Las verdades y mentiras detrás del plan de US$100 millones contra la desnutrición en Guatemala

Pocas veces hay causas que ponen del mismo lado a diputados con pensamientos diametralmente distintos. Y eso fue justo lo que pasó el 27 de febrero en el Congreso.

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Sandra Morán, la diputada de izquierda, lesbiana y del Frente Parlamentario por la Transparencia, coincidió en una votación con Estuardo Galdámez, el diputado ultraconservador, militar e integrante del Pacto de Corruptos.

Los dos diputados y otros 101 congresistas de distintas bancadas votaron a favor de la aprobación de un préstamo para financiar el programa Crecer Sano.

Afuera del Congreso, empresarios, políticos y académicos, con formas de pensar muy distintas, también demostraron apoyo al proyecto para combatir el hambre de mujeres, niñas y niños en las áreas más pobres del país.

Es difícil que alguien se oponga a un plan como este. Pero no todo lo que se dice sobre el proyecto es tan bueno como parece. Acá hay un resumen de mentiras, verdades y verdades a medias.

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1. Verdad: Un proyecto contra la desnutrición

La primera ley que el Congreso aprobó en 2019 autoriza al gobierno de Jimmy Morales para negociar un préstamo de US$100 millones (unos Q770 millones) con el Banco Internacional de Fomento y Reconstrucción (BIRF) para financiar  el programa Crecer Sano.

La ejecución del proyecto está a cargo de los ministerios de Desarrollo Social y Salud, y de la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SESAN) durante tres años, a partir de 2020.

El Proyecto beneficiará a niñas y niños de entre 0 y 24 meses de edad, mujeres embarazadas y sus familias de Alta Verapaz, Chiquimula, Huehuetenango, Quiché, San Marcos, Sololá y Totonicapán.

El programa consiste principalmente en dotar de servicios de nutrición y salud a favor de madres y niños, promover cambios conductuales en familias y comunidades para que mejoren sus prácticas de salud, garantizar un mejor acceso a agua potable y saneamiento.

También está orientado a financiar obras destinadas a puestos de salud, pequeños sistemas de agua y saneamiento y centros comunitarios, así como equipamiento, suministros médicos y no médicos, actividades de promoción de la salud, asistencia técnica, estudios y capacitaciones.

Si la teoría se lleva a la práctica, el proyecto puede cambiar la vida de las familias más golpeadas por la pobreza y la desigualdad en 7 departamentos.

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2. Verdad a medias: La eficiencia

La institución encargada de la política de la seguridad alimentaria en Guatemala es la SESAN. Y justamente esa institución fue excluida en la formulación de Crecer Sano. Eso pone en duda la eficiencia de un programa que será ejecutado en los próximos tres años, sin que los expertos en la materia estén totalmente de acuerdo.

Juan Carlos Carías, secretario de SESAN, dijo a Nómada que no se le tomó en cuenta:

—A mí ni siquiera me invitaron a la construcción de esto, ni a la revisión. La SESAN ha estado fuera en los últimos meses de esta cuestión. Algo que obviamente no nos parece.

El funcionario explicó que la SESAN apoya el proyecto de Crecer Sano, pero tiene reparos en algunos aspectos. El más importante es que se destinen US$14 millones de los presupuestos a acciones que no son prioritarias:

—No estoy de acuerdo con que se considere una gran cantidad de dinero en talleres y eventos. No debe ser así. El dinero debe ir enfocado a la mejora en las condiciones de vida de las personas. No estoy diciendo con esto que no son necesarios los talleres y las capacitaciones. Son necesarios. Pero son presupuestos que deben estar de oficio en los ministerios involucrados. El programa se debe ir 100% inversión.

La diputada Sandra Morán dijo que Crecer Sano es un programa vital para el país, pero también dejó claro que la desnutrición crónica, que afecta a uno de cada dos niños en el país, no se va a erradicar sin medidas drásticas:

—Debemos considerar una política fiscal para que haya más recursos para combatir la desnutrición. Y también más leyes que garanticen la asistencia para las familias más pobres. No podemos conformarnos con medidas paliativas.

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3. Mentira: La transparencia

Aunque el Banco Mundial ha desarrollado una serie de medidas dedicadas a garantizar la transparencia en el uso de los recursos, las experiencias pasadas con préstamos sientan un mal precedente en Guatemala.

En 2012 los diputados aprobaron un préstamo de US$280 millones del Banco Nacional de Desenvolvimiento Económico e Social de Brasil (BNDES) para que Odebrecht rehabilitara y ampliara la carretera CA2-Occidente. Al final todo terminó en un caso de corrupción.

Oficinas de Odebrecht.

Otros préstamos para mejorar el acceso al agua potable o la seguridad nacional también han terminado sin ejecución, debido a cuestionamientos de transparencia.

Ricardo Barrientos, exviceministro de Finanzas y analista de ICEFI, piensa que Crecer Sano es una medida necesaria, pero claramente insuficiente para corregir el problema de la desnutrición crónica infantil.

Según el experto, una preocupación son las “estructuras de corrupción” del Ministerio de Salud Pública y el Ministerio de Desarrollo Social, al servicio del presidente Jimmy Morales, que a su criterio es un aliado de la impunidad.

Karin Slowing, exsecretaria de Secretaria de Planificación, se considera a sí misma escéptica con respecto a la ejecución de los recursos:

—Si este Gobierno tiene acceso a esos fondos, seguramente tendremos que estar vigilantes de que el dinero se está usando bien. Ya hemos tenido suficientes experiencias negativas para dudar.