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11 Pasos

Salí del clóset tres veces (para no volver a entrar)

Es necesario hacer consciente que salir de cualquier closet es un proceso personal. Nadie tiene que obligar o juzgar a alguien por hacerlo o no, Simplemente disponernos a dar la bienvenida a la diversidad es el primer paso y sumarnos a construir las condiciones para que no haya más closets que salir es también una constante donde no basta decir yo no discrimino, intervengo, me sumo éticamente y cuestiono “lo normal”. ¿Por qué alguien, en términos del deseo y la identidad, tendría que tener miedo de ser quien es? Sí, es hora de cambiar la historia que nos contaron. No hay nada que cambiar, no hay enfermedad lo único que hay es una diversidad viva.

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Primer clóset como "gay”.

Porque en una sociedad en donde todo lo que no es heterosexual y cisgénero es gay. O como coloquialmente dicen: putos, jotos y maricones. Evidenciando todo el machismo y homofobia recalcitrante de un país como México y la desinformación que hay sobre quienes son las personas LGBTI+.

Salir del closet se vuelve necesario porque hay todo un sistema que crea ese closet. Es un closet inventado pero no es imaginario. En este  mundo donde la heterosexualidad es “la norma”y la verdadera ideología que se nos ha inculcado en revistas, novelas y que es la expectativa social, ser diverso nos da miedo, culpa o hasta hay religiones que nos dicen que “hay que arrepentirse”. El primer paso para hablar del closet es cuestionar el mundo que hemos heredado. Como la heterosexualidad no es una simple orientación, sino que se traslada a las instituciones y a la ley (es todo un  régimen político como ya lo escribió Monique Witting), y eso es poco, ¿se han dado cuenta que la heterosexualida no es criminalizada en ningún país pero actualmente la homosexualidad sí?

Al menos en 72 países y en 8 se castiga con la muerte.

Ah, eso y más nos lleva a la raíz del porqué nacen los clósets.

Por el miedo a la diferencia. Hay una serie de prejuicios, estigmas, burlas y sobre todo un mensaje de “aquí se castiga a lo diversidad”, incluso se asesina.

Y qué miedo me daba pensar que “alguien se iba a dar cuenta”, aunque siempre desde chiquitita “se me notó”. Sin embargo, a los 15 años decidí expresarlo a mi familia. Empecé con mi hermana, seguí con mi tía,  hasta llegar con mi madre quien en un mundo de posibilidades, pensaba lo peor porque claro en un país donde se castiga y se asesina la diferencia el mejor panorama no viene a la mente, todo revolucionó mi perspectiva del mundo y el mensaje que mi abuela, una mujer indígena otomí, le dijo a mi madre:

“Ya se veía venir, que no te quieres dar cuenta era otra cosa.”

Dándome así la bienvenida a la familia.

Con eso y con decirme:

“¿y qué crees que por eso te voy dejar de querer?”

Ahí encontré el pilar emocional y afectivo que sé que muchas compañeras y compañeros LGBTI+ quizás no tienen.

Esto fue el principio.

Porque me daba cuenta no que no era una orientación sexual. Cuando trazaba mi proyecto de vida, comenzaba a construir vínculos notaba que no me identificaba con lo que la sociedad veía en mí, que en mi propia percepción esto era más amplio.

Además de enfrentarme a la discriminación de muchos hombres gay por ser una persona “feminizada” sabía que no era un hombre gay. Que mi identidad correspondía a la de una mujer, situándome en mi contexto con las mujeres a mi alrededor. Me preguntaba: ¿Qué quieres ser de grande?; ¿Cómo te ves en unos años? Y no, no era como aquel niño que la sociedad esperaba creciera y fuera “un hombre”.

Encontraba muchas opciones pero todas apuntaban a que mi deseo, mi percepción y la forma de trazar mi identidad era la de una una mujer.

Segundo Clóset:

Como mujer trans.

Con la bienvenida al mundo que mi abuela inauguró, mi expresión de género fue manifestándose. Buscaba transformar mi cuerpo y que mi propia percepción fuera construyendo.

Pero nadie en este mundo, y aún en la educación media superior, nos enseñan a diferencias sobre temas LGBTI+ y mucho menos de cuerpo, deseo, género e identidad. Recuerdo que con mis pocos recursos de información comencé a explorar mi identidad, una amiga muy cercana se asumió transexual. Sin embargo, no me identificaba con sus sentir. Ahí entendí que había diversidad entre la diversidad. Que mi identidad no se limitaba a “vestirme como socialmente se reconoce que se viste una mujer”. Sino que Había un deseo de transformar mi cuerpo, había un deseo propio de que me nombraran en femenino de saberme como Jessica, en construir mi propia feminidad que no era la feminidad de La Rosa de Guadalupe sino una que fuera empoderada, crítica y sobre todo afectiva y empática con otras mujeres.

Porque es cierto que nos enseñan a competir y sabía que en este mundo lo transgresor era sentir empatía.

Esta fue la transición más fluida.Con el apoyo de mi familia iba trazando mi historia como la mujer que soy ahora.

Lamentablemente me encontré con más obstáculos a la hora de ejercer mis derechos y libertades, los cuales me llevaron a involucrarme en espacios donde el pensamiento crítico era la punta de lanza para un mundo que se ha construido por relaciones de poder asimétricas y ha heredado una historia donde nosotras, las personas trans hemos quedado sólo como objeto sexual, objeto de estudio o personas que su lugar de los márgenes de una vida digna y  de la precarización. Además el primer paso para derribar mis miedos fue cuestionar.

¿Quién dice que mi cuerpo es el equivocado?

¿Por qué la voz de un psiquiatra se antepone a mi propia voz?

¿Por qué tengo que dar cuenta sobre mi cuerpo y mi identidad a un Estado, a los discursos de odio, a una iglesia, a la medicina, a los adultos y a todo un sistema que insiste en disciplinarme?

Y sí ahí nació la salida de mi tercer clóset, porque la psiquiatría (y el mundo que la sostiene) me volvió feminista.

Mi tercer clóset:

Como mujer trans, ah y feminista.

¿El motivo de esta salida del clóset?

Porque soy mujer, pero no la que el mundo espera.

Recuerdo que miedo usar la palabra feminismo. ¿Por qué no igualitarismo? ¡Sí, ignoraba tanto! hasta que decidí escuchar para aprender y tener empatía, memoria y paciencia para desaprender. No desde una mirada de castigo y la moral, sino del recibimiento.

Yo era una persona tan poco consciente del movimiento feminista como un movimiento político y social que  históricamente ha evidenciado, denunciado y sumado esfuerzos para erradicar la violencia hacia las mujeres. Haciendo que lo personal sea político. Que coloca las mujeres desde la idea radical de ser personas.

Y sí, empezó también excluyendo a mujeres negras, indígenas sólo había feminismo “para lo que mujeres blancas y letradas” decían era mujer. Sin embargo, con los feminismo negros, anarquistas, feminismo decoloniales, transfeminismos esto se ha complejizado y hemos escuchado voces que históricamente han sido silenciadas.

Feminismo también como una opción ética de vida. Para desmontar prejuicios o estereotipos. Para saber que incluso entre mujeres trans construir otros tipos de vínculos es posible. Porque cuando una se pone las gafas violetas, anti patriarcales, no es que una esté libre de machismo, sino que la conciencia sobre el mundo que vivimos y el sistema cultural, social, político, económico que hemos heredado está al servicio de los hombres y saber que nos necesitamos para desarticular los sistemas de violencias que condenan a muerte a las mujeres.

Hasta aquí me doy cuenta que los clóset son las paredes construidas con los miedos, prejuicios, expectativas a la insistencia de ser “lo normal”.

Es necesario hacer consciente que salir de cualquier  clóset es un proceso personal. Nadie tiene que obligar o juzgar a alguien por hacerlo o no, Simplemente disponernos a dar la bienvenida a la diversidad es el primer paso y sumarnos a construir las condiciones para que no haya más clósets que salir es también una constante donde no basta decir yo no discrimino, intervengo, me sumo éticamente y cuestiono “lo normal”. ¿Por qué alguien, en términos del deseo y la identidad, tendría que tener miedo de ser quien es? Sí, es hora de cambiar la historia que nos contaron. No hay nada que cambiar, no hay enfermedad lo único que hay es una diversidad viva.

Y salir de los clósets cuantas veces sea necesario y cuestionar sí tenemos otros clósets de los que nos da miedo salir o que imponemos y afectan la dignidad de las personas. Pues una no sale del clóset para alinearse a un mundo que está construido desde las violencias, salir del clóset también es político y un mensaje para quienes están por salir, no se atrevieron o a quienes murieron en el intento.

Es un aprendizaje y desaprendizaje continuo.

Porque una empieza a vivir cuando se deja de mentir así misma.

 

Jessica Marjane
/

Mujer trans* originaria de la comunidad ñahñuh del Valle del Mezquital, Hidalgo. Radicada actualmente en la Ciudad de México. Feminista desde el error, la incongruencia y el disentir. Defensora de derechos humanos y estudiante de Derecho de la UNAM. Desde 2014 fundó la Red de Juventudes Trans México. Apuesta por transición a un mundo donde todas las vidas sean importantes.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Breyni Reyes /

    15/10/2018 5:25 PM

    ¡Qué asco!

    ¡Ay no!

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    ¡Nítido!

    Víctor López /

    12/10/2018 6:52 PM

    "Además de enfrentarme a la descriminacion de muchos hombres gay" se confirma lo que me han contado el gay aparte de descriminar, padecen de TODOS LOS MALES QUE TIENE un heterosexual ... Quieren trato especial ... Eso no, QUE COMPITAN , nada de privilegios... Nada de leyes que los encubran... DEJEMOS A UN LADO QUE ES UNA DESVIACIÓN ESE ES OTRO TEMA...

    ¡Ay no!

    3

    ¡Nítido!



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