Michael Pence y su disfraz para ocultar el odio a los migrantes

La pobreza y la violencia en su país hicieron que el joven de 20 años se aventurara a migrar a Estados Unidos. Pero el país de la libertad y las oportunidades no lo recibió con los brazos abiertos. Al contrario, se encontró con leyes migratorias restrictivas y un sentimiento antinmigrante dirigido hacia otros como él. Así empezó la dura historia de migración y superación del irlandés Richard Michael Cawley, quien en 1923 se instaló en Nueva York y formó una familia que prosperó hasta llegar a ser parte de la élite.

Ahora, 95 años más tarde, su nieto Michael Pence es el vicepresidente de un gobierno que odia a los migrantes. Y es el correo de malas noticias del presidente Donald Trump para Centroamérica.

Las políticas migratorias de Trump se endurecieron en mayo con la disposición ‘tolerancia cero’ hacia los migrantes. Así consiguió que los indocumentados fueran tratados como criminales y enviados a prisión, y por ende, que se les separara de sus hijos. Y aunque esa medida ya fue suspendida por la presión social, Pence no pidió disculpas por el trato cruel de su país hacia los niños migrantes en la visita que hizo a Guatemala.

Después de reunirse con los presidentes Jimmy Morales de Guatemala, Salvador Sánchez Cerén de El Salvador y Juan Orlando López de Honduras, el vicepresidente de Estados Unidos solo le pidió a los centroamericanos que no viajen sin documentos a su país. El mensaje fue claro: “quédense en sus hogares”.

El encuentro fue cordial. Hubo risas, apretones de mano y elogios. Pero esa era la diplomacia. Pence, que había justificado su visita a Guatemala con la erupción del volcán de Fuego, realmente vino para hablar sobre seguridad fronteriza y migración irregular. Y para decirle a los presidentes centroamericanos cómo tienen que ser las cosas.

Así les ‘recomendó’ sensibilizar a las personas para que no migren sin papeles, aumentar la presencia de policías y guardias en las fronteras, combatir el narcotráfico, y sobre todo, luchar contra los ‘coyotes’. Todo para desmotivar a los migrantes a que dejen sus países, pero sin ofrecerles otras opciones.

“Como les dije a sus presidentes: Este éxodo debe terminar. Es una amenaza para nuestra seguridad. Así como respetamos sus fronteras y su soberanía, insistimos en que respete la nuestra. Los Estados Unidos es el hogar más acogedor para los inmigrantes en la historia de la humanidad”, dijo Pence.

Pero esas palabras solos disfrazan la política migratoria racista y xenófoba de Trump. Esa se basa en la construcción de un muro para detener a los indocumentados, aumentar la presencia de guardias fronterizos y de inmigración, deportar a los sin papeles y si se puede, separar familias. Una política en la que no hay espacio para la empatía y la humanidad.

El encuentro de alto nivel no mejorará las cosas para los migrantes que buscan una mejor vida para sí mismos y sus familias en Estados Unidos. Y sí exigirá más de los gobiernos centroamericanos para trabajar por la seguridad de las fronteras estadounidenses.

Según Estados Unidos, a partir de este año más de 150,000 guatemaltecos, hondureños y salvadoreños han intentado cruzar su frontera sur.

Una reunión (casi) privada

Los tres presidentes centroamericanos se reunieron más de media hora con Pence a puerta cerrada en el Palacio Nacional de la Cultura. La idea era aprovechar el encuentro privado para discutir con franqueza y claridad el problema de la migración. Pero parte de la conversación se filtró por un error de logística.

El servicio de traducción que se usó en el encuentro de los gobernantes y Pence también estaba disponible para los periodistas, que pudieron escuchar algunos comentarios del encuentro.

Kirstjen Nielsen, la secretaria de Seguridad Nacional, dijo que “sabemos que la separación de la familia es un tema muy difícil, pero eso no sería un problema si buscan asilo correctamente. Hay muchas maneras de entrar legalmente al país”.

También resaltó que “seguimos viendo algunas amenazas reales y por eso necesitamos asegurar nuestras fronteras” y que “estamos buscando oportunidades para trabajar con ustedes en la frontera”. 

El excanciller Fernando Carrera opinó que el gobierno de Estados Unidos tiene que explicar cómo van a reunificar a las familias migrantes separadas por la política de ‘cero tolerancia’ -que ya fue suspendida-  y qué programas se van a implementar para encarar la crisis de migración.

Una posibilidad sería un programa de trabajadores temporales que permita la migración ordenada de los centroamericanos, explicó Carrera.

Otro aspecto vital es aumentar la asistencia de Estados Unidos en el Triángulo Norte, que se recortó en la administración de Trump. La ayuda cayó cerca del 20 por ciento, de $750 millones en 2016 a $615 millones este año, según el exvicepresidente Joseph Biden, en una columna publicada en el Washington Post.

Según Carrera, más allá de la reunión entre los presidentes centroamericanos y Pence, será necesario trabajar en cada país del Triángulo Norte para que migrar ya no sea una necesidad.

De los tres presidentes, Jimmy Morales fue el más insistente en este sentido después de la reunión. Recordó que ya pidió el estatus de protección temporal para los guatemaltecos indocumentados en Estados Unidos y sugirió a Pence que impulse una reforma migratoria.