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¿Qué nos une? Hagamos balance de protestas, temores e ideologías

El sábado pasado fue un éxito para la protesta. Mientras el 16 de mayo fue un triunfo en tamaño, este fin de semana agregó un logro en variedad y persistencia: en 18 horas de actividades –desde oraciones ecuménicas hasta vigilias– todo mundo encontró cómo expresar su hastío, cómo repetir el #RenunciaYa en su propia clave.

n789 Opinión P258
Esta es una opinión

Marcha 30 de mayo, plaza de la Constitución.

Foto: Carlos Sebastián

Pero no se confíe, que la semana también mostró por dónde se presentan los riesgos para cumplimentar la voluntad ciudadana. Primero lo obvio: tras cinco semanas de protesta masiva y persistente, Otto Pérez Molina sigue aferrado a la silla presidencial. Era de esperarse, pues sin afectar los factores de poder, ni 57,000 voces serán razón para largarse.

Preocupante resulta que, con más o menos malicia, algunos vayan midiendo los alcances del movimiento ciudadano, así sea para sonar voces de alarma o, en el peor de los casos, minar la determinación y la unidad. Por un lado, columnistas como Juan Luis Font, con un recelo que les desmerece, repiten el miedo de que una diversidad de actores organizados –partidos, Cacif, Movimiento Cívico Nacional y la vieja «izquierda porfiada (...) y frustrada»– busque cooptar la «genuina representación ciudadana de capas medias y media baja». Vaya novedad. ¿Acaso tales entidades no se organizan justamente para representar ciudadanos, por muy despistados o mal intencionados que sean? Es obvio que traten de aprovechar la oportunidad.

No esperamos que las organizaciones que buscan controlar los cambios –a la izquierda, al centro, a la derecha, qué más da– se queden en casa. Más que atorarnos en el temor, usted y yo debemos preguntarnos: ¿qué tenemos los ciudadanos en común, más allá de las ideas fijas que procuran vendernos empresarios, senescentes exguerrilleros, un desafortunado hijo de militar atrapado en la guerra fría, o una ingenua que espeta ¡populistas! a mansalva?

Por el lado más oscuro brotan también esfuerzos de sabotaje que causan preocupación. La semana pasada, gente con más plata que conciencia se dio a la tarea de hacer llamadas telefónicas para instar a las personas a no asistir a la manifestación, diciendo que estaba «organizada por guerrilleros». Habráse oído mayor estupidez. Pero los pícaros tienen décadas ejercitándose en el oscuro arte de la propaganda, y más de algún incauto habrá caído.

De nuevo, ante tales trampas, usted y yo debemos preguntar: ¿qué es lo que tenemos en común? ¿Qué nos hace salir de casa para organizarnos, ir a una protesta, pintar un cartel, escribir una columna, atender una velada o alborotar la paz de amigos y vecinos insistiendo en que se involucren? No estamos en esto por militares, por civiles o religiosos. No estamos en esto por «terroristas», «populistas» o «neoliberales». No estamos en esto por ladrones o empresarios, o por ser candidatos a un puesto de elección.

En este empeño estamos porque nos cansamos de que nos tomen el pelo. Nos cansamos de las mentiras de candidatos que ofrecen y nunca cumplen. Sobre todo, hoy nos cansamos de esa gente ladrona que llega al poder sin nada, y luego resulta con 18 casas. Nos cansamos de quienes una y otra vez traicionan nuestra confianza. Por eso decimos #NoTeToca Baldizón, porque mentir es su forma de vida, su forma de actuar. Y tras él, la ralea de políticos que hoy sigue haciendo pactos entre viejos mañosos y nuevos mañosos.

Nos cansamos de las hipocresías del Cacif, que puso todo su empeño en apoyar a este gobierno de cuatreros, en desbaratar la justicia y rechazar a la CICIG, pero hoy quiere salir con traje de primera comunión y encima ¡decir lo que toca hacer! Nos cansamos de las mentiras de quienes, ultrajando la responsabilidad de entidades como la Universidad de San Carlos, la Asociación de Estudiantes Universitarios, el ejército e incluso las universidades privadas, dicen querer el bien común pero simplemente apuestan por sus intereses rastreros. Por eso también denunciamos la TV monopólica, porque promete servir a la sociedad pero insiste en meternos la peor de las zancadillas.

Declaremos, y que entiendan los miedosos tanto como los pícaros: tenemos ideología y no nos avergüenza. Una ideología que nos une. La nuestra es la ideología de la honradez, de la veracidad y del esfuerzo persistente. Es la ideología de la justicia, que dice que no está bien que gente sin talento ni mérito, cargue con nuestros impuestos y encima se mofe de los enfermos del IGSS. Es una ideología que ve mal que el pobre jamás tenga oportunidad. Es la ideología de quienes en Guatemala queremos vivir sin violencia, sin depredación, con justicia y en paz; como gente civilizada, como gente de bien.

Félix Alvarado
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Félix Alvarado. Médico, consultor (sí, uno de esos). Apasionado por la educación. Creyente en la colaboración, a pesar de todo. Luego algo más. Ya veremos qué.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Xutin Balam /

    03/06/2015 5:12 PM

    Fue difícil que la gente se animara a marchar por las calles, pero se logró, no se cómo, pero se hizo. Ahora nos preguntamos que es lo que sigue. Es muy difícil priorizar las medidas correctas a tomar, un paso en falso y se producirá una desvandada. Este movimiento que se está organizando debe cuidarse y buscar que se canalice hacia los objetivos correctos. No se cómo se hace, pero lo que si se es que la gente se puede espantar con medidas incorrectas y con ello perderse toda la fuerza que se ha estado concentrando y multiplicando.

    La mayoría no tenemos filiación con ninguna organización, ni sabemos como crear las apropiadas para aglutinar a todos en el movimiento y luego proponer agendas de trabajo. Esto es un proceso difícil, todos queremos cambios, no sabemos como hacerlos, pero los necesitamos. Mire que paradoja. Así que lo que sigue parece ser buscar las formas apropiadas para organizarnos y mantenernos unidos y trabajando por objetivos nacionales comunes.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    ANONIMO /

    03/06/2015 9:16 AM

    Lo más inmediato que nos une es la aprobación y puesta en marcha de la reforma a ley electoral y de partidos políticos. Exigir sobretodo que se aplique ya ! aunque se cambie fecha de elecciones para no asistir a un acto corrupto que pondría. el voto como aval de contratos y actuaciones deshonestas durante los próximos 4 años,.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Anabella Palomo /

    03/06/2015 8:23 AM

    Muy de acuerdo con la columna, lo único pendiente es cual es la hoja de ruta necesaria para este camino.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    ¿Qué nos une? Hagamos balance de protestas, temores e ideologías | Sin Excusas /

    03/06/2015 6:08 AM

    […] Original en Nómada […]

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    ANONIMO /

    02/06/2015 12:19 PM

    Corrientes conservadoras y liberas siempre van a existir pero no podemos seguir auspiciando un sistema corrupto que beneficie a una clase politica y empresarial mientras el pueblo sufre las mayores consecuencias. Creo que eso es lo que busca el movimiento: sanar el sistema politico de la corrupción y hacer una apuesta por la honradez. En otras palabras madurar como pais.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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