayoría, familias unidas que no quisieron separarse en la frontera. Los que decidieron que no iban a dejar ir a las mujeres y a los niños, que ahora están en un centro de detención del que no pueden salir. Esa es la situación de Claudia, una madre de 30 años que dejó a 4 niños bajo el cuidado de su madre en su natal Lago de Yojoa, Honduras. Ella viaja con su hermano Josué, su cuñada Sandra y su sobrina Montserrat, de 4 años.

Una familia de mexicanos llegan a una champa para dejar ayuda.

Una familia de mexicanos llegan a una champa para dejar ayuda.

Ellos son de los pocos que cruzaron hasta el domingo, formaron una caravana de refugiados más pequeña en Ciudad de Hidalgo e intentaron llegar ese mismo día a Tapachula, sin éxito. Pero decidieron madrugar el lunes y llegaron a Huixtla junto a la caravana grande que los llevaba casi 40 kilómetros de diferencia. Claudia está acostumbrada a perseguir a los demás refugiados. Al inicio del viaje, ella no terminaba de convencerse cuando el grupo de miles de hondureños salió rumbo a Guatemala.

—Yo los alcancé el lunes, me sumé en Esquipulas porque como que camino más rápido—, bromea al relatar su viaje.

Volvió a quedar atrás en la frontera de Tecún Umán, pero ahora con su familia porque intentaron pasar “legales” pero se desesperaron de esperar bajo el sol y cruzaron el río en balsa.

—¿Qué piensa su mamá de que los dos hayan decido venirse [con la caravana]?

—“Se enfermó. [Ríe] Ella es así, nerviosa y de carácter débil, entonces lógico no lo tomó bien pero ya estamos acá entonces no le queda otra opción”, dice Claudia con una mirada de picardía.

Luego cuenta que a sus hijos no se atrevió a decirles su decisión hasta que ya estaba en Guatemala. Claudia no sabe cuándo va a volver y quiso evitar esas preguntas.

Lea: Refugiados hondureños: El fracaso del anti-comunismo

Los centroamericanos han soportado el calor de la zona pero no detienen su caminata hacia su destino Estados Unidos.

Los centroamericanos han soportado el calor de la zona pero no detienen su caminata hacia su destino Estados Unidos.

Esta caravana que ha acaparado la atención mundial es una pesadilla para Donald Trump. El presidente estadounidense expresó por Twitter su opinión sobre el actuar de los mexicanos con relación a la caravana:

“Lamentablemente, parece que la policía y los militares de México son incapaces de detener la caravana que se dirige a la frontera sur de Estados Unidos. Criminales y personas de Medio Oriente no identificadas están mezclados”, aseguró Trump.

Se supo que una periodista de Fox, llamada Sara Carter, viajó el lunes a la frontera y aseguró haber visto a estos supuestos criminales y migrantes no centroamericanos.

Carter asegura haber estado acompañada por el secretario de inteligencia guatemalteco, Mario Duarte, cuando vieron a estas personas. Sin embargo, el gobierno de Guatemala no ha hecho ningún pronunciamiento oficial.

Lea: El desconocido viaje hondureño que comienza en México

Caravana y la fe ciega en el chaleco verde

Con bebés en brazos, sandalias que soportan las vendas y los dolores, mochilas con ropa y medicina, los centroamericanos caminan con hambre de avanzar. Acumulan ya once días de caminata en caravana desde que salieron de Honduras el 12 de octubre con rumbo a los Estados Unidos. El cansancio es visible en sus rostros, secos y morenos por el sol, pero sobretodo en su forma de expresarse. Cada vez se sienten menos tolerantes y que están en búsqueda de un poco de confort. Les cuesta aceptar las ofertas de las autoridades, porque sus cuerpos quisieran dejar de resistir. Pero el miedo les gana.

Para no separarse del grupo, guías pidieron a una parte del grupo que dejaran el domo y se fueran todos juntos al parque de Hixtla.

Para no separarse del grupo, guías pidieron a una parte del grupo que dejaran el domo y se fueran todos juntos al parque de Hixtla.

El gobierno de Huixtla esperaba a los refugiados con espacios habilitados por Protección Civil, una institución estatal que debe velar por la seguridad de todas las personas. Además, el presidente de Huixla, José Luis de la Parra Calderón, solicitó apoyo de las ambulancias y de las patrullas municipales y federales para movilizar a los hondureños de la entrada del pueblo a los dos albergues habilitados: una galera y un complejo deportivo grande con espacio para más personas. Sin embargo, la presencia estatal y las vallas y puertas alrededor del espacio grande asustó a los guías de Pueblos sin Fronteras que movilizaron a todos de regreso al parque del pueblo, un espacio muy pequeño a comparación de la unidad deportiva y del parque de Tapachula.

—Ellos están muy desorganizados y son muy desconfiados. Pero nosotros no vamos a hacerles nada, no podemos. Solo estamos acá para garantizar que estén bien y que están seguros por eso nos llamamos Protección Civil—, explicó a varios medios el delegado de Protección Civil en Chiapas, Guillermo Soto.

Lea: Para los hondureños de la caravana regresar a su país no es una opción

Esta cautela por parte de los guías de Pueblo sin Fronteras, conocidos como los chalecos verdes (la prenda que los hace resaltar sobre los demás), crearon tensiones dentro de la caravana. Algunos se encontraban muy cansados para desconfiar y las autoridades mexicanas, junto a los representantes de la Derechos Humanos (CNDH), insistían que no era una trampa por lo que no todos querían creer a los líderes. Sin embargo, cuando se hizo de noche y se dieron cuenta que la mayor parte de la caravana se encontraba en el parque decidieron no separarse y dormir casi todos juntos.

El camino en México ha sido agotador por las condiciones del clima.

El camino en México ha sido agotador por las condiciones del clima.

El grupo donde venía Claudia durmió en un poblado llamado Frontera, entre Ciudad Hidalgo y Tapachula, y alcanzó a la caravana principal en Huixtla. Ellos estaban en busca de los guías de Pueblos sin Fronteras porque escucharon que son los que saben el camino.

—Nos salimos del albergue deportivo y nos venimos para el parque. Dicen que no estábamos seguros allá, y aquí están nuestros líderes—, dijo.

Con lo que ella y su familia sueñan es llegar a Estados Unidos, pero a diferencia de su cuñada y su hermano, Claudia sabe a dónde quiere ir y qué es lo que va a hacer.

—¿A qué parte de Estados Unidos van a llegar?

— Las Vegas.

—¿Por qué ahí?

—Tengo una amiga que vive ahí y me dice que me puede conseguir trabajo en Subway. ¿Ya sabe dónde? Donde hacen sándwiches.

Lo que le gusta a Claudia es cocinar. La decisión de dejar Lago de Yojoa salió porque tuvo que dejar su negocio. Ella vendía comida, específicamente el plato típico hondureño: las baleadas. Pero cuando tuvo que empezar a pagar la extorsión de las pandillas dejó de tener ganancias hasta el punto de tener más pérdidas por los gastos que tener un negocio representan.

—Ya no podía pagar el local, la luz, el agua, ni a la muchacha que me ayudaba—, recuerda con angustia, pero sin perder la sonrisa.

La llegada a Huixtla fue una victoria, pequeña con relación a la meta final, pero gratificante al sopesar los obstáculos que han superado. Los refugiados hondureños han tenido que continuar su camino a pesar de la muerte de uno de ellos en la Carretera Costera, tramo Tapachula-Huehuetán kilómetro 282, indicó la Fiscalía de Chiapas. Ellos recogieron el cuerpo que hasta el momento no ha sido identificado. Los detalles de la muerte son escasos, pero se sabe que murió tras caer de un camión que les ayudó a acercarse al punto más rápido. Luego de caer, el joven que tendría entre 25 y 30 años, según médicos que intentaron auxiliarlo, fue atropellado. No está claro si fue por otro carro o por el mismo camión que lo llevaba.

Picops y camiones han ayudado a parte de los refugiados a avanzar por el camino. Con la muerte de un compañero, temen de que dejen de ayudarles.

Picops y camiones han ayudado a parte de los refugiados a avanzar por el camino. Con la muerte de un compañero, temen de que dejen de ayudarles.

Esta situación causó un impacto en la caravana. Les mostró con sangre una de las amenazas latentes que el viaje representa. Y les puso un obstáculo más: los camiones ya no quieren ayudarlos a llegar más rápido por el gran peligro que representa. El martes, se quedaron en Huixtla para rendirle honras al fallecido.

Lea: 3 claves para entender por qué miles de migrantes hondureños llegaron a Guatemala

La ley de estar unidos

Los refugiados hondureños ya tienen más de 96 horas en México. Pasaron el tiempo límite que una Tarjeta de visitante regional (TVR) permite a un guatemalteco o beliceño permanecer en el país, sin tener una visa, en las cercanías de las fronteras. Ninguno de los más de 7,000 centroamericanos —según estimaciones de la ONU— de la caravana tiene papeles, ni migratorios ni nada que les pudiera ayudar siquiera a aplicar a una TVR y eso les asusta. Aunque no lo suficiente como para retroceder.

Luego de caminar por 10 días, atravesar Guatemala y recorrer los primeros 80 kilómetros en territorio mexicano, los centroamericanos ya se reconocen. Han empezado a entablar relaciones y encontrar afinidades que les alivia la carga del camino. Según los cálculos de Pueblos sin Fronteras, al paso que llevan con tantas personas y tantos niños pequeños, les faltan más de 35 días para llegar a la frontera sur de Estados Unidos, por lo que la fuerza deberán encontrarla entre ellos mismos.

Una hondureña y sus hijos toman un descanso.

Una hondureña y sus hijos toman un descanso.

Jonhatan, un hondureño de 23 años que se unió la caravana por perseguir a su novia, y ahora se mantienen en grupo con Claudia, Sandra y Josué. Se encontraron en Ciudad Hidalgo y por afinidad han decidido permanecer juntos.

—Ya tenemos otros dos pares de brazos para la Montse—, bromea Claudia, a lo que Jonhatan responde: —Sin broma que aquí entre todos nos llevamos—.

La próxima parada de este miércoles será en Escuintla y luego Mapastepec. De lograrlo recorrerían casi el doble que la distancia que han avanzado por día hasta Huixtla. A los 80 kilómetros que llevan alcanzados en dos días, le sumarían 60 en uno solo.

Pese a las amenazas de Donald Trump, los comentarios de Enrique Peña Nieto y los planes de retorno seguro de Guatemala y Honduras, esta caravana ha demostrado que están dispuestos a enfrentar lo que viene con tal de alcanzar los Estados Unidos.

Los integrantes de esta caravana saben que se han convertido en símbolo y que el mundo les está siguiendo el paso. Confían en los periodistas, confían en los ciudadanos de los lugares a los que llegan y la gran mayoría confía en Dios, a quién cuentan que le han encomendado el viaje y a sus familiares que dejaron en Honduras.

Lea: La caravana de hondureños según los niños que los acompañan (fotos)

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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Jose macario /

    25/10/2018 9:20 AM

    Esto es solo una muestra del abandono del estado y la responsabilidad social empresarial pagando precarios salarios. Esas condiciones dispararán más caravanas tanto en Guate, El Salvador y Honduras

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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