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El resumen de la investigación de abusos sexuales en la Muni (en 7 mins)

Bruno Campo fue el director de la Escuela Municipal de Música de la Ciudad de Guatemala. Hasta que las denuncias por acosos y abusos llegaron a la oficina del fallecido alcalde Álvaro Arzú, y al gerente municipal, Ricardo de la Torre, pero la Municipalidad decidió no investigar las denuncias sino becarlo para que se fuera a Europa. Este año, a partir de otra felicitación pública de la Municipalidad, cuatro mujeres contactaron a Nómada para que la historia de acosos y abusos de Bruno Campo –y la protección de la administración unionista– no quede más en la impunidad.

Somos todas

Bruno Campo, en uno de los conciertos de la Escuela Municipal de Música de la Ciudad de Guatemala.

Foto: Carlos Sebastián

Aquí está la investigación completa de Nómada sobre las violaciones sexuales y abusos de Bruno Campos, protegido y promovido por la Municipalidad unionista.

1. Italia. ‘Te voy a mostrar por qué una mujer no puede dirigir una orquesta’

Rossana Paz tenía 19 años cuando fue aceptada para un curso de chelo en Italia. Era julio de 2012. Viajar sola le asustaba muchísimo. Para su alivio, un conocido suyo también se encontraba por allá. Bruno Campo. El director de la Escuela Municipal de Música y de la Orquesta Juvenil de la Municipalidad de la Ciudad de Guatemala.

– Para mí era alguien muy, muy cercano. En la orquesta era una figura de autoridad, alguien que siempre daba algo de miedo, pero afuera para mí también era como un hermano o un papá. Me costó entender todo lo que estaba detrás y entender lo que pasó. Esa es de las noches que tengo más claras en mi mente. La noche que me violó.

Hace cuatro meses, en febrero, Rossana se enteró que no era la única víctima de Bruno Campo.

 

Rossana Paz cuenta su historia para Nómada. Foto: Sandra Sebastián

Rossana Paz cuenta su historia para Nómada. Foto: Sandra Sebastián

2. Cómo se construye un déspota que se convierte en monstruo

Isabel Ciudad Real fue la fundadora de la Escuela Municipal de Música. Conoció a Bruno Campo en 1996. Tenía 14 años y estudiaba oboe en el Conservatorio Nacional de Música. – Todo iba muy bien. Hasta que, considero yo, él se obsesionó cuando vio la posibilidad de crecimiento. Tenía buen liderazgo, pero comenzó a querer llegar a la meta sin pasar por un proceso, y comenzó a tratar mal a las personas.

En 2009, la Fundación Música y Juventud decidió romper el convenio de cuatro años con la Municipalidad porque no podían trabajar más con él. La Municipalidad prefirió a Bruno Campo.

– A partir de eso, él ya tomó control. Se volvió director musical, tenía su junta directiva, el financiamiento de la Municipalidad. Aparte estaba Juventudes Musicales, de la cual recibía fondos para ser ejecutados, igual que los fideicomisos. La capacidad de recaudación que se iba a generar con el SOG era fabulosa. El problema es que le dieron el control absoluto a una persona, Bruno. Nadie lo fiscalizaba, ni cuestionaba sus métodos, recuerda Fernando Archila, director del Coro Municipal.

A cambio del poder absoluto en la Escuela Municipal de Música y el Sistema de Orquestas, Bruno Campo le devolvía a la municipalidad unionista conciertos de niños y jóvenes. De calidad. Y con algo de explotación. En las elecciones de 2007 y 2011, hacían hasta tres conciertos “de barrio” semanales durante todos los meses de campaña. Sin compensación. 75 niños y jóvenes de las áreas empobrecidas de la Ciudad de Guatemala tocando en chumpas blancas y verdes de la Municipalidad cada dos o tres días. La chelista Rossana Paz, entonces una adolescente, recuerda que los conciertos se hacían con las pancartas del Partido Unionista y luces pirotécnicas al final.

 

Bruno Campo.

Bruno Campo. Foto: Facebook.

Hacia fuera, la Municipalidad y el unionismo brillaban con el proyecto social de música para jóvenes. Bruno Campo era la estrella. Hacia dentro, era una realidad oscura. De abusos verbales, físicos y sexuales.

3. El régimen de abusos. Las denuncias de las alumnas

La imagen del personaje carismático Bruno Campo, de quien todavía en 2019 se ufana la Municipalidad de Ricardo Quiñónez en redes sociales, se desploma tras las entrevistas con fuentes consultadas para este reportaje.

Por ejemplo, el profesor Julio Julián dice que se aseguraba de cuidar a sus estudiantes del coro de Bruno Campo porque no le gustaba cómo trataba a los jóvenes. En las sesiones que compartía con Campo presenció maltratos que iban desde palabras soeces porque no tocaban bien a manotazos. Describe a Bruno como una persona agresiva y un lasciva con las alumnas.

Maru Amato es flautista y tiene 26 años. Entró en la Orquesta Juvenil en 2008 cuando tenía 15 años. El acoso de Bruno Campo fue brutal. Por ejemplo, un día que Maru traía un pants, se lo bajó enfrente de todos sus compañeros en la Escuela. Otro de los “juegos” favoritos de Campo era tocarle sus pechos y hacer que se movieran.

4. El sueño (roto) de la música

Azucena Salinas soñaba con tocar violín. Tenía 12 años cuando en 2010 entró a la Orquesta Infantil. Allí, entre la multitud de los instrumentos y en la simbiosis melodiosa de la orquesta con el violín y su arco, sentía la felicidad plena. A Azucena la Escuela de Música se convirtió en su vida. Todos los días viajaba en bus los 30 kilómetros desde la aldea en el municipio de Palencia donde vivía con su mamá y sus hermanos para llegar a los ensayos en el antiguo Palacio de Correos.

Una tarde Bruno Campo volvió a llamar a la niña de 12 años a su oficina. Dijo que quería enseñarle algo y agarró un set de llaves. La llevó a un salón donde guardaban los contrabajos y cerró la puerta. Azucena quería contarle a alguien lo que estaba pasando. Pero no pudo. Muchas noches se quedaba a dormir en la casa de sus amigas, Maru Amato y su hermana, la novia de Bruno Campo, y quería tanto confiarles lo que había pasado ­y buscar apoyo en ellas. Pero no pudo. Tenía miedo de que ellas no le fueran a creer. Que nadie le fuera a creer.

– ¿Cómo iban a creerme si era Bruno Campo?

 

Azucena Salinas. Foto: Sandra Sebastián

Azucena Salinas. Foto: Sandra Sebastián

5. Las mamás que enfrentaron a Bruno

Azucena le contó a su mamá, Brenda Archila, lo que había hecho Bruno Campo. La señora se enfureció y enfrentó a Bruno Campo en una reunión.

– Usted es un abusivo, anda fastidiando a Sucy; quiere que se deje de hacer cosas por usted. ¡Es un sinvergüenza! Como ella no quiso ceder a todos sus abusos, ahora la agarró contra ella.
– Mire señora, en ningún momento he acosado a su hija. Azucena es la típica niña que anda seduciendo a los maestros. ¿Sabe qué? A veces me alcanza por las gradas, me agarra, me abraza y me besa atrás de la oreja, respondió Bruno Campo.

Brenda Archila, en su casa en una aldea a 30 kilómetros del Centro Histórico, no sabía qué hacer. Azucena le rogaba que no la sacara de la Escuela de Música. La orquesta y el violín eran su mundo. Aspiraba a una carrera profesional en la música y en un año ya había avanzado tanto. Para la mamá soltera, que trabajaba como empleada doméstica en la zona 16, los recursos económicos no alcanzaban para pagar clases privadas de violín ni para pagar otro colegio privado.

 6. Las “piedritas en el hombro” de Bruno Campo

— ¿Piensa que alguna vez les faltó el respeto?, le preguntó esta periodista a Bruno Campo vía skype; ahora vive en Dinamarca.
— Mi linda, me haces un pregunta que me duele un poco. A ver, por un lado llevo todo este orgullo positivo de lo más hermoso que fue montar este proyecto, y también llevo mis pequeñas piedritas en los hombros de si en algún momento de estrés uno levanta la voz, alguna cosa de esas.

Bruno Campo insiste, en la entrevista y varios correos después, que existe una conspiración de difamación en su contra de parte de personas, resentidas, que le dan pena, que “generan rumores y que se excusan detrás del anonimato”. Pero de las 7 mujeres que lo acusan de violencia sexual, solo 3 escogieron hablar desde el anonimato.

7. Una bomba de tiempo que llegaría hasta el alcalde

En los años siguientes, entre 2009 y 2012, los maltratos continuaron y la tensión aumentó. Con el retiro de la Fundación Música y Juventud, confrontaciones con profesores de música, y las mamás que comenzaron a denunciar la violencia sexual en la escuela, Bruno Campo estaba cada vez más bajo más presión.

La directora del Sistema de Orquestas de Guatemala, Verónica Molina, recuerda que desde el principio comenzó a ver cosas que no estaban bien. Un día ella llegó a la oficina a encontrar a Bruno Campo recibiendo un masaje sobre el escritorio de una alumna de unos 13 años. En otras ocasiones estaba enseñando pornografía a alumnos desde su computadora. Rossana Paz complementa este capítulo. Asegura que cuando volvió de Italia, Bruno Campo le escribió para pedirle borrara un archivo con pornografía de la computadora de su antigua oficina.

 

Papás y mamás denuncian malos tratos en carta dirigida al alcalde Alvaro Arzú.

Papás y mamás denuncian malos tratos en carta dirigida al alcalde Alvaro Arzú.

8. La protección de la municipalidad de Arzú (y los aplausos actuales)

Los abusos físicos denunciados en la carta fueron completamente ignorados tanto por Bruno Campo, Lucrecia Rangel y el alcalde Álvaro Arzú Irigoyen. Es más, no solo fueron ignorados, sino que la Muni ayudó a sacar a Bruno Campos de Guatemala.

 

La Municipalidad financió el viaje de Bruno Campo a Europa.

La Municipalidad financió el viaje de Bruno Campo a Europa.

En vez de suspender a Bruno Campo e investigar las acusaciones graves en su contra, la Municipalidad lo ayudó a salir y financió el inicio de su carrera Europa, donde sigue trabajando con jóvenes.

De hecho, la Municipalidad de la Ciudad de Guatemala, ahora en manos de Ricardo Quiñónez, aún le aplaude a Bruno Campo. El 8 de marzo fue seleccionado por los músicos de la Orquesta de la National Radio Television de Albania, uno de los países balcánicos, para recibir el premio de director favorito en un concurso de dirección organizado por la misma institución. La noticia fue documentado por tres medios guatemaltecos y la Municipalidad felicitó a Bruno Campo en su página de Facebook el 15 de marzo. 

Nómada envió varias solicitudes de entrevista. Al enterarse sobre qué era el tema, la Municipalidad dejó de responder.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    HUGO LOPEZ LOPEZ /

    10/06/2019 3:57 AM

    Ese ALVARÓ ARZÚ y sus allegados son unos hijos de la gran p...de su madre. Son unos malditos esos ricos y esas mujeres lacayas que están a su derredor...que se pudran en el infierno unionistas mal paridos.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    César A. /

    09/06/2019 10:18 PM

    Este tipo de señalamientos sin ninguna prueba hace mucho daño a las víctimas, ya que hace que después sus denuncias parezcan irreales, es muy irresponsable de su parte publicar algo como esto contando solo con argumentos circunstanciales.
    No conozco al señor y no puedo saber si es culpable o no, pero si puedo saber cuándo un mal llamado periodista se aprovecha de verdaderas víctimas para vanagloriarse.
    Terrible situación y ustedes no hacen más que empeorarla.

    ¡Ay no!

    4

    ¡Nítido!

      HUGO LOPEZ LOPEZ /

      10/06/2019 4:00 AM

      Esos tipos como el BRUNO mal parido abundan en los equipos de administración pública. Si documentaramos todo lo que hacen esos malditos no alcanzarían las páginas de los diarios. Si tuviésemos un MP realmente efectivo y bueno no habría necesidad de publicaciones, pero con la basura de gente que trabaja en el MP esos casos quedan en impunidad.

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!

    Maria Luisa Lemus /

    09/06/2019 4:33 PM

    Quiero agradecer a Nómada por haber publicado sin miedo esta información que es verdaderamente escalofriante. ¿Cómo proteger a nuestros hijos e hijas de estos monstruos? y que además están en todas partes, no solo en la muni. Solo quisiera destacar que casos como este existirán cientos, porque las niñas y niños que se atrevan a contarlo son muy pocos. Incluso siendo adultos es difícil compartir este tipo de situaciones. Ojalá se haga justicia.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Lucas /

    08/06/2019 9:47 AM

    Dicen que en recursos humanos es igual, sexo x trabajar en la muni

    ¡Ay no!

    1

    ¡Nítido!



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