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Las diferencias (y la magia) entre el amor y el sexo

Hay dos emociones muy fuertes que tenemos los humanos: el amor y el deseo sexual. No son lo mismo pero a veces una se cruza con la otra y ese encuentro construye un espacio que muchos llaman “amor verdadero.”

Opinión P369
Esta es una opinión

Foto: DavidChiefFlickr

Hay diferentes formas de amar y no todas incluyen el acto sexual. También se puede tener un encuentro sexual sin amor. Pero primero tengamos claro qué es deseo sexual y qué es amor.

El deseo sexual es una mezcla de lujuria y pasión. Su origen está en las características físicas o químicas de una persona. Es una atracción sexual basada en el placer, el cuerpo y lo carnal. Para muchas personas el actuar sobre este deseo se convierte en una plataforma para experimentar y explorar la sexualidad.

Para los religiosos conservadores, el deseo sexual es algo que debe ignorarse, pues el placer es una competencia para la felicidad y la plenitud que otorga la fe. Es un pecado. Para ellos, el deseo sexual sólo puede suceder si hay amor, por eso es que llegar virgen al matrimonio es algo indispensable.

El amor es algo difícil de definir. Cada quien lo siente e interpreta de manera diferente. Yo lo veo como un conjunto de emociones que, cuando se encuentran, se fortalecen una a la otra para crear una sola cosa que nos hace sentir invencibles, seguros y que nos puede llevar a niveles muy altos de felicidad. Es una de las expresiones humanas más sublimes.

Un estudio realizado por tres psicólogos, Jens Forster, de la Universidad de Amsterdam; Kai Epstude, de la Universidad de Groningen; y Amina Özelsel, de la Universidad Jacobs de Bremen, explica cómo estas dos emociones se manifiestan en nuestro cerebro. El título del estudio, en inglés, es fascinante: Por qué el amor tiene alas y el sexo no: Cómo los recordatorios del amor y el sexo influencian el pensamiento creativo y analítico.

Encontraron que cuando actuamos sobre el deseo sexual, estamos procesando la información sobre los objetos en nuestro entorno. Pensamos a corto plazo y de forma analítica. El sexo es un deseo, una necesidad. Pero cuando amamos, pensamos de forma global y esto permite un pensamiento más creativo. El amor nos hace pensar a largo plazo, en crear un lazo emocional y comprender a otra persona.

Amar es mucho más complejo que tener sexo. Las capacidades mentales que utilizamos cuando actuamos sobre el deseo sexual son mucho más primitivas que cuando amamos. Sin embargo ambas emociones contribuyen a nuestro desarrollo.

Es curioso cómo en las relaciones monógamas tener sexo con otra persona fuera de la pareja es considerada una de las mayores traiciones cuando uno bien podría amar sin tener sexo y eso nos involucra mucho más a nivel mental y emocional.

Si el amor y el sexo no son lo mismo entonces la monogamia es un reto. Porque una persona puede amar a otra sin involucrarse sexualmente y a la vez puede sentir únicamente una atracción sexual hacia otra persona.

Pero encontrar una persona que nos satisfaga en ambas áreas es un tesoro. Y creo que, a la larga, es lo que la mayoría de personas estamos buscando.

Es lo que a mí me ha funcionado. Actualmente estoy en una relación monógama que me llena en ambos aspectos, pero antes de esta relación sí confieso que la monogamia era todo un reto porque no lograba balancear el amor y el sexo.

Hay versiones patriarcales o feministas del origen de la monogamia. Una es que la monogamia era para que la mujer pasara a ser propiedad del hombre, junto a todo su patrimonio. Otra es que la monogamia fue obligar a los hombres a hacerse cargo de sus crías. Tampoco es que lo segundo haya sido ya conseguido en sociedades machistas e irresponsables como la nuestra.

Considero que ahora hay múltiples formas de ser una familia, la gente ya tiene diferentes motivos para casarse y hay muchas personas que están revolucionando este concepto antiguo del matrimonio. No todo es blanco y negro.

A pesar que el amor y el deseo sexual son cosas distintas que se pueden separar, un estudio del psicólogo Jim Pfaus revela que ambas están ubicadas en el mismo lugar de la corteza insular de nuestro cerebro. Estas emociones activan el cuerpo estriado, esta es la parte del cerebro que recibe la información que generamos a partir de nuestros sentimientos. El cuerpo estriado está dividido en dos partes, en la dorsal y la ventral. Cuando sentimos lujuria activamos la parte ventral, esto nos da felicidad. El amor tiene mayor impacto en la parte dorsal. Esta es la sección del cerebro que influye en la toma de nuestras decisiones y también es en donde se genera la adicción.

Jim Pfaus descubrió que se pueden activar ambas partes del cerebro de forma individual pero que también se pueden activar al mismo tiempo e incluso una puede transitar hacía la otra y viceversa.

La forma en que relacionamos el amor y el sexo es única en cada persona y es motivada por múltiples razones que no son las mismas para todos. El amor y el sexo es algo que fluctúa, que construimos y destruimos según lo vamos sintiendo.

Mientras ordenaba mis pensamientos sobre este tema e intentaba encontrarle un sentido, Christa, amiga y desarrolladora de la comunidad de Nómada, me dio la mejor definición:

– Es como un diagrama de venn. Se puede uno sin el otro pero en medio está la magia.

 

Daniela Castillo
/

Joven veinteañera aficionada a los elefantes, el chocolate, los libros y el cine. Estudió ciencias de la comunicación pero no es la carrera la que define su profesión. Es feminista, vegetariana y a veces pareja, pero sin ser extremista en ninguna de las tres.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Marco Miguel /

    21/02/2017 8:45 AM

    Lo que me está empezando a colmar es que en la sección de boulevar liberación es que siempre se piensa que los que profesan una religión, es gente reprimida y que no quiere disfrutar, que la culpa siempre es por motivos de moral que impone una religión. La verdad no deberían hacerse juicios de valor de esa forma debería simplemente buscar que la mara se libere, así sean cristianos, musulmanes o ateos.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Ricardo /

    18/02/2017 12:38 PM

    Siempre el atacar o mencionar, religiosos conservadores o liberales, es polemico, por que existe un amplio espectro de opiniones. Como la palabra "Pecado", relacionado abitualmente al sexo, algo muy alejado de la realidad biblica. Ya que la definicion de Pecado, es: "Saber hacer lo bueno y no hacerlo..." Lo cual amplia la especulacion y opinabilidad de las personas... Ante todo esto... respetable y valorable articulo... por que encontrar el Amor y el Sexo, fundamentalmente en el matrimonio... es todo un desafio... sobre todo al correr de los años de relacion de pareja... Gracias por su articulo... "por que si ladran.... es señal que se cabalga..."

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

      Luis Lewis /

      18/02/2017 1:45 PM

      " la definicion de Pecado, es: "Saber hacer lo bueno y no hacerlo..."

      Gracias por esta definicion de lo que es 'pecado'! Me gusta y la encuentro similar a la definicion de lo que es 'el mal' - la ausencia de algo que deberia o pudiera estar ahi y no esta. (Teologicamente hablando, lo ausente en ese vacio es el 'amor' -- para entender la plenitud de lo que se puede entender por 'amor' yo recomendaria leer la enciclica 'Deus Caritas Est' [Dios es amor] -- y si bien es lectura 'cachureca,' encierra profundas verdades que se han venido fraguando filosoficamente por milenios; verdades que cualquier persona culta apreciaria.)

      "por que encontrar el Amor y el Sexo, fundamentalmente en el matrimonio... es todo un desafio... sobre todo al correr de los años de relacion de pareja... "

      Timothy Keller aborda en esto en su libro que menciono abajo (disponible en espa~nol). Si bien recuerdo, Keller dice que el amor entre pareja debe ser dificil, quiza una faena cuesta arriba, ya que dos personas imperfectas, que apenas se conocen (aunque crean todo lo contrario el dia del matrimonio) empiezan a unir sus vidas en una empresa mucho mas grande que ellos mismo (el matrimonio) y que no es hasta el paso largo del tiempo en que estas parejas empiezan a estar acopladas la una a la otra; ambas dejando a un lado su egoismo (eros o el deseo sexual) para empezar a descubrir la magia del amor cuando el uno se preocupa mas por el bienestar otro (agape o la magia del amor).

      Las lecturas que referencie abajo no son lecturas faciles (la enciclica principalmente) pero valen la pena dedicarles las horas/dias para enterder bien este tema que conlleva a mucha felicidad.

      La Dr. Fisher describe el enamoramiento, bioquimicamente en el cerebro, como una adiccion casi igual como estar adicto a cocaina. Y por eso es que cuando el amor se acaba, es tan doloroso - igual de tormentoso, a corto plazo, como cuando se trata de dejar una adiccion.

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!

    Luis Lewis /

    14/02/2017 12:14 PM

    "Para los religiosos conservadores, el deseo sexual es algo que debe ignorarse, pues el placer es una competencia para la felicidad y la plenitud que otorga la fe. Es un pecado. Para ellos, el deseo sexual sólo puede suceder si hay amor, por eso es que llegar virgen al matrimonio es algo indispensable."

    Antes de escribir falacias como esta, yo le recomendaria a la autora que se informe mejor. Para empezar, deberia leer la carta enciclica emitida por el Papa Benedicto XVI (y eso que Ratzinger es de linea ultraconservadora) titulada "Deus caritas est." Es una carta enciclica con filosofia muy profunda acerca del tema del amor - como tal, el amor interpersonal de pareja, el tema de esta columna, tambien es abordado (eros vs. agape) de manera amplia y profunda.

    Lo mismo puedo decir acerca de Timothy Keller, un pastor evangelico, en su libro acerca del significado del matrimonio. Que si bien el, como pastos tiene una posicion pro-matrimonio, lo que escribe acerca del sexo y amor, aplican a cualquier pareja que desee una relacion significativa y no pasajera.

    Ademas, si va a citar estudios academicos, yo tambien le recomendaria que lea acerca del trabajo de la doctora Helen Fisher, de la Universidad de Rutgers, quien ha estudiado el tema de esta columna por decadas.

    Por ultimo, la idea de que "El sexo es un deseo, una necesidad." no es cierto. No es una necesidad como lo es la comida o el agua. Nadie se muere por falta de sexo. Y quienes creen que es una necesidad, y actuan bajo esa premisa (pagando por sexo o violando/enga~nando/abusando) reflejan cierto nivel de sicopatia o disfuncion -- y bien que Guatemala, como toda sociedad machista, esta plagada de este problema.

    ¡Ay no!

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    ¡Nítido!

      Xhunik /

      22/04/2019 6:56 AM

      Supongo que cuando se refiere a que es una necesidad, se refiere a que forma parte de nuestros instintos naturales, y no en el sentido de necesidad fisiológica como lo es comer o beber

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!

      Bety Lima /

      01/03/2017 1:16 AM

      Excelente comentario acerca de que sin sexo nadie muere. Eso es lo que tiene a Guatemala tan mal... la poca educación sexual!! Porque el sexo debe ser responsable, y no que porque tiene ganas ahorita debe satisfacerse a cualquier precio terminando en acosos sexuales y violaciones... No señores! Debemos educar para que aprendan a tener sexo responsable y no promiscuos con potencia de violador. Y si, tener amor y sexo en un matrimonio es la lotería... pero con echarle ganas de parte de ambos se puede lograr... una vez se logre aceptar y respetar los defectos de cada uno , como todo ser humano.

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!

    Lester /

    14/02/2017 7:29 AM

    Buena nota!

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    María /

    14/02/2017 6:36 AM

    El único punto en el que está equivocada es en el hecho de que los religiosos no consideran que el sexo es algo que debe "ignorarse". Al contrario, saben bien que es un deseo más que natural en el ser humano, pero que debe ser moderado, no debe permitirse que siempre gane la pasión sobre la razón.
    Este último es el aspecto que los religiosos mandan a moderar, a ordenar. Aprendiendo a dominar las pasiones, que tampoco son una competencia para la felicidad, sino más bien la complementan si saben moderarse y disfrutarse de forma correcta.

    ¡Ay no!

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    ¡Nítido!



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