Doce días después, el Gobierno sigue sin pedir a la ONU renovación de la CICIG

Hace dos años era diferente. El gobierno de Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti llevaba un año y preconizaba que su agenda era seguridad y combate a la corrupción, y quería validación internacional. Para demostrarlo, enviaron a una delegación del más alto nivel a Nueva York para solicitar la renovación del mandato de la Comisión Internacional Contra la Impunidad (CICIG) para que se quedara en el país desde septiembre de 2013 hasta septiembre de 2015.

La delegación estaba encabezada, sí, por la vicepresidente Baldetti. La acompañaba, sí, el ministro de Gobernación Mauricio López Bonilla. La acompañaba, sí, el diputado Gudy Rivera, entonces presidente del Congreso.

Pero los tres han sido investigados por la CICIG. Ellos o algunos de su círculo más íntimo. Del ministro, su jefe de las cárceles, por asociarse con un preso para cobrar por traslado de reos y colocar a sus amigos en puestos claves. Del expresidente del Congreso, por intentar manipular a jueces para resolver a favor de Baldetti a cambio de reelecciones. Y de Baldetti, porque su secretario privado, Juan Carlos Monzón, dirigía una red de defraudación aduanera que robó Q200 millones.

Y precisamente por esas investigaciones –contra Presidios y el diputado del PP– es que se había muerto el amor del binomio Pérez Molina-Baldetti por la CICIG. Y hasta hace tres semanas se negaban a renovar el mandato. “No ha desarticulado ninguna red”, protestaba el presidente Pérez Molina. Todo cambió cuando la CICIG desarticuló la red de defraudación en aduanas que comandaba el brazo derecho de la vicepresidenta, el jueves 16 de abril. Pérez Molina pasó a ser un creyente del trabajo de la Comisión y le hizo perder la credibilidad y la fuerza política a niveles inusitados.

Por eso el presidente anunció el jueves 23 de abril que renovaría el mandato de la Comisión. Y tomó una bocanada de oxígeno político ante la presión de toda la sociedad y los actores políticos.

Pero eso fue hace 12 días. Y entre el mundo diplomático y el de organizaciones sociales contra la impunidad hay una especie de cautela. Saben que sería muy difícil para el presidente Otto Pérez Molina desdecirse y recular sobre la prórroga del mandato, pero dada la crisis política de su gobierno, no hay nada seguro hasta que esté firmada y enviada la carta por parte del Gobierno.

En la misión de Guatemala ante la ONU en Nueva York confirman que no la han recibido. “No hemos recibido la carta pidiendo la renovación del mandato de la Cicig. Pero fuimos informados oficialmente que en los próximos días nos va a llegar esa carta. Y que la decisión de renovar el mandato ha sido ya confirmada por el Presidente”, respondió Fernando Carrera, jefe de la misión.

En la cancillería guatemalteca, la vocera Andrea Furlán dijo que la carta está en borrador y que será enviada esta semana. Añadió que enviarán una copia a Washington.

Pero la preocupación internacional y de la sociedad civil es que esa carta, en su preámbulo, pueda contener algún párrafo que pida algún cambio al mandato.

De momento, continuará el suspenso.