Cuando yo estaba por salir del colegio, recuerdo haber soñado con tener un local con café y libros. En ese entonces mi vida transcurría entre leer, visitar a mi ahora esposa, leer, tocar guitarra con los amigos, leer, elaborar recetas para componer el mundo, leer, trabajar para pagarme la universidad y ¿ya dije leer?
Como pensé que de librero con cafetería me iba a morir de hambre, y ahora soy feliz en mi rol de empresario de construcción, rebosé de gusto al ver este café con casi todas las mesas llenas de jóvenes enamorados, amigos en confidencias y algún otro loco como yo leyendo solo. Un miércoles a las 11 de la mañana. Que alegría ver que existan jóvenes con el valor de emprender una aventura similar. Y mercado para responder a ese emprendimiento.
Watson es un círculo cerrado: buena vibra, libros, cafés de método, una guitarra con un pequeño escenario, donas raras, helados de sabores y pequeños bocadillos. Perdonen que no describa más la comida, sé que esta es una columna gastronómica, pero Watson es más que comida.

FOTO: FITO ANDOLINI
El menú está bautizado en honor a distintos escritores, y el mismo café se llama así (supongo) por Watson, quien narra Sherlock Holmes. Lo cual no impide decirles que el café en método Chemex está hecho con maestría, y la dona de tocino con maple estaba justo en su balance de dulzura y ahumado.
Estaba en lo mejor de mi dona cuando se llegó a sentar a la par mía “Canela”, aquel candidato a la alcaldía, con un italo-americano a quien intentaba convencer de dar un seminario de alto perfil. Shute que es uno, escuché que hablaron de un safari en Tanzania, del boom de cafés de autor que había en Guatemala. Mientras el italo-americano (bastante bien informado) le explicaba el verdadero trasfondo ideológico de la economía social de mercado durante el New Deal, “Canela” se pulverizaba como canela molida y se perdía en el horizonte con tan aguda explicación, que cortó rápidamente con una solicitud de los costos de dicho seminario. Lástima porque yo estaba aprendiendo bastante.
Luego de haberme transportado en el tiempo 20 años atrás, ver mi juventud y ver con alegría y esperanza que entre los milenials que estaban allí sentados hay bastante profundidad, empatía, chistes inteligentes y las mismas dudas y ganas de hacer las cosas, me levanté con la fuerte convicción de regresar por otro café con libros. Watson, te vas a convertir en un favorito.
Herman Zúñiga /
Así
Como en ese entonces
Nuestras vidas y sus distintas etapas
Debemos vivirlas con pasión y soñando
Jose /
Tendré que ir a conocerlo porque hasta ahora solo lo he visto cuando paso enfrente caminando.