Han sido diez años de caravanas, ¿por qué esta asusta tanto a Estados Unidos?

La caravana que atraviesa a pie el estado de Chiapas, México, en busca de la frontera con Estados Unidos es similar a una que salió de Tapachula en marzo y llegó a Tijuana en abril.

Ambas han estado compuestas en su mayoría por hondureños, aunque terminan reuniendo a personas de México, Guatemala, El Salvador y Nicaragua. La primera alcanzó el objetivo, la segunda está a punto de llegar al estado de Oaxaca en su sexto día dentro del territorio mexicano.

El campamento de refugiados hondureños se instaló el jueves en Pijijiapán. Esta fue su sexta noche dentro de territorio mexicano, y el quinto poblado que les dio acogida. Cada caminata entre parques municipales ha sido más pesada que la anterior, el sol, el calor y las ampollas en los pies se los recuerdan. Sin embargo, a medida que suben por Chiapas, las condiciones climáticas han cambiado, pasan de un intenso calor de 30 grados a los aguaceros.

En todos los lugares donde han parado a descansar hallan refugio y alimento, la solidaridad de los chiapanecos ha sido casi infinita. Aunque también han tenido que soportar situaciones desagradables como lo que denuncian fue el intento de robo de tres niños la madrugada del miércoles. Mientras dormían, durante su segunda noche —el 23 de octubre—, en el parque de Huixtla unas personas de origen mexicano secuestraron a tres niños que dormían con sus mamás. Según los relatos de algunos refugiados, lograron rescatarlos y capturar a los secuestradores que fueron entregados a la policía. El miedo desde esa noche ha crecido exponencialmente.

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El recorrido que han hecho dentro del territorio mexicano ya supera los 187 kilómetros. Y aunque las dudas les invaden cuando entra la noche, el deseo de continuar y el temor de volver les reafirman el compromiso. Eso, y los comentarios que hacen los líderes que usan el chaleco verde y pertenecen a la organización Pueblo sin Fronteras. Dennis Contreras, representante de esa agrupación, aseguró a Nómada que él ha guiado a cientos de personas desde Tapachula hasta Tijuana, y eso reconforta al resto de hondureños de la caravana que le siguen.

Antes de salir de Tapachula, el director de Pueblo sin Fronteras, se dirigió a los refugiados para animarles a continuar y hacer palpable el apoyo de su organización. Además recordó la caravana original, que sale todos los meses de marzo con hondureños en busca de una mejor vida.

—Esta es una movilización pacífica que no fue organizada por nadie. De la que no hay otros culpables más que el hambre y la muerte—, dijo mientras los refugiados le respondían a coro “el hambre y la muerte”.

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Un movimiento que cumplió 10 años

Una protesta migratoria que nació en 2008 bajo el nombre de Viacrucis Migrante y que se realizaba con el motivo de la Semana Santa, siempre en medio de la indiferencia. Hasta este año cuando Donald Trump decidió poner los reflectores del mundo sobre esta caravana. Es verdad que este año fue mucho más grande que los años pasados, con más de 2 mil personas en la caminata, pero el propósito y la ruta se mantuvo.

—Hace 10 años organizamos la primera caravana. El objetivo es visibilizar la indefensión de los migrantes, defender el derecho al libre tránsito, presionar a COMAR (Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados) y lograr más recursos para desbloquear las miles de peticiones de asilo presentadas que siguen sin respuesta—, explicó Irineo Mújica al diario El País de España en marzo de este año.

Irineo Mujica, uno de los guías de la caravana anima a los refugiados a continuar sin causar relajo ni destrozos. Además, recuerda por qué huyen del país. (Foto: Sandra Sebastián)

La caravana de marzo que fue un espejo de la que atraviesa Chiapas en estos días, y que se disolvió en la Ciudad de México. Algunos decidieron quedarse en territorio mexicano, y un tercio del total del grupo decidió continuar hasta Estados Unidos. Ellos lograron llegar a la frontera y colapsar la garita de San Ysidro que conecta Tijuana con Otay, San Diego.

Eran alrededor de un centenar los que llegaron y decidieron acampar allí, frente a las puertas de los Estados Unidos, mientras esperaban por hacer su petición de asilo. “Después de más de 24 horas de espera y lucha, CBP aceptó el ingreso de ocho compañeros del Viacrucis Migrante en la lucha 2018 para ejercer su derecho a solicitar asilo", fue lo que informó Pueblo Sin Fronteras en un comunicado de marzo, luego de que los primeros refugiados lograron ingresar a los centros migratorios de Estados Unidos.

Los que decidieron quedarse en México luego de que las autoridades migratorias dijeran que iban a rapartir permisos temporales de tránsito con los que los migrantes tendrían veinte días para salir del país o treinta para meter una solicitud formal de asilo o migración legal a México. No hay datos oficiales sobre el desenlace de estos trámites, ni de los que se quedaron en México ni de los que llegaron a Estados Unidos.

En la primera caravana de refugiados del año, también iban guatemaltecos, salvadoreños, mexicanos y nicaraguenses. Todos escapando de su realidad y en busca de una mejor vida. Ellos igual que los caminantes actuales fueron alimentados con comida y agua donada por los residentes de los poblados que atravesaron.

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La ira (y el miedo) de Donald Trump

Octubre y marzo han sido los meses en los que el presidente estadounidense, Donald Trump, ha dejado ver el miedo que le generan las migraciones masivas. Y es por eso que ha intentado criminalizar ambas caravanas, con afirmaciones falsas sobre las personas que se movilizan y sus intenciones.

Ha amenazado en las dos ocasiones con cortar la ayuda financiera para los países que permiten que las caravanas atraviesen sus territorios para llegar a Estados Unidos. Y también ha hecho un llamado a la Guardia Nacional, con el argumento de que es necesaria la defensa militar ya que no tiene el presupuesto aprobado para construir el muro.

The United States has been spending Billions of Dollars a year on Illegal Immigration. This will not continue. Democrats must give us the votes to pass strong (but fair) laws. If not, we will be forced to play a much tougher hand.

— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) October 26, 2018

La Guardia Nacional es un brazo militar de reservistas que se llaman para atender situaciones de emergencia o de amenaza. Su labor consiste en dar apoyo logístico y administrativo para aliviar el trabajo de la policía de las fronteras, sin involucrarse en las detenciones ni en los procesos legales de los inmigrantes. En el gobierno de George W. Bush y Barack Obama también se solicitaron despliegues en el borde sur de Estados Unidos.

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Llama la atención el momento en el que se genera esta movilización, con las elecciones de medio término a celebrarse el 6 de noviembre. Donald Trump está muy cerca de perder la mayoría republicana con la que controló el Congreso estadounidense por casi dos años, la mitad de su mandato. Según el sitio de noticias políticas FiveThirtyEight, los pronósticos son del 84% de probabilidades de que los demócratas tomen el control.

Por lo que se cree que Trump intenta usar a la caravana para asustar a los votantes y solicitar apoyo para su partido, el Republicano, y endurecer las políticas migratorias de Estados Unidos. Sin embargo, la caravana de más de 7 mil refugiados centroamericanos, que según él amenaza la seguridad de su país, no es temible y al parecer tampoco va a ser fácil de detener. La próxima parada de este grupo será Arriaga, la última ciudad de Chiapas antes de entrar a Oaxaca.

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