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Tengo vih, estoy embarazada, y estoy inmensamente feliz

Durante estos 16 años de diagnóstico pensé que cuando llegara a estar embarazada estaría con miedo de que algo pase con la criatura en cuanto a alguna posibilidad de transmisión de vih. Ahora que estoy embarazada es todo lo contrario: al menos hasta ahora, 7 meses y casi una semana, no he pensado en ningún momento que habría alguna posibilidad de transmisión de vih porque se que tengo una adherencia al tratamiento excelente, se que tengo una carga viral indetectable hace 15 años, por ende no hay posibilidad de transmisión.

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Foto: Caio Mota

Estaba en Ciudad del Este en Paraguay, en una de las casas comunitarias de “Somos Gay”, luego de una largo viaje desde Buenos Aires a Foz do iguazu. Decidí dormir una siesta, una siesta que nunca fue siesta porque caí profunda de inmediato. Me tocó dormir en la habitación de mis amigos Simón, Sergio y Adolfo, un trío poliamoroso, en una cama de tres plazas. A Adolfo lo trajeron a las 4:00 am, porque que estaba pasado de copas. Al llegar me vio y me dijo que me iba ir embarazada de Paraguay, yo medio dormida le pregunté ¿acaso alguno de ustedes me va a dejar embarazada ahora? Solo recibí risas.

A la mañana siguiente nos íbamos para las Cataratas del Iguazú. Cuando Adolfo se despertó, le reclamé que me había amenazado con que me iba embarazada de Paraguay. Sin embargo, nadie me había tocado un pelo. Él se rió y dijo que no era eso, que me había dicho, me explicó que él estaba seguro de que yo me iba a ir  embarazada de Paraguay porque escuchó cantar al pájaro pitogüé.

La leyenda que cuenta el origen del pitogüé, indica que este pájaro era humano y en su anterior existencia ejercía las funciones de comadrona o sea la de partera. De ahí su experiencia y conocimiento con respecto a las mujeres embarazadas, ya que este pájaro anuncia el encargo antes de que la propia interesada esté segura de su estado.

La misma  leyenda asegura que por lo mismo el pitogüé lleva una vincha blanca que le rodea la cabeza, como herencia y símbolo de su antigua profesión.”

La realidad es que el canto insistente del pitogüé, siempre es motivo de zozobra para las madres de hijas de solteras y de extrema confusión en el rostro de las mujeres en estado de merecer.

La leyenda del pitogüé y su relación con el futuro nacimiento, data de época inmemorial y en las tribus indígenas de nuestro continente, su canto era feliz augurio para las mozas, por la próxima e inminente llegada de un nuevo miembro de la familia que pondría una sonrisa de niño en las pupilas de una madre feliz”.

Me gustó la leyenda del pitogüé. Simón, Sergio y Adolfo se reían porque decían que el pitogüé me perseguía, y sí era verdad, lo escuchamos cantar todo el tiempo en las cataratas, andaba como mi acompañante privado. Al llegar a las cataratas sentí un aire frío en la cara. Le dije a Simón me voy a ir a agradecerle a Oshún, no sé porqué, ni qué le iba a agradecer, pero me paré en una esquina del mirador de las las cataratas y dando gracias. A la vuelta, cuando pasamos por Brasil, Foz do Iguazu, pedí que paráramos en una farmacia: quiero comprar un test de embarazo.

No me había dado cuenta, pero tenía un atraso de la menstruación de 20 días. No le presté atención. Pensé que era hormonal, o por la edad. En el bus de Buenos Aires a Iguazú no paraba de hacer pis cada 5 minutos, no estaba tomando líquido y me resultó extraño, al igual también que esa siesta en la que terminé durmiendo hasta el día siguiente. Los chicos preguntaron ¿te vas a hacer la prueba ahora? Respondí que no, que quería ver 6 capítulos de Luis Miguel. Así fue desde las 12 de la noche a las 6 de la mañana me ví Luis Miguel. Dormí 2 horas, y luego me hice el test.

POSITIVO.

En ese justo momento Marta Dillon me envía un mensaje preguntando si había escrito una nota sobre un feminicidio de una mujer con vih en Avellaneda. Dije: esta será bruja, ¡algo habrá sentido porque justo me escribe en este preciso momento! Le respondí que no, pero que iba a tener muchas cosas para escribir...

Realmente estaba en shock. Luego de dos perdidas y de tanto tiempo buscando, en realidad para mi un test positivo no me estaba diciendo nada. Cuando Simón se levantó le dije que que mirara el test. Me dijo: ¡boluda, te dio mal! Cómo mal si da positivo o negativo, ¿tan gay tenias que ser? Preguntó qué quería hacer. Quería hacer test confirmatorio de sangre, así que fuimos a hacer el confirmatorio junto con Sergio y la Paloma. El resultado fue positivo pero para mí solo significa miedo, temor a lo que pudiera pasar. Preguntaron otra vez: ¿qué querés hacer? Respondí: ecografía. En Ciudad del Este no andaba el ecógrafo, así que partimos todos para Asunción. 5 horas de viaje.

¡Felicitaciones, ahí está su hijo! ¿Qué tal que yo quisiera abortar y este hombre felicitándome? Mi cara era de shock, así que él preguntó si estaba buscando quedar embarazada. Le dije: estoy muy feliz aunque mi cara es otra.

Cuando tuve el diagnóstico, a menos de un mes, fui a hablar con mi infectóloga, le dije que con Lucas mi primer novio queríamos tener un bebé, y preguntamos qué teníamos que hacer. Ella nos sacó volando, dijo que no era momento y que tenía tiempo. Fue un deseo de desesperación pensaba que me iba a morir y quería tener una cría.

El primer año de toma de retrovirales comencé a no querer ir a buscar la medicación pues no me gustaba encontrarme con otras personas en la farmacia. Muchas veces había personas que, en apariencia, tenían algún problema de salud y eso me hacía muy mal, entonces mi mamá iba a buscarlas. Cuando ella veía a alguna mujer con vih embarazada, venía super asombrada a decirme que cómo estaban embarazadas. Yo le explicaba que sí podían embarazarse y que eso no significaba que esxs fetos iban a nacer con vih. Si esa persona tomaba la medicación y tenía buena adherencia, todo estaría bien, si los procedimientos en el parto estaban correctos todo iba a estar bien.

Durante estos 16 años de diagnóstico pensé que cuando llegara a estar embarazada estaría con miedo de que algo pase con la criatura en cuanto a alguna posibilidad de transmisión de vih. Ahora que estoy embarazada es todo lo contrario: al menos hasta ahora, 7 meses y casi una semana, no he pensado en ningún momento que habría alguna posibilidad de transmisión de vih porque se que tengo una adherencia al tratamiento excelente, se que tengo una carga viral indetectable hace 15 años, por ende no hay posibilidad de transmisión.

El 2 de agosto tenía turno con el médico para tener más información sobre fertilización asistida. El médico ginecólogo nos había dicho que no podríamos quedarnos embarazados de forma natural. Ya habíamos tenido dos pérdidas tempranas, en el 2015 y el 2016, seguimos intentando pero no había noticias positivas.

En una llamada telefónica Caio, mi esposo, me dijo: yo sé que pronto vamos a tener un bebé. Yo pensando ya en cerrar la fábrica de deseos, es bien cansado cuando pasa un largo tiempo y todos los meses crees que vas estar embarazada, pasar por la tristeza de cada mes con cada menstruación.

Si por causa del vih se preguntan de qué forma estaba intentando quedar embarazada la respuesta es, a la antigua: fue teniendo sexo sin condón. Porque hace 15 años tengo la carga viral indetectable, soy adherente a mi tratamiento, entonces puedo tener esa opción junto con mi pareja de común acuerdo.

Hace unos días hice público mi embarazo en mi Facebook, porque ya había salido un spot en canal Encuentro, de Argentina. Luego de que pasaron los tres meses de espera y estuve segura de que todo iba bien sentí, que estaba muy cómoda en mi no-visibilidad del embarazo. ¡Por primera vez estaba siendo no-pública/no-visible en algo, y ese algo era bien diferente a todas las otras situaciones. Lo hable con muy pocas personas. Algunas de esas personas en meses no tuvieron intención de enviar ni un mensaje así que eso también me hizo saber que estaba muy bien no ser visible.

Pero ya es hora de que todo el mundo lo sepa: las mujeres con vih, parimos. Parimos bebés sin vih cuando tenemos buena adherencia y cuando todo se hace bien en el parto. Lo más importante siempre es la adherencia. Las mujeres con vih podemos decidir quedar embarazadas, con ayuda de una jeringuilla, esto es, poniendo el semen de nuestras parejas ahí y luego poniéndolo en nuestras vaginas. Si decidimos hacerlo sin ese procedimiento es muy importante la toma de la medicación y tratar de estar indetectables. Las mujeres con vih también tenemos derecho a decidir si queremos parto vaginal o cesárea.

Sin embargo esto no ocurre, ni está en ley o protocolos en todos los países. Las mujeres con vih aún no tenemos total aval para poder amamantar en América Latina y  necesitamos mas investigación científica para poder tener suficiente información para decidir si queremos amamantar o no.

Decidí no decirle a Caio inmediatamente la noticia. En 3 días lo vería en Brasil. La idea era ir a cenar y darle ahí la noticia. Pero no aguante. Estábamos en Belo Horizonte, como la vez que lo conocí. Caminamos una cuadra, y le dije: cierra los ojos. Él no aguanta cerrar los ojos así le tape la cara, y aún así seguía con los ojos abiertos. Vió el test de embarazo, y dijo con cara de shock: ¡hay que hacer más exámenes para quedarnos tranquilos! La vivencia de las dos pérdidas nos dejó un poco temerosos y sensibles. Le dije que cerrara los ojos otra vez. Le di el examen de sangre: positivo. Seguía con cara de shock sin sonreír, ni nada. Pregunte si estaba feliz, respondió que sí. Entonces comunícaselo a tu cara, le dije. Su reacción fue igual que la mía, al ir  recibiendo los exámenes positivos. Él dijo: tenemos que hacer el ultrasoon para saber que todo está bien (el ultrasoon es en Brasil lo que para el resto de América Latina es la ecografía). Una vez más le dije que cerrara los ojos, y le puse una foto de la ecografía en la mano. Entonces, por fin, se permitió una sonrisa.

 

Foto: Caio Mota

 

Mariana Iácono
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Feminista, trabajadora social, trabajadora de la educación, estudiante de maestría en comunicación y DDHH UNLP. Tengo VIH hace 15 años. Soy co-fundadora de la red Argentina de jóvenes y adolescentes positivos (VIH). También de la Red de jóvenes con VIH de América latina y Caribe hispano. Soy miembra de la comunidad latina de mujeres con VIH. El VIH me dió feminismo, sufrimiento, empoderamiento y placer. ¡Exigimos la cura ya!


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