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Comida con filosofía: Epicure

Compré una interesante comparación entre los caracteres romano (estoico) y griego (epicúreo), y decidí empezar a leerlo en el restaurante Epicure de La Antigua.

Gastro Opinión P369
Esta es una opinión

El restaurante está ubicado en la 3 avenida Norte No 11 “B”, en La Antigua Guatemala.

Fotos: Fito Andolini

Zenon (comerciante frustrado que no se supo recuperar de un mal negocio) creía que la felicidad consistía en liberarse de pasiones y deseos, y de esta actitud, especialmente útil a la hora de desgracias, dificultades y conquistar el mundo, nació el estoicismo romano.

Por otro lado, Epicuro decía que solo cabe temer el dolor que acompaña el acto de estar vivo, y alertaba contra quienes viven de vender el miedo a la muerte. La hedoné griega consistía en vivir sensatamente disfrutando de la vida, pero evitando que placeres menores nos desvíen de placeres mayores.

No me queda duda que Epicure, que nació como un proyecto de ayuda comunitaria a la aldea Pueblo Viejo de Tecpán, respeta las tradiciones epicúreas, pues es un digno exponente de una comida moderada en sus porciones, refinada en su técnica y artística en su presentación.

Decidí honrar a los griegos y pedir como entrada las tapas de salchicha de cordero, en una salsa de yogurt y menta, súper intensa. Si no fuera por el perico que estaba en el patio vecino y que no dejaba de chiflar como albañil enamorado, hubiera pensado que estaba comiendo en Atenas. Me encanta la intensidad del cordero, que venía bien asado como lo pedí, y estaba moderado con una salsa fresca y cremosa donde la menta limpió el paladar para el siguiente plato, y el yogurt protegió mi estómago de incómodas acideces.

Al terminar la entrada, me fijé en la pileta romana que tenían al centro del jardín, y me decidí por un plato fuerte romano: Ravioles grandes (sorrentinos) en crema de tocino y limón. Al principio venían un poco menos que “al dente”, e inmediatamente se fueron de regreso. El mesero fue muy amable y en vez de calentarlos, me hizo unos nuevos (lo sé porque los corté antes de devolverlos). Cuando regresaron, venían perfectamente como debían, con la cantidad justa de crema (lo sé porque no sabía tanto a limón), con una disculpa personal del chef, y dos trufas de chocolate para mi vino. Eso es servicio al cliente. Aún así, me gustó mas el cordero.

 

Raviolinis al limón (tocino, mantequilla, parmesano, albahaca).

Al levantarme, con una razonable cuenta para la calidad de la comida, analizo mi vida y veo que, aunque criado como estoico, moriré como Epicúreo. Y pienso también en mis amores pequeños: María Ximena la estoica, y María Doménica la epicúrea.

 

Fito Andolini
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Ni ingeniero por imitación, ni empresario por necesidad, ni hombre de familia por amor a mis mujeres, ni católico por cuestionador, ni crossfitero por masoquista, ni lector voraz por salud mental, ni bravo por catarsis, ni foodie por puro gusto, ni antigüeño adoptado por decisión propia, sino intentador de equilibrar todo eso en una sola vida para ser feliz.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Obdulio Vásquez /

    11/01/2018 5:43 PM

    Cumplí mi propósito de inicio de año, y nos fuimos ( los cuatro ) y tres amigos más, y nos tiramos el mejor tour gastronómico hasta la fecha. Mis agradecimientos a CASA MUSEO RESTAURANTE TERTULIANOS, bien atendidos y excelentes toques con los sabores podría decir "exóticos" de las comidas que ordenamos, aderezados con un buen whisky. Chef Pablo nos acompaño a la distancia, sentado en otra mesa, y con buen ojo...dedujo que disfrutamos de sus creaciones culinarias. Tentazione y Café Baviera buenisisisimos y con ambiente relajado, buena música y bien atendidos. Gracias Andolini por sus recomendaciones.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Marco Asturias /

    08/01/2018 9:11 PM

    Me llega la manera de relatar sus historias Don Fitiño, y se me vino a la memorial un meme que circula por ahí que dice: "Puede parecer que estoy teniendo pensamientos profundos, pero el 99% del tiempo estoy pensando en qué voy a comer más tarde", y esto aplica a usted mi amigo Andolini. Siempre espero con ansias sus columnas tan llenas de sabores y su manera tan peculiar de describir esos manjares dignos de cualquier palacio de la realeza. Saludos

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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