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El Mario Estrada que recuerdan en Jalapa

Al hablar de Jalapa es imposible no incluir a Mario Estrada en la conversación. Un acaudalado empresario que patrocinó el deporte, la televisión local, financió a pequeños empresarios y construyó un imperio que tambalea con su captura y sentencia en Estados Unidos. Esta es una reconstrucción de cómo se recuerda al político y a un millonario que rompió el ritmo en un departamento que ya tenía a sus ricos contados.

Entender la política estados unidos Jalapa Mario Estrada P369 UCN

Mario Estrada en una celebración por el Día del Niño en uno de los barrios de Jalapa.

La captura, la supuesta conspiración de Estrada para el trasiego de drogas, los posibles magnicidios y la condena a 15 años de prisión despertaron conmoción en Jalapa, pero no sorpresa.

Mario Estrada es querido en su pueblo. Querido y temido. Cuando algo malo ocurría, se buscaba de su ayuda y de su sabiduría para saber qué hacer.

Una de las características de los nacidos en el oriente de Guatemala es su capacidad para contar historias. De heredar las memorias de sus padres y abuelos.

Por ello, el siguiente texto se escribe en primera persona. Es una construcción de entrevistas y conversaciones con milénicos que crecieron en la Jalapa de Mario Estrada.

Todos accedieron a que sus recuerdos fueran publicados de la siguiente manera y sin sus nombres.

***

Nací en el oriente del país a finales de los 80. De orgullo jalapaneco. El seno de una familia católica conservadora me vio crecer.

Mi abuela era uno de esos personajes que aún resuenan en la memoria de algunos veteranos, la recuerdan por los años de docencia que dedicó en uno de los institutos del departamento.

No tengo la fecha exacta en la que escuché hablar por primera vez de Mario Estrada. En mi niñez no lo relacionaba con la política propiamente sino como parte del grupito de los Vajilleros, haciendo referencia a un grupo de hombres que llegaron a construir sus imperios a un pueblo tranquilo que tenía contados a sus ricos.

Lo común de estos personajes era evidente: hicieron una fortuna de la noche a la mañana y nadie sabía explicar cómo y con qué. En una entrevista con Prensa Libre, Mario Estrada dijo que su familia era empresaria y que tenía ingresos de entre Q50 mil y Q60 mil mensuales.

Si hoy me pregunta alguien cómo se llamaban o se llaman las empresas de Mario Estrada no sabría qué contestar. Una ferretería y el imperio de las vajillas sin nombre es lo único de lo que tenemos certeza.

La gente rica en Jalapa estaba contada y eran familias muy conservadoras. Sus casas construidas bajo la estética de la sobriedad y algunos vehículos sedán del año o camionetas familiares.

Estos “nuevos ricos” eran distintos. Vestían pantalón vaquero, sombreros, sus casas parecían mansiones y en sus picops viajaban hombres que colgaban pistolas en sus cinchos.

Normalizar eso nos llevó unos cuantos años.

De todo este grupo élite de nuevos ricos Mario Estrada era diferente. Su ambición por controlar el departamento inició cuando se dio a conocer con el equipo de futbol Club Deportivo Jalapa, en 1996.

Le metió tanto dinero al equipo que en Jalapa se empezó a conocer como el patrocinador de los triunfos del deportivo. Jalapa ganó, gracias al patrocinio de Mario Estrada, dos títulos de copa y dos de liga.

Hacerse fama en un pueblo con el ego que el futbol provoca fue una estrategia que le funcionó muy bien. El corazón del vulgo estaba de su parte, y una vez captada su atención empezó a arrasar en las elecciones.

Mario Estrada le ofrecía al pueblo mucho circo y poco pan: feria navideña, día de la madre con regalos, conciertos en vivo gratuitos y show de luces para Navidad.

Los conciertos de artistas famosos como Edwin Luna, El Buki, Ninel Conde eran subsidiados por el político. La gente aseguraba que los hospedaba en su hacienda y los enviaba a la capital en su helicóptero personal.

 

Mario Estrada patea un balón junto a jóvenes que lo observan. Era común verlo compartir con las comunidades. Su imagen era importante para cada campaña política.

Mario Estrada patea un balón junto a jóvenes que lo observan. Era común verlo compartir con las comunidades. Su imagen era importante para cada campaña política.

Jalapa, su sello

Mario Estrada se dedicó a ponerle su marca personal a todo el departamento. Que su nombre estuviera en todos lados se convirtió en una necesidad constante para el político.

Por muchos años el estadio se llamó Estadio Las Flores Edilberto Antonio Bonilla, en honor a uno de los deportistas legendarios de Jalapa. El cambio de nombre se justificó porque Mario Estrada pagó con su dinero la remodelación.

El alcalde de esa época, Jorge Mario Bonilla, sobrino del destacado deportista Edilberto Antonio Bonilla, dio el visto bueno para que le quitaran el nombre de su tío y le pusieran el del ingeniero Mario Estrada.

Una reseña publicada en el sitio Wikipedia lo relata de esta manera:

“El actual nombre lo posee gracias al diputado Mario Amílcar Estrada Orellana, quien colaboró en la remodelación del estadio cuya grama era de tierra y únicamente poseía un sector de graderío de madera en el lado oeste, en donde ahora se encuentra la localidad de palco y tribuna.”

El coliseo de Jalapa fue construido también con su dinero y también le puso su nombre. En él la gente ha disfrutado de conciertos, jaripeos y eventos relacionados con la feria del departamento.

Es vox pópuli que ambos proyectos fueron financiados con el dinero de Estrada.

Fue nombrado hijo predilecto de Jalapa por cinco alcaldes de los municipios ganados por la UCN. La noche del homenaje se le realizó una investidura y se le entregaron las llaves del departamento.

El símbolo era muy real, Mario Estrada hacía con el territorio jalapaneco lo que se le antojara. Tenía la potestad de cerrar las calles para cualquier actividad que se le ocurriera con fines politiqueros.

Compró los tres servicios de cable que habían en Jalapa y fundó TV Órbita donde los anuncios de su imagen política eran repetidos a cada hora.

El cacique manejaba los canales que quería que el pueblo tuviera acceso.

En muchas ocasiones se perdió la señal del canal Guatevisión casualmente cuando habría alguna información en su contra o en contra de sus amigos políticos.

En el noticiero de la noche promocionaba sus negocios de ferretería y el único que era entrevistado era él o personas de su simpatía.

 

Mario Estrada en un mitin político.

Mario Estrada en un mitin político.

El poder del dinero

Recuerdo a Mario Estrada de la mano de Alfonso Portillo. Empezó siendo el político que estaba siempre detrás del discurso elocuente de su amigo. En las gradas del estadio Ing. Mario Estrada se le veía a Portillo en los días de gloria del club.

Hay un video del periódico Nuestro Diario en donde se le ve a Portillo elogiando al campeón Clausura 2009.

A Mario Estrada no se le pegó nada de la jerga política de Portillo, no llegaba ni siquiera aplicar la corrección política.

En 2011, la radio Emisoras Unidas hizo preguntas de cultura general a los candidatos, le preguntaron qué era lo primero que se le venía a la mente al escuchar “La calle donde tu vives”, su respuesta fue irrisoria: “La calle donde vivía mi primera novia en Jalapa”.

Le volvieron a preguntar: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”, respondió con elocuencia: “Me recuerda a la película de Jurassic Park”.

El 9 de abril de 2019 fue entrevistado de nuevo en Emisoras Unidas, al preguntarle qué pensaba de la prostitución respondió: “muchos jóvenes toman y fuman y eso no es correcto”.

[Leé: Mario Estrada fue condenado, pero la historia de la “gallina con loroco” no termina, por Pia Flores]

Todos saben, nadie habla

Que Mario Estrada fuera un narcotraficante era uno de los secretos que cualquiera en Jalapa puede revelar si se les da un poco de confianza.

Los que se han servido de plazas en las diferentes dependencias donde ha tenido dominio se hacen los locos. Pero lo saben. O lo saben mis contemporáneos o las señoras en las tiendas del barrio El Porvenir.

Mario Estrada se dedicó, tras arrasar con los votos en Jalapa incluso para presidente, a hacer alianzas políticas para preservar su dominio en el departamento.

Para los candidatos presidenciales en segunda vuelta negociar una alianza con él era importante porque les aseguraban los votos de sus simpatizantes. Él a cambio pedía tener control de plazas en diferentes dependencias del gobierno.

Otro de los secretos era que Mario Estrada se dedicó a lavar dinero en todo el departamento.

Financiaba a personas que querían hacer crecer sus negocios y de la noche a la mañana fundaban sus propios imperios. Cada año electoral se les veía levantar la bandera blanca con la ruedita de colores.

Para algunos era un héroe, para otros era un personaje al que se le temía por su poder.

El miedo era tan grande que en algún momento se llegó a rumorar que tenía escuchas telefónicas para ver quién hablaba mal de él.

Las nuevas generaciones lo recuerdan como el que tenía la potestad para todo.

Recuerdo decir a un niño de unos 7 años una vez que cortaron el servicio de electricidad: “Por favor, vayan a buscar a Mario Estrada para que regrese la luz”.

En el imaginario colectivo Mario Estrada era el todopoderoso que podría llevar o quitar la luz cuando quisiera.

 

Publicación de la página de facebook de Mario Estrada.

Publicación de la página de facebook de Mario Estrada.

Leyendas urbanas

Alrededor de Mario Estrada rondan algunas leyendas.

De ser ciertas, no lo sabemos, pero son anécdotas que cualquier jalapaneco puede dar fe de haberlo escuchado de la boca de más de alguien.

Existe la historia, por ejemplo, que desde su helicóptero lanzó rosas a una joven reina de belleza para alcanzar su corazón. O que a sus conquistas las mandaba con su cirujano de confianza para esculpirlas a su gusto.

De nada de esto se tiene la certeza solo los comentarios de un pueblo chico metido en un infierno grande.

Debo confesrar que voy a extrañar a Mario Estrada, el showman que cerraba los desfiles hípicos montado en un caballo.

La última vez que el pueblo lo vio fue vestido con camisa blanca que combinaba con la de sus hijos y que en la parte de atrás se leía el apellido Estrada.

Detrás de él venían 20 músicos que entonaban canciones de banda y uno que otro corrido con su nombre.

No sé cuánto tiempo vaya a pasar para ver de nuevo el rostro de Mario Estrada; supongo que su vida no volverá a ser la misma. Como la vida de muchos jalapanecos que se servían y vivían de su patrocinio político para ocupar cargos públicos y ganar grandes sueldos. Son los únicos que aún peregrinan en las iglesias rogando por su libertad.

Lo cierto es que Mario Estrada quedará en el recuerdo de un pueblo que le rindió pleitesía. El primer rico que puso un helipuerto y voló un helicóptero alrededor de las montañas de Jalapa.

La justicia de Estados Unidos lo condenó a 15 años de prisión por participar en una conspiración para importar y distribuir toneladas de cocaína a ese país.

Mario Amílcar Estrada Orellana, mucho gusto.

Adiós.

Nuestros hijos te conocerán como parte de la historia.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Rudy Alberto /

    11/10/2020 2:29 PM

    Eswin Quiñonez, se refiere a Jalapa como "pueblo" sepase amigo que tiene categoría de Ciudad, así que lo correcto es decir, Ciudad de Jalapa y Municipio cuando se incluye a su área rural, tampoco es correcto que diga Departamento cuando se refiere a la cabecera departamental, pues cuando se habla de Departamento se habla de todos los municipios que lo integran.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Jorge portillo /

    25/02/2020 10:57 PM

    Una lagartija que se arrastra por el suelo, solo puede mirar una ave volar y desata su furia porque jamás la puede alcanzar...

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Victor lopez /

    20/02/2020 1:07 PM

    Y van a caer más, lo que están haciendo los gringos es podar el jardín, pero el negocio continúa...

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Mario Lucero /

    19/02/2020 11:00 AM

    ¿Porqué supuesta conspiración de Estrada para el trasiego de drogas?
    ¿No aceptó su culpa en Estados Unidos y ya fue condenado?
    En Guatemala seguirá siendo un "supuesto narcotraficante" porque a los medios de comunicación y a la población le da miedo llamarle a las cosas por su nombre.

    ¡Ay no!

    2

    ¡Nítido!

    José Molina /

    18/02/2020 5:44 PM

    Algún día espero ver a Guatemala libre de todos estos delincuentes.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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