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¿Cómo disminuir la violencia y discriminación hacia las personas trans en México y en toda la región?

Siobhan Guerrero Mc Manus nos propone unagenda mínima transfeminista capaz de detectar la complejidad de situaciones que desencadenan la violencia transmisógina y transfeminicida.

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Mujeres trans salen a protestar contra la violencia que hay en México contra las personas transexuales. Oct. 20, 2016 Foto: AP, Eduardo Verdugo.

Cerramos un agosto sangriento para las mujeres trans de México. Entre junio y agosto de este 2018, vimos un incremento de un 47% en los asesinatos a mujeres trans cometidos en nuestro país. Esto se traduce en la muerte, en el transfeminicidio de 34 compañeras durante ese periodo. Esto ha sido denunciado por activistas trans y de las diversidades sexuales a través de comunicados en los que se llama a los poderes (ejecutivo, legislativo y judicial; en sus diversos niveles) a tomar acciones encaminadas a eliminar esta forma de violencia. Asimismo, se ha hecho un fuerte llamado para que la sociedad civil tome conciencia acerca de la gravedad de este problema.

Sin ánimos de reiterar lo que en aquellos documentos se ha dicho, lo que quisiera hacer en este breve texto es intentar pensar en una agenda mínima para el transfeminismo en México, una agenda que siente las bases para una dignificación de lxs cuerpxs trans, en general, y de las mujeres trans, en particular. Me parece que esto es importante porque detrás de cada transfeminicidio hay una cadena de violencias lacerantes que se traslapan entre sí y conducen finalmente a un estado de vulnerabilidad y precarización cuya consecuencia más visible es la muerte de estas compañeras.

Esta agenda mínima tendrá, desde luego, puntos centrados en las identidades y corporalidades trans pero tiene necesariamente que ir más lejos, tiene que tomar en cuenta dinámicas estructurales que afectan a diversos sectores sociales y que se engarzan con violencias específicas dirigidas a la población trans. Un claro ejemplo de esto es la precarización laboral de las mujeres trans la cual obedece al engarzamiento de una situación generalizada de precarización y retroceso de los derechos laborales y el poder adquisitivo, aunada a los prejuicios cisexistas específicamente dirigidos a la población trans.

Una agenda transfeminista radicalmente identitaria, es decir, centrada única y exclusivamente en las reivindicaciones y especificidades de la población trans, será incapaz de detectar la complejidad de situaciones que desencadenan la violencia transmisógina y transfeminicida. De igual manera, será incapaz de gestar las alianzas necesarias para hacerle frente a situaciones que nos cruzan como población pero que no son privativas de ésta.

Comienzo proponiendo dos ejes analíticos. Primero, un eje que busque caracterizar a esta cadena de violencias cisexistas al señalar diversos dominios de operación. Segundo, al perseguir acciones concretas dentro de cada eje. La apuesta sería desde luego el romper dicha cadena, el ir desmontando eslabón a eslabón esta concatenación asesina.

Tomo prestado, en autoplagio, una serie de ideas que mi colega y amiga Leah Muñoz ha trabajo conmigo en un intento por articular un análisis más profundo acerca de que es esta cosa llamada transfeminicidio. A ambas nos ha parecido importante pensar esto no únicamente por motivos teóricos sino también por motivos personales dado que, a lo largo de nuestras respectivas transiciones, hemos comenzado a detectar formas de violencia que operan en esferas diferentes y que quizás requieren caracterizaciones diferentes con abordajes específicos. Estas violencias operan en forma mitigada sobre algunas personas trans, como sería nuestro caso, que tienen la suerte de contar con apoyos en los ámbitos familiares, educativos y profesionales; sin embargo, esa presencia mitigada, aunque menos dañina, no es inocua pero permite reconocerla y señalarla, pensarla e intentar nombrarla con el afán de detenerla.

Sea como fuere, éste no debiera ser un tema de suerte, de fortuna o infortunio, sino de dignidad y derechos. De allí que busquemos caracterizar estos ámbitos y señalar posibles líneas de acción. De forma muy breve podríamos atender a cuatro dinámicas o esferas que llevarían, de estar presentes, al fortalecimiento o empoderamiento de las mujeres trans. Primero, una esfera referida al capital económico. Segundo, una esfera referida al capital cultural. Tercero, una esfera referida al capital social. Y, cuarto, una esfera referida al capital simbólico.

Estas cuatro esferas nombran cuatro diferentes formas en las cuales un sujeto, en este caso las mujeres trans, pueden sufrir dinámicas que conlleven su vulneración y desempoderamiento y, cuando se concatenan, generan una situación de vulnerabilidad exacerbada donde la radical pérdida de derechos las hace víctimas fáciles del prejuicio.

Económico:

Sin entrar en detalles, la primera esfera propicia la autonomía y la estabilidad al contar con un ingreso digno, con derechos laborales y una capacidad de decisión sobre la propia vida que evita depender de los otros y evita, así también, el tener que sobrellevar dinámicas violentas y transfóbicas a causa de la dependencia económica. Como dije antes, este eje rebasa el ámbito de lo trans pues la precarización laboral es, hoy por hoy, un tema de todxs (o por lo menos del 99%).

Cultural

La segunda esfera, la que menciona al capital cultural, tiene que ver con la educación y el conocimiento de los propios derechos y de los servicios que éstos hacen posibles. Implican también el comprender y conocer las narrativas antipatologizantes, antimisóginas y antitransfóbicas. Refiere así a un conocimiento que empodera en tanto permite reconocer injusticias que de otra forma nos pasarían inadvertidas. De igual manera, implica un conocimiento que permite conocer los causes para denunciar a dichas injusticias. También aquí se señala un horizonte de lucha mucho más amplio.

Social

La tercera esfera, referida al capital social, atiende a los diversos lazos sociales que se poseen. La expulsión del núcleo familiar muchas veces cercena irremediablemente los lazos comunitarios de una persona y conduce a que cualquier situación tenga que ser afrontada en solitario, lo que conlleva costos emocionales y de otras índoles que pueden llevar a una situación de calle o a la explotación sexual.

Simbólico

La cuarta esfera, la que remite al capital simbólico, implica desmontar las asociaciones entre lo trans y lo sórdido, entre lo trans y lo enfermo, entre lo trans y lo abyecto, etc. Implica generar nuevos relatos, nuevas narrativas que desmonten los prejuicios que construyen emociones políticas tan dañinas como el asco y el odio en sus dimensiones transfóbicas.

Este texto es evidentemente demasiado breve para ahondar en detalles. Leah y yo nos encontramos actualmente intentando articular estos ejes de una forma más amplia pero, si me he permitido aquí esbozar estas líneas, es porque esta tarea tiene que ser necesariamente colectiva. Pensar estos ejes a la vez como formas de encausar el diagnóstico y la acción, pensados en colectivo, ofrece quizás una agenda mínima para el transfeminismo en México que, esperamos, pueda eventualmente detener esta violencia transfóbica.

 

Siobhan Guerrero Mc Manus
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Siobhan Guerrero Mc Manus (CDMX, 1981) es una mujer trans, bióloga y filósofa, e investigadora en el CEIICH de la UNAM. Es amante de la literatura de ficción y eterna voguera en ciernes. Transfeminista por vocación y convicción.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Víctor lopez /

    12/09/2018 8:07 PM

    La violencia la sufrimos todos , sea trans, hombre , ( hecho y derecho) mujer ( hecha y derecha) lesbianas etc , la violencia no discrimina; sea rico, sea pobre, feo,guapo, indio, ladino, cuando la violencia ( muerte) toca la puerta no pregunta, disculpe usted, puedo pasar?

    ¡Ay no!

    1

    ¡Nítido!



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