Giammattei habla de su primer proyecto multimillonario y su plan b para sustituir a la CICIG

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Alejandro Giammattei entró sonriente a la apretada sala donde dio una conferencia, lo seguía una treintena de personas que se instaló en el fondo del lugar mientras hablaba con la Prensa. Convocó a los medios de comunicación para dar a conocer los resultados de las últimas dos semanas y cómo empieza a delinear lo será su gobierno.

Esta vez su actitud era diferente en comparación a la primera conferencia que dio como presidente electo, cuando Nómada le cuestionó el nombramiento de Alberto Pimentel como próximo ministro de Energía y Minas, accionista de una empresa contratista del Estado. En esa ocasión, Giammattei respondió molesto sin aclarar si consideró la existencia de un conflicto de interés.

• Leé: Editorial: No busque pelea, presidente electo, que aquí no la va a encontrar

Las conferencias de Prensa han sido realizadas en el hotel Holiday Inn en la zona 10 de la Ciudad de Guatemala, lugar que se ha convertido en su centro de operaciones desde que ganó el balotaje y donde ha mantenido reuniones con su partido y allegados a su organización.

El presidente electo aseguró que el BCIE trabajará durante cuatro meses en un estudio de prefactibilidad para la construcción de un tren que conecte el Atlántico con el Pacífico de Guatemala, que además tendrá a cada lado un acueducto y un oleoducto.

—¡Es histórico! Por primera vez un presidente electo, en 62 años de haberse formado el BCIE (Banco Centroamericano de Integración Económica), visita la sede en Guatemala, ningún presidente lo había hecho. Y fuimos a enseñar el plan de trabajo que tenemos en el tema de innovación y desarrollo y logramos cosas concretas para Guatemala, dijo.

Giammattei no es el primero que toca las puertas del BCIE después de haber sido electo como mandatario. Lo hizo también el salvadoreño Nayib Bukele. Ambos, tienen como proyectos la construcción de un tren de carga y pasajeros que atraviese la costa del pacífico, en el caso de El Salvador; y que conecte las dos costas, en el caso de Guatemala.

Giammattei no mencionó en campaña detalles de este megaproyecto. El BCIE estimó para El Salvador que construir el ferrocarril tendría un costo elevado, entre US$3 y US$6 millones por kilómetro.

Giammattei dijo que planean crear un acceso portuario directo para El Salvador por la vía Atlántica. El BCIE también hará los estudios de prefactibilidad para el tren en El Salvador.

En el vecino país hay voces preocupadas por los posibles conflictos por la tierra, la afectación de los ecosistemas costeros y desplazamiento de poblaciones como implicaciones por la instalación de ese megaproyecto.

Parte de sus planes con la región son el cierre o reforma del Parlamento Centroamericano (Parlacen) y la creación de un centro de inteligencia para el combate al terrorismo y al crimen organizado.

—Esto como parte de los procesos de integración centroamericana en los que yo creo. Yo soy integracionista por naturaleza, dijo Giammattei.

Sobre el Parlacen dijo que si logra reformarlo espera que conozca temas de seguridad, ambiente, economía y asuntos fiscales y sobre el centro de inteligencia, que espera instalarlo en El Salvador y que incluya a agencias de Honduras, México y Estados Unidos. Este proyecto sería delineado en Washington.

Un problema sobre la idea es que el vecino país de Honduras se parece cada vez más a un narcoestado, como describió en esta columna el periodista salvadoreño Carlos Dada.

Alejandro Giammattei llega al hotel Holiday Inn.

Sobre migración, tercer país seguro y maquilas en la frontera

Sobre la crisis migratoria hay dos discusiones abiertas entre Estados Unidos y Guatemala, una a través de Jimmy Morales y otra con Giammattei.

—Hemos compatibilizado la agendas. Entiendo la agenda migratoria de Estados Unidos y hemos hecho que se entienda la agenda de desarrollo de Guatemala, de manera que vamos a empatar las dos agendas. Una no excluye a la otra, lo que pasa es que el desarrollo lleva tiempo y tenemos que empezar a hacerlo, anunció el presidente electo.

Giammattei le pidió a Estados Unidos que le dé a Guatemala el mismo trato que recibe Haití, lo que “facilitaría” —dijo—, la creación de más de 100 mil plazas de trabajo en la región fronteriza de Guatemala y México a través de fábricas de manufactura que se instalen en esa área.

También celebró que en sus relaciones con Estados Unidos se dejó de hablar de Guatemala como un “tercer país seguro”, pero reclamó que no tiene detalles del convenio que el gobierno de Jimmy Morales firmó con el de Donald Trump y que no ha sido invitado por el presidente para ser parte observadora de las negociaciones entre ambos países.

—No tenemos esa ruta clara, no sabemos cuándo principia ni cuándo termina (el acuerdo), no tenemos la parte que a mí me preocupa, que es la parte de puesta en vigor del convenio, no tenemos claro cuándo principia ni bajo qué términos, acotó.

Pedro Brolo, próximo ministro de Relaciones Exteriores, dijo a Nómada:

—Nosotros somos un gobierno en transición que establecemos enlaces y acercamientos y podemos empezar a establecer una posición, que es la que el doctor mencionó, pero aparte es (la posición) del gobierno actual, en la que no tenemos ninguna injerencia.

Alejandro Giammattei.

Lucha contra la corrupción al estilo Giammattei

Una de las promesas de campaña del presidente electo fue continuar con la lucha contra la corrupción, pero bajo sus propios términos e ideas. El día en que ganó las elecciones anunció la creación de una comisión nacional contra la corrupción y en su conferencia de este lunes 26 de agosto arrojó algunos detalles, que reconoció no eran del todo claros, por lo que ofreció otra rueda de prensa solo para hablar de ese tema.

—Esta comisión no solo va a atacar la corrupción, a perseguir a los corruptos, sino que de una vez va a perseguir la reforma a los procedimientos y a las leyes que tengan que hacer que no se repitan los actos de corrupción. Hemos recibido la colaboración del gobierno de los Estados Unidos, hemos tenido una franca conversación con el Departamento de Estado y Homeland Security, con el encargado de Seguridad Nacional de los Estados Unidos y el embajador (Luis) Arreaga en Guatemala.

En diez días Giammattei y su equipo volverán a viajar a Washington para trabajar en los detalles de su comisión. El presidente electo no aclaró hasta qué punto Estados Unidos colabora en su proyecto, qué porcentaje de financiamiento y recursos humanos aportará, pero dijo que “la propuesta del combate a la corrupción ha sido perfectamente aceptada por EEUU”.

Este es el segundo viaje que realiza a Washington, la capital del poder político de ese país. En el primero se reunió con representantes del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Secretario de Seguridad Nacional, Kevin McAleenan, quien firmó el acuerdo de “tercer país seguro” junto al ministro de Gobernación de Guatemala, Enrique Degenhart. En esta segunda visita también se reunirá con McAleenan y personal de Departamento de Estado.

Guatemala ya tiene experiencias con instancias que desde la presidencia trabajan bajo el lema de transparencia y lucha contra la corrupción. Otto Pérez Molina creó la Secretaría de Control y Transparencia, liderada por la ex vicepresidenta Roxana Baldetti; la Corte de Constitucionalidad la declaró inconstitucional por una acción que presentó el partido LIDER, ya que fue hecha bajo un acuerdo gubernativo, un procedimiento erróneo. El gobierno del Partido Patriota la sustituyó por una comisión que terminó por desaparecer con las investigaciones que desplomaron al gobierno en el 2015.

Giammattei no dijo quiénes dirigirán esta comisión, ni bajo qué manto legal sería creada. Solo adelantó que entre las leyes que busca crear para reforzar sus planes, está una que tipifique el “terrorismo y orden público”, una de sus promesas de campaña para luchar contra las pandillas.

En el Congreso ya existe una iniciativa de ley que califica de “terroristas” a las personas o grupos que bloquean las carreteras con manifestaciones o protestas.

Adelantó que funcionará con un presupuesto entre los Q40 y Q75 millones, fondos que obtendría a través del cierre de instituciones públicas, entre ellas, la Secretaría de Asuntos Administrativos de la Presidencia.

Entre sus motivos de alegría mencionó el acompañamiento de la Contraloría General de Cuentas en la transición de gobierno.