El pierde-gana de Carlos Vielmann: sí será juzgado pero no por los dos delitos

En una esquina estaba el exministro de Gobernación Carlos Vielmann, con la pierna cruzada y gesticulando fuerte con la mandíbula. En la otra estaba el fiscal de la FECI, Carlos de León, nervioso, pidiendo a la juez que llamara al orden a los presentes en la audiencia.

Y a la juez Claudette Domínguez le tocó pedir respeto a la sala en la que se encontraba el expresidente de la República Oscar Berger, y el presidente del CACIF, Marco Augusto García Noriega. Los asistentes aplaudieron y abuchearon según el rumbo que iba tomando la audiencia.

Aunque ayer Carlos Vielmann fue ligado a proceso por el delito de tortura, también consiguió una gran y sustantiva victoria.

El ambiente en la sala era tenso y no era para menos. La última semana ha sido difícil tanto para la élite empresarial como para la Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI). Los empresarios vieron como otro de los suyos, el expresidente del CACIF, José González Campo, era ligado a proceso por financiar ilegalmente la campaña de Alejandro Sinibaldi.

Mientras que el equipo de fiscales ha visto como su jefe, Juan Francisco Sandoval, atraviesa uno de los momentos más críticos de su carrera. En ausencia de Iván Velásquez, Sandoval se convirtió en el nuevo blanco de quienes buscan frenar los grandes casos por corrupción. Ahora, tras la filtración de una serie de audios, con los que acusan a la fiscalía de  “negociar” con reos, la Fiscal General, Consuelo Porras, anunció que ya hay una investigación en contra. Aún así Porras asegura que respalda al que hasta hoy sigue siendo su fiscal estrella.

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Quizás por eso a Sandoval se le escuchó nervioso cuando explicaba los cargos en contra de Carlos Vielmann y los expolicías Stu Velasco, Víctor Manuel Ruíz, Axel Martínez y  Francisco Guarcax. Exponía sus argumentos y el público, en su totalidad en favor del exministro de Gobernación, lo abucheaba.

En cambio hubo aplausos cuando la juez Claudette Domínguez empezó a evaluar los medios de prueba.

En la sala estuvieron presentes familiares y amigos de los sindicados en el caso de ejecuciones extrajudiciales y tortura.

El pierde-gana de Vielmann

La juez cuestionó, por ejemplo, los informes en que los jueces de turno consignaron el estado los reos la noche en que fueron capturados. A solicitud de los familiares de los prófugos, esa noche se hizo efectivo un recurso de exhibición personal pero ningún juez consignó haber visto alguna señal de tortura.

También afirmó que la orden ministerial girada por Carlos Vielmann para crear los grupos de policías que se encargaron de ejecutar el Plan Gavilán, no era ilegal y tampoco contenía la orden de cometer algún delito.

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Sin embargo de la misma forma en que la juez cuestionó las pruebas, también recalcó en la audiencia que los testimonios de las víctimas que acusan a Vielmann y compañía de tortura, no pueden descalificarse por el simple hecho de venir de personas privadas de libertad. La juez recordó que el Estado debe velar por la integridad física de todas las personas y que el delito de tortura es considerado un crimen de lesa humanidad. Por eso decidió que Carlos Vielmann y compañia sí sean procesados por este cargo.

En cambio cuando pasó a argumentar sobre la acusación por el delito de ejecución extrajudicial, la juez Domínguez se tomó casi diez minutos para citar jurisprudencia. Una larga exposición de motivos hasta que confirmó que no juzgaría a Carlos Vielmann por ejecución extrajudicial, basándose en el principio de non bis in idem, que establece que una persona no puede ser juzgada dos veces por los mismos hechos.

La juez en ningún momento razonó respecto a que si bien Vielmann ya fue juzgado y absuelto en España por ejecuciones extrajudiciales relacionadas con el Plan Gavilán, las víctimas son diferentes y los hechos ocurren en diferentes días y diferentes lugares.

Ese fue el momento en que Oscar Berger y el resto de la sala aplaudieron.

Carlos Vielmann, en la audiencia donde fue enviado a juicio por uno de los dos delitos que le sindicaba el MP y CICIG.

El proceso que vendrá

En la última parte de la audiencia la fiscalía solicitó que todos los acusados fueran enviados a prisión preventiva, sobre todo Carlos Vielmann, a quién señaló de peligro de fuga por su pasaporte español. También argumentó que el exministro de Gobernación, podía intentar influir en el caso e interferir en la investigación poniendo como ejemplo la filtración de los audios con los que se intenta afectar la credibilidad de la fiscalía, acusandola de negociar con reos.

Si bien la juez aceptó enviar a Carlos Vielmann a prisión preventiva, también dejó en claro que los temas mediáticos no deberían afectar el rumbo del proceso. Fallidamente la defensa intentó probar que no había riesgo de fuga entregando los pasaportes de Vielmann y una serie de cartas de recomendación entre las que se encontraba una del obispo de Huehuetenango, Álvaro Ramazzini, en la que no sólo respaldaba al exministro sino que también aseguraba que la justicia se había convertido en un instrumento político.

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De parte de los otros acusados llamó la atención que el exdirector de Investigación Criminal de la PNC, Stu Velasco, no pidió una media sustitutiva y aseguró que prefería seguir detenido en la cárcel de Mariscal Zavala. Su abogado aseguró que más adelante, en el proceso, explicarán los motivos.

A Vielmann y compañía les tocará aguardar en prisión. El 26 de febrero del 2019 la FECI deberá presentar los resultados de la investigación que podrían involucrar despliegues de llamadas entre los acusados. Será hasta el mes de marzo cuando la misma juez Claudette Domínguez evalúe si el ex ministro y los ex policías serán enviados a juicio.

Al terminar la audiencia Vielmann se acercó a los medios para dar declaraciones, para asegurar que Juan Francisco Sandoval “debería irse a Venezuela” y para afirmar que está dispuesto a enfrentar el proceso. Sabe que ayer consiguió una gran victoria. No sólo logró que la juez pusiera en tela de duda varias de las evidencias, también logró que el único delito por el que se le juzgue sea tortura, un delito en el que para probarlo habrá que poner en la balanza la palabra de un ex presidente de la Cámara de Industria contra la palabra de los reclusos que lo señalan de haberles puesto el pie contra el pecho y la garganta.