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Los falsos argumentos detrás de la pena de muerte

La crisis de violencia de nuestro país es real -estamos en el vergonzoso ranking de los países más violentos del planeta- y afecta vidas y bienes de los guatemaltecos día a día. Es una violencia que nos afecta a todos, aunque en distinto grado. En algunos barrios de la Ciudad de Guatemala, por ejemplo, la violencia es una realidad a la que se le ve la cara en las extorsiones, asesinatos y violaciones que sufren cotidianamente, y que mantiene a sus habitantes sujetos a un ambiente de terror. No hay duda que es necesario atacar el fenómeno con todas las armas legales disponibles y, en ese sentido, la consideración de la reactivación de la pena capital pareciera una medida plausible. Sin embargo, en realidad es una idea demostradamente equivocada: la pena de muerte no tiene ningún efecto disuasivo sobre criminales y homicidas potenciales.

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Esta es una opinión

San Quentin State Prison, California

Wikimedia

A continuación presento una detallada argumentación en contra de la pena de muerte como medida disuasiva. Propongo dos lecturas: para quienes quieren únicamente el problema y su conclusión: leer la sección I y IV, saltándose la II y III, que quedarían para quienes quieran ver más en detalle la evidencia disponible.

I

La iniciativa presentada por las bancadas de UNE, TODOS, URNG y Convergencia en el Congreso de la República hace algunos días para eliminar de la Constitución Política de la República la pena de muerte ha reavivado la polémica en torno a la utilidad que tiene la pena capital en la lucha contra la violencia. Como era de esperarse, la iniciativa generó la oposición airada de otros legisladores y de sectores de opinión que —al contrario— piden reactivar una pena que, a pesar de estar establecida legalmente, no se aplica desde hace años. La iniciativa de reactivación responde a la convicción de que la pena de muerte es un instrumento necesario para contener la ola de violencia que azota nuestro país, y descansa en la premisa de que la pena de muerte tiene un efecto disuasivo contra la violencia: la aplicación de la muerte tendría el efecto de reducir los índices de criminalidad en el país.

Quienes argumentan que la pena de muerte tiene efecto disuasivo a menudo recurren a la comparación entre Guatemala y los Estados Unidos, argumentando que es evidente la efectividad que ha tenido la pena de muerte para contener la violencia en ese país. Bastaría —según ellos— observar las correspondientes tasas de homicidio. Y de verdad, la diferencia es notable: en 2014, la tasa para los Estados Unidos era de 3.9 (el cálculo se hace por cada 100,000 habitantes) frente a 31.2 para nuestro país. Casi diez veces menor en los Estados Unidos.

Pero en realidad, se trata de una comparación de peras con manzanas: en términos de una serie de indicadores (de desarrollo humano, de número de policías per cápita, de funcionamiento de la infraestructura judicial, etc. etc.) Estados Unidos debe ser comparado con el grupo de países industrializados, como los países europeos, Canadá, Japón o Australia. Y allí, la comparación no es buena: en 2014 la tasa de homicidios de Canadá —vecino y en algunos aspectos socialmente similar— fue de 1.4, la de Francia fue de 1.2 y la del Reino Unido de 1.0. Tasas entre una y cuatro veces menores que la de los Estados Unidos. Y en cada uno de estos países, la pena de muerte ha sido abolida desde hace ya bastante tiempo. Es decir, si comparamos la vigencia de la pena de muerte y la tasa de homicidios entre países que poseen una serie de datos de desarrollo socio-económico y político similar, pareciera que su vigencia en realidad está asociada a una tasa de homicidios mayor.

Pero para mayor precisión, vale la pena hacer la comparación adentro de los Estados Unidos, cuya estructura federal establece que la vigencia de la pena capital es una decisión en manos de las legislaturas estatales. En consecuencia, no todos los estados de la unión americana aplican la pena capital. La teoría de que la pena de muerte es un disuasivo para homicidas potenciales indicaría que aquellos estados que practicaran la pena capital tendrían una tasa menor de homicidios. Pero sucede lo contrario: son los estados que practican la pena de muerte los que tienen tasas de homicidio mayores. Aún más, si se compara la tendencia histórica de la tasa de homicidios en los estados con y sin pena capital, resulta que esta es similar: a la baja desde 1990, con un perfil parecido, sólo que más pronunciado en el caso de los estados que NO aplican la pena capital. Y ojo: no son datos antojadizos: son cálculos hechos a partir de las estadísticas del Bureau Federal de Inteligencia, que es el ente encargado de consolidar los datos de la criminalidad en los Estados Unidos. En consecuencia, la impresión de que la pena de muerte no tiene un efecto disuasivo sobre la tasa de homicidios, se confirma.

II

Lo notable es que la manera como esta evidencia es conscientemente ignorada por quienes abogan por la instauración de la pena capital. Ya en 1978, el Consejo Nacional de Investigaciones de la Academia de Ciencias de los Estados Unidos —la máxima expresión de la academia norteamericana, cuya función desde 1863 es asesorar a las autoridades gubernamentales sobre cuestiones científicas— había concluido que los estudios realizados hasta esa fecha sobre el supuesto efecto disuasivo de la pena de muerte eran científicamente inválidos. Pero una serie de estudios realizados en los años posteriores, utilizando nuevas herramientas analíticas econométricas y estadísticas, concluyeron que la pena capital no sólo posee un efecto disuasivo neto, sino que este es cuantificable en el número de vidas que se salvarían por cada ejecución que se llevara a cabo. Lo que no dicen —porque no lo saben o si lo saben, porque lo ocultan— es que estos estudios ya han sido oficialmente desacreditados.

En 2006 Jeffrey Fagan, profesor de las facultades de Derecho y de Salud Pública de la Universidad de Columbia, publicó un artículo seminal analizando la literatura científica publicada en años precedentes sobre el tema, tanto aquella que afirmaba comprobar el efecto disuasivo, como los que lo rechazaban. La revisión de Fagan concluyó que los modelos utilizados por los académicos de uno y otro bando contienen una serie de deficiencias y limitaciones que desde el punto de vista científico invalidan los resultados de sus estudios. En otras palabras, sus resultados no tienen valor probatorio, y en consecuencia —agrega— es irresponsable utilizarlos como fundamento de políticas públicas.

Pero el debate no cesó. Los abogados de la pena capital continuaron reclamando ‘la obligación moral’ de aplicar la pena de muerte para salvar vidas, argumentando que aunque hubiera error en el cálculo de la magnitud del efecto, no se podía negar la existencia de un efecto disuasivo. El estudio de Fagan y otros similares eran rechazados sin más argumento que el afirmar la validez de los propios, confundiendo aún más lo que ya era un debate de política pública cargado y complicado emocionalmente. Finalmente, la Academia de Ciencias de los Estados Unidos de América decidió intervenir en la polémica científica y pidió al Consejo Nacional de Investigaciones que llevara a cabo un nuevo meta-estudio de la producción científica sobre el tema.

Vale la pena considerar la dimensión académica de este esfuerzo. El Consejo Nacional de Investigaciones creó un Comité sobre Disuasión y Pena de Muerte, enfatizando su neutralidad ante cualquier posición a favor o en contra de la pena capital, compuesto por 8 académicos del más alto nivel a los que se le encargó la revisión de la literatura científica en la materia desde 1978. Estos, a su vez, comisionaron 15 investigaciones y aportes multidisciplinarios que involucró a un nuevo grupo de expertos. Sobre esa base los miembros del Comité prepararon su informe, el que a su vez fue revisado por 10 expertos más. El proceso —llevado a cabo entre 2011 y 2012— ha involucrado a más de veinte universidades norteamericanas de primera línea, entre las que se encuentran Harvard, Chicago, Duke, Northwestern, California – Berkeley, y Carnegie-Mellon, y a sus mejores expertos en cada uno de los campos relacionados con el problema.

Tras 145 páginas de sesudo estudio, el reporte concluye que los resultados de los estudios cuantitativos sobre disuasión y pena capital —a favor y en contra— no son válidos por los errores y limitaciones en que se ha incurrido en su diseño, desde la consideración de las variables intervinientes, la selección de los datos a considerar, y en la metodología de análisis de los datos. En su función de asesoría del gobierno norteamericano en materia científica, el Comité recomendó ‘..que no se use esos estudios para informar juicios sobre el efecto de la pena de muerte en los homicidios.’ Es decir, el uso de modelos estadísticos-econométricos sobre este tema no ha logrado responder las inquietudes que existen sobre el tema, y las argumentaciones sobre el efecto disuasivo de la pena capital no tienen fundamento científico.

III

De regreso al terreno de las comparaciones, vale la pena recordar un tercer argumento de la variedad ‘peras y manzanas´ que ha circulado en los últimos días: la relación entre los bajísimos indicadores de crimen —y de homicidios en particular— y la vigencia de la pena de muerte en Singapur y algunos otros países asiáticos que la practican. En efecto, Singapur tiene una de las tasas de homicidio más bajas del mundo (0.3 en 2014), como la de Japón (0.3 en 2011), o la de China, que es ligeramente mayor, pero también dentro de las más bajas del mundo (0.8 en 2012). Como en todos estos países se practica la pena de muerte —China mantiene las estadísticas en la materia en secreto, pero se calcula que ejecuta a miles de personas al año— a los abogados de la pena capital les gusta citarlos como ejemplo del efecto disuasivo. Se les olvida mencionar, sin embargo, que Hong Kong, que abolió la pena de muerte hace décadas, y Corea del Sur, que no la practica desde hace casi veinte años, tienen tasas similarmente bajas: 0.4 y 0.8 respectivamente en 2012. En efecto, las tasas de homicidio de varios países asiáticos se mantienen entre las más bajas del mundo pero, evidentemente, este hecho es independiente de la práctica de la pena capital. De hecho, un estudio realizado en 2010 encontró que, al hacer un análisis del efecto de las marcadas oscilaciones en el número de ejecuciones registradas en Singapur entre 1994 y 2005, estas no tuvieron ningún efecto —positivo o negativo— sobre la tasa de homicidios, que continuó su tendencia gradualmente estable a la baja.

En sentido contrario, el análisis del comportamiento histórico de las tasas de homicidio evidencia que los países que abolen la pena de muerte no sufren un aumento de sus tasas de homicidio, como supondría implícitamente la teoría de la disuasión. En Canadá, la tasa de homicidios era de 3.02 antes de su abolición, y tenía tendencia al aumento; tras la abolición y comenzando con el año siguiente, la tasa comenzó a bajar progresivamente hasta alcanzar una tasa de 1.4 en 2012. En Europa Oriental, la pena de muerte fue abolida como parte de los procesos de democratización de los años 90 en República Checa, Polonia, Hungría, Moldavia y Rumanía; para el 2008 ya habían caído en un 60% de promedio, y la tendencia ha continuado. En Lituania, bajó del 10.0 en el 2000 a 3.3 en el 2010. En Turquía pasó del 4.3 en el 2003 a 2.3 en el 2011. Y en Bután pasó de 2.4 en el 2004 a 1.1 en el 2009.

No se trata de argumentar que es la abolición de la pena de muerte lo que tiene un efecto disuasivo sobre la tasa de homicidios. En realidad, la serie de factores que determinan la tasa de homicidio son varios y varían de acuerdo al contexto: cambios en la aceptación y prevalencia de conductas violentas en la sociedad; existencia y severidad de medidas judiciales alternativas; nivel de eficiencia de la investigación criminal y del sistema judicial; nivel de acceso a y circulación de armas de fuego; nivel de desarrollo humano; trayectorias históricas de ‘pacificación’ de las relaciones sociales, etcétera. No es un tema en el que quepan respuestas fáciles.

Sin embargo, si se pueden notar ciertas tendencias claras. El Informe Global sobre Homicidios de Naciones Unidas publicado en 2011 identifica un par de datos críticos. El primero, es la asociación directa entre nivel de desarrollo económico y humano y la tasa de homicidios de un país. Los países con mayores tasas de homicidio tienen bajos índices de desarrollo humano y las fluctuaciones en la tasa de homicidios a menudo se corresponden con los aumentos o descensos del PIB. Adicionalmente, los países que tienen índices elevados de desigualdad tienen tasas de homicidio hasta cuatro veces más elevada que las sociedades menos desiguales. Y mientras los países más violentos del mundo son países con estados de derecho débiles o inexistentes, en el lapso de los quince años anteriores a 2011 todos los países en que se fortaleció la vigencia del estado de derecho redujeron sus tasas de homicidio, sin relación con el establecimiento o la abolición de la pena capital.

IV

En resumen, la aplicación de la pena capital no tiene efecto disuasivo. Punto. La reducción de la tasa de homicidios en el país —ya en tendencia interanual descendente— es tarea efectivamente urgente y necesaria, pero requiere una acción seria y responsable en la materia que analice la problemática desde la complejidad de los distintos factores que inciden en el problema. Cuando se va más allá de la lógica retributiva de Ley del Talión —ojo por ojo, diente por diente— la justicia pasa a ser un instrumento para la construcción de una sociedad mejor: su objetivo no es sólo castigar el delito y repararen la medida de lo posible el daño sufrido, sino contribuir a la erradicación de conductas criminales y violentas de la vida social.

En este sentido, las medidas de corte demagógico destinadas a dar la impresión de que se hace algo ‘drástico’ para enfrentar el problema de la violencia homicida en nuestra sociedad serán, en el mejor de los casos, inútiles y en el peor, contraproducentes. La evidencia histórica apunta a un hecho claro: son los estados que eliminan sus propias conductas violentas —dentro de las que se encuentra la aplicación de la pena capital— los que logran ‘pacificar’ de manera efectiva sus sociedades. Y por el contrario, las evidencias de que la respuesta estatal violenta a la violencia criminal sólo la exacerba y multiplica comienza ya a acumularse en el vecindario: El Salvador y México. Con estos datos en la mano valdría la pena que los abogados de la pena capital se pregunten ¿Qué es lo que realmente persiguen al proponer su reactivación?

Bernardo Arévalo
/

Estudió sociología, y don Max marcó la forma como ve el mundo. Alguna vez fue diplomático, y le quedaron algunas mañas. Tal vez por eso sigue trabajando en temas que conjugan ambas perspectivas, como consolidación de la paz y transformación de conflictos. Algo nómada, ha vivido fuera del país por temporadas largas pero al final, siempre regresa. Secretario General Adjunto II de Movimiento Semilla, a partir de 2019.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    David Pérez /

    22/08/2017 3:32 PM

    Exacto!! ni tampoco los homicidas "suelen" desmembrar a sus víctimas...con tal de intimidar...casualidad que la mayoría que yo conozco y que defienden a capa y espada que la desaparezcan son financiados por los países que precisamente mencionan en los estudios..., ellos al igual que los de derecha o de una clase pudiente también van contra sus propios intereses...sólo que disfrazados "muy de humanos"... así que no quieran dorar la píldora porque vienen a ser lo mismo que lo que esta gente critica.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Tu tata /

    22/08/2017 2:23 PM

    Dos cosas...

    Uno, entinces esta bien matar bebes inocentes pero esta mal matar asesinos?

    Dos, claro que es disuasivo pues el ejecutado no volvera a delinquir.

    ¡Ay no!

    1

    ¡Nítido!

    daniel /

    22/08/2017 2:14 PM

    I
    todo el texto parece interesate, pero no pasa a más porque mencionas varios estudios y estadísticas pero no mencionas tus fuentes por lo que puedo llegar a pensar que solo te lo estas inventando. Para un tema tan delicado creo que tu texto es muy vacío y escribes por que sí.
    II
    Pienso que la disuación es un efecto secundario, pues lo que se busca es eliminar la enfermedad. Podría hacer una analogía con un cáncer (criminales) que es tratado con radioterapia (pena de muerte), por ser radiación hay probabilidad de que aparezca otro cáncer, pero no por esto no se hace el intento de salvar a la persona (país).

    ¡Ay no!

    3

    ¡Nítido!

      David Pérez /

      22/08/2017 3:11 PM

      De acuerdo, y por otra parte...usa datos de un contexto muy distinto...se les olvida qué acá parece selva...pero ellos muy light tomando datos de países donde los homicidios e incluso el tipo de homicidios no es que esten descuartizando a la gente...por favor...que se bajen de su nube utópica que les venden los países europeos...los cuales casualidad...la mayoría que defiende la postura...les pagan los salarios....

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!

        Jorge /

        22/08/2017 4:57 PM

        Completamente de acuerdo! No cita los estudios y parece entonces de carecer significancia estadística! Hay decisiones q simplemente se basan en sentido común! Si te corto la mano por robar, no creo q lo vuelva a hacer "en tu sano juicio"

        ¡Ay no!

        ¡Nítido!

    Lí /

    22/08/2017 1:00 PM

    Creo que pudiste haber respaldado tu opinión citando autores o por lo menos los estudios, de lo contrario le quita validez.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    José Javier /

    26/08/2016 7:53 AM

    Rara vez doy crédito a algo de Nòmada. Ésta, sin embargo, sí lo amerita. Las pruebas son fehacientes, y en todo sentido, la no aplicación de la pena de muerte lleva las de ganar. Pero me duele que la gente no quiers entender. Si te dan pruebas y argumentps que no te gustan, entonces salís con eso de que los DDHH son solo para criminales, que sos un político qje algo busca, que tenés miedo de que toque... ¿En qué sociedad vivimos, de verdad?

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

      Eddy lopez /

      22/08/2017 1:23 PM

      Igual que los que estan a favor a la pena de muerte sus argumentos y pruebas no son fehacientes como dices todo lo presentado es sin pruebas no dice fechas ni publicaciones y fuentes de informacion, habla de los estados en estados unidos y dice cuales si tienen pena de muerte cuales no y los porcentajes correspondientes a cada uno solo con decir que los que no tienen pena de muerte son menos violentos no dice nada

      ¡Ay no!

      1

      ¡Nítido!

    Chema /

    22/08/2016 1:44 PM

    Vos pagas impuestos? A vos te parece correcto tener que mantener a esta gente? Porque no las sostenes vos de tu bolsa si queres que esten vivos?

    ¡Ay no!

    2

    ¡Nítido!

    David /

    16/08/2016 3:44 PM

    Es posible según estos números, que la pena de muerte por sí misma no "evite" otra muerte, pero y que hay de mi derecho a no mantener en una cárcel (mediante mis impuestos) a esta clase de basura social?

    ¡Ay no!

    1

    ¡Nítido!

      José Javier /

      26/08/2016 7:49 AM

      ¿"Derecho a no mantener una cárcel"? Ese no me lo sabía. ¿En qué Ley se encuentra, disculpe?

      ¡Ay no!

      1

      ¡Nítido!

    Juan Elías Montes Campos /

    15/08/2016 1:40 PM

    Según este razonamiento o argumentación si la pena de muerte no disuade entonces qué hay de la cárcel, que se puede esperar. En Guatemala es una escuela del crimen. La pena de muerte lo que se persigue es justicia y lo que se tiene que hacer es fortalecer las instituciones que forman parte del proceso y minimizar el margen de error en cuanto a enviar a una persona "no culpable" al módulo de la muerte. La percepción que tenemos muchos guatemaltecos es que se defiende más los derechos del presunto perpetrador o asesino que de la víctima. Tristemente se quiere imponer la abolición sin tomar en cuenta la opinión de los chapines, donde queda el principio de autodeterminación y soberanía, las ONGs y los "países amigos" quieren imponer sus leyes, sin tomar en cuenta las asimetrías sociales y económicas entre Guatemala y dichos países. Al fin y al cabo quienes vivimos y sufrimos los embates de la violencias somos nosotros y no los que aún nos ven como colonias.

    ¡Ay no!

    1

    ¡Nítido!

    P. Choy /

    14/08/2016 7:49 PM

    Creo que esta discusión mejor debe pasarse a las victimas y no a los espectadores, muy fácil estar detrás de un escritorio viviendo de manutenciones ONGs y fundaciones, ser Light y políticamente correcto, y no ver el sufrimiento real de las verdaderas victimas

    Yo sigo con mi molestia con la moda social e hipócrita de estos temas.... Y no me molesta en absoluto expresarlo, creo que alguien debe decirlo sin miedos y sin penas..... Esto no tiene ningún sentido,

    Las victimas de esto son las que deben decidir no lamefustantes vividores vagos e hipócritas....,

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

      David Pérez /

      22/08/2017 3:07 PM

      Muy de acuerdo...la mayoría que la defiende a capa y espada lo hacen con otros intereses que sospechamos nomás...por otro lado, los datos que usa!!! por favor...qué contextos son los que toman de referencia...se les olvida que esto de acá ya parece selva...

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!

    Lana Porres /

    14/08/2016 11:58 AM

    Por eso no avanzamos...no se trata de si disuade o no...es lo de menos...lo importante es que se sale de esas alimañas que cometen actos criminales atroces y no los vuelven a cometer o desde las carceles continuan con su huella sangrienta enlutando hogares de guatemaltecos honrados que no se plegan a deseos malignos de enrriquecimiento ilicito y criminal...es más deben ejecutarse por docenas al mes...en unos años se limpia nuestra sociedad...disuación ???..."a la porra"!!!

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Mario Paredes /

    13/08/2016 8:06 PM

    A mi como a otros que han opinado no me interesa si disuade o no. Me interesa castigar igualando a la pena causada pues como alguien dijo:sacrificando al perro rabioso no se acaba con la rabia solo vacunando pero al menos no gasto un centavo en una cucaracha. Los que piden la abolicion andan rodeados de escoltas, viviendo en Europa o mamando de las donaciones de las ONG's abolicionistas.
    Lo mas triste en todo esto es que el relator de la ONU para la abolicion al ser consultado sobre que en Guatemala la mayoria queriamos la pena de muerte dijo que no importaba pues en paises como Francia en su momento la mayoria estuvo a favor de la pena de muerte y a pesar de eso se abolio. Osea como el mas vil politico burocrata le importa poco la opinion del pueblo.

    ¡Ay no!

    2

    ¡Nítido!

    P. Choy /

    12/08/2016 9:33 PM

    Yo no estoy a favor ni en contra, que quede claro

    Pero si no parece justo un sistema que premie y no castigue a un asesino que dejó en la orfandad a niños que sus padres o madres fueron asesinados y destruidas sus vidas en la orfandad y que medio mundo debe pagar comida seguridad medicinas por ese asesino....

    No me parece justo ni lógico. Y aún más que esas personas exijan y estén los DH protegiéndolos, y las victimas
    muertas, violadas y vidas destruidas, y nadie por ellas, solo la eterna hipocresía de la grotesca maldita ideología de lo "políticamente correcto" o de moda Light o cool.....

    Han alguna ves ustedes, visitado, los orfanatos nacionales, y han querido llevarse a algún niño de esos lugares

    No sean grotescos sean auténticos dejen esa estupidez y basura políticamente correcta y hagan algo por dios santo...........

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Edwin Rosales /

    09/08/2016 1:19 PM

    Se me olvido incluir la frase siguiente:

    "Justicia no es venganza"

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Edwin Rosales /

    09/08/2016 1:18 PM

    respeto la opinión del autor. sin embargo, parece que una vez más, el planteamiento se basa en si la pena de muerte "disuade" o no la violencia. otro aspecto es el de estudios que se han llevado a cabo en otros paises, en otras sociedades.

    Al respecto creo que en estos dos temas está precísamente la defensa de la aplicación de la pena de muerte y la conveniencia de su aplicación. Por ejemplo, a mi no me interesa si la pena de muerte disuade o no a individuos que cometerán delitos que la merezcan. lo que me interesa es que si lo hace y son capturados, sean debidamente procesados y por ende castigados, en una forma tal equivalente al daño que causaron. Por eso, a mi parecer, el contraargumento está en los derechos de la víctima: la víctima no se puede defender, no tiene más derechos. que fácil decir "metámoslo a la carcel 50 años". acaso la pena de carcel es disuasiva para los criminales graves? ÉStos, si van a matar, matarán y punto. Acaso con matar a un perro rabioso se va a terminar la rabia? de ninguna manera. para terminar con la rabia hay que vacunar y cuidar a los demás perros. pero al rabioso hay que eliminarlo de inmediato, no tiene cura. igual con el caso de los asesinos. que falta de humanismo dirán algunos, otros dirán que el ser humano es factible de cambiar de conducta, de enmendarse. Y la víctima? y los familiares de las víctimas? si ellos quieren perdonar, que perdonen, pero la sociedad no puede ni debe perdonar esos crímenes de suma gravedad que tanto daño le hacen: secuestro, violación, asesinato, magnicidio. otros dicen que a quienes aplica la pena de muerte es a los que no tienen como defenderse en tribunales. Estoy de acuerdo que se fortalezca la defensa pública o los medios de justicia para que no se condene inocentes. otros dicen: el Estado no debe ser violento, no debe ponerse al mismo nivel que los asesinos, que los secuestradores. Que falacia: a los servidores públicos les corresponde aplicar las leyes, y si las leyes son duras, pues que las apliquen y ya. Si no pueden, o no quieren, que renuncien y buscaremos otros. Pero es un mandato que tiene el Estado el de defender a la sociedad que lo constituye, aún si para dicha defensa debe utilizar la violencia, porque es un concepto de sobrevivencia y no de maldad, de odio. El Estado es el llamado a aplicar las penas, por duras que sean, o queremos que los particulares tomemos la justicia en mano propia? Que otros países no aplican ya la pena de muerte porque han avanzado? bien por ellos. pero nuestra sociedad, nuestro país no ha pasado por las etapas necesarias para la abolición. Ni que vivieramos en Europa. Es más, no podemos ser o hacernos los ciegos a lo que estamos viviendo. Un altísimo nivel de violencia, en el cual los ciudadanos honestos somos los perdedores. Como mínimo, ante la criminalidad, la pena de muerte es una herramienta más en el combate de la misma. Lo que si acepto, es que algún día, cuando nuestro país haya progresado, se pueda llegar al punto de hacer innecesaria la pena de muerte, pero no puede, no debe ser hoy, que tanta falta hace. Progresemos primero y después decidimos.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Xito Aldana /

    09/08/2016 4:46 AM

    Realmente me parece maquiavelico el que se usen comparaciones fuera de lugar para aplicar o no la pena de muerte con paises que no comparten ni la cultura, ni el nivel socioeconomico, ni de desarrollo social, porqué mejor no hacemos comparaciones con paises que viven una realidad similar, una cultura similar y un nivel socieconomico similar como lo son El Salvador u Honduras paises donde me pregunto aplican la pena de muerte? A resulta que en este caso la comparación si viene al caso, o no vayamos tan lejos veamos la estadistica de nuestro propio pais en epocas en las cuales si se aplicaba la pena de muerte y en la actualidad donde apesar de estar vigente no se aplica, evidentemente resultara que las estadisticas son apabullantes y alarmantes, la realidad es que la aplicación de la pena de muerte en nuestro país no se debe de dar solo para la disuación de nuevos delitos sino para la eliminación física del delincuente reincidente y carente de opciones de reinserción social, en beneficio de la sana convivencia de la sociedad.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

      Yolanda /

      09/08/2016 12:58 PM

      Hay que leer completo el articulo para luego comentar:

      Y por el contrario, las evidencias de que la respuesta estatal violenta a la violencia criminal sólo la exacerba y multiplica comienza ya a acumularse en el vecindario: El Salvador y México. Con estos datos en la mano valdría la pena que los abogados de la pena capital se pregunten ¿Qué es lo que realmente persiguen al proponer su reactivación?

      ¡Ay no!

      1

      ¡Nítido!

    Felipe Torres /

    08/08/2016 10:30 PM

    El tema de la pena de muerte no es como aplicar un método disuasivo, es aplicar lo mercecido. Es justicia.

    ¡Ay no!

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    ¡Nítido!

      P. Choy /

      12/08/2016 10:03 PM

      Pidamos al autor que vive en el extranjero, que adopte a los miles de niños que viven en los hospicios en orfandad y se los lleve a Europa o donde vive

      Muy lindo se leen sus palabras de veras lindisimo..... guauuuuuuu

      Me conmueve.......

      Soy creyente, pero realmente esto me da náuseas ganas de vomitar y me enferma, la extrema hipocresía moral de la sociedad de Guatemala y este medio.... De veras me lastima esta estupides......

      Que mal por Guatemala ni saben dónde viven, y solo viven por se cool Light y la moda.......

      ¡Ay no!

      1

      ¡Nítido!

      Yolanda /

      09/08/2016 12:59 PM

      Es venganza y con eso no se logra nada

      ¡Ay no!

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      ¡Nítido!

    Augusto Tsui /

    08/08/2016 7:02 PM

    En lo personal estoy a favor, claro está que también creo en dar segundas oportunidades y crear programas de reinserción. Pero alguien, que está por tercera, cuarta o más veces y siempre por asesinato y/o violaciones, ya se le ha dado las suficientes oportunidades y simplemente es mejor eliminarlo ya que hace más bien estando muerto que vivo. Así utilizamos esos recursos de manera más eficiente en gente que de verdad valga la pena o en otros programas y no sobrepoblamos las cárceles.

    ¡Ay no!

    1

    ¡Nítido!



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