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¿Cuánto dinero perdemos en el tráfico, la falla más pura de la República?

Soy chileno, acabo de llegar a Guatemala para trabajar como profesor y una de las cosas que más me ha impactado de la ciudad es el problema del tráfico. El desperdicio del tiempo en el tráfico refleja la falla más pura de la Res-pública. Mientras resolver la corrupción, el narcotráfico, el crimen organizado y la contaminación perjudica a grupos de interés y genera oposición, la reducción del tráfico perjudica a nadie y beneficia a casi todos: desde el humilde trabajador y el rico empresario hasta el cruel asesino e inescrupuloso narcotraficante. ¿Qué hace entonces que, sin oposición y ante tales potenciales beneficios, el problema persista y se recrudezca?

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Esta es una opinión

Foto: elPeriódico

¿Cuánto nos cuesta el tráfico?

El costo económico anual del tráfico en Ciudad de Guatemala equivale a un tercio del presupuesto general de la nación en 2019. De los Q30 mil millones que se pierden, cerca de dos tercios es por tiempo desperdiciado (828 millones de horas) valorizado al salario promedio de la ciudad (Q23/hora).

El resto proviene del mayor uso de combustible por acelerar y frenar constantemente, y por cubrir distancias en un cambio de velocidad más bajo. La estimación sólo considera el costo durante 240 días hábiles y excluye otros posibles costos del tráfico como más accidentes y contaminación.

Esta cifra es una aproximación. Su calidad depende de la validez de varios supuestos, entre ellos el promedio diario de tiempo adicional de viaje (2 horas), de automóviles en circulación (1.15 millones), de personas por auto (1.5) y de salarios.

Si los supuestos parecen altos, un escenario conservador lleva al costo del tráfico a 8% del presupuesto del Estado.

Y si parecen bajos, un escenario holgado a 120% (Tabla 1). Mejores estimaciones requieren de más investigación sobre estas variables, tales como los valiosos pero insuficientes aportes de Navarijo (2015) y Vela (2013).

La cifra exacta no importa tanto como su indudable magnitud. Incluso con el escenario conservador, un 8% del presupuesto gubernamental es más que el presupuesto del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (el segundo ministerio más grande del Estado). Con el escenario base, un 50% del presupuesto es igual al presupuesto combinado de todos los ministerios del Estado salvo el de Educación (el más grande).

Es decir, cada año los habitantes de la Ciudad de Guatemala pierden en el tráfico no sólo su calma y paciencia, sino una cantidad de recursos tal que podrían duplicar el gasto operacional e inversiones de casi todas las reparticiones del Estado. Esto parece un lujo cuando el 45% de los niños del país están crónicamente desnutridos.

 

Este desperdicio refleja la falla más pura de la Res-pública, la cosa pública que permite enfrentar los desafíos de la convivencia humana. Mientras resolver la corrupción, el narcotráfico, el crimen organizado y la contaminación perjudica a grupos de interés y genera oposición, la reducción del tráfico perjudica a nadie y beneficia a casi todos: desde el humilde trabajador y el rico empresario hasta el cruel asesino e inescrupuloso narcotraficante. ¿Qué hace entonces que, sin oposición y ante tales potenciales beneficios, el problema persista y se recrudezca?

Solucionar las fallas, construir instituciones fuertes

La falla de la cosa pública se expresa con instituciones incapaces de producir y mantener los bienes que por su naturaleza común requieren de acción colectiva. Así, sin importar cuán rentable y poca oposición exista, hay pocas posibilidades de administrar bien las calles, y de paso el aire, agua y otros bienes comunes.

La reconstrucción de la cosa pública a través de la limpieza y fortalecimiento de sus instituciones parece entonces el desafío central de Guatemala. No es el tráfico, la desnutrición, el narcotráfico, el crecimiento económico ni el cambio climático. Sin instituciones fuertes probablemente los programas nutricionales serán mal ejecutados, el narcotráfico cooptará al Estado, el crecimiento económico será constreñido por falta de reglas claras, el cambio climático provocará más estragos de lo inevitable, y el tráfico empeorará año tras año. Las instituciones son las herramientas que tenemos para hacer lo que sea que haya que hacer colectivamente.

¿Cómo mejorarlas? El primer paso es que las élites políticas y económicas entiendan la importancia de las instituciones para la administración de bienes comunes y la construcción de una República próspera. Esta es la conclusión central de incontables investigaciones sobre desarrollo, entre ellas las de los Premio Nobel en Economía Douglas North y Ronald Coase, al punto que existe un inusual consenso entre economistas al respecto.

El siguiente paso es que las mismas élites acepten someterse al poder de dichas instituciones y la restricción de la libertad que ello supone. Aunque parezca iluso hay dos motivos persuasivos para convencerlos: uno es que cuando lo hicieron las élites de los países más prósperos del mundo (e.g., Noruega, Singapur) el resultado no fue el fin de su riqueza y poder, sino su amplificación a medida que sus países se desarrollaron.

El segundo motivo es que como dijera Hardin (1968), “la ruina es el destino hacia el que todo hombre corre, cada uno siguiendo su propio interés en una sociedad que cree en la libertad de los comunes. Libertad en los comunes trae la ruina para todos”. En efecto, por cuán distintos sean nuestros ingresos, valores y colores, compartimos un destino común en cuanto tengamos cosas en común como calles, aire y gobierno.

Aún con élites entendidas y convencidas quedará mucho por hacer. La construcción institucional supone coordinar a las élites entre sí y con el resto de la sociedad, lo que es un desafío formidable al suponer dinámicas conocidas como “el dilema del prisionero”. En ellas, el óptimo social no es alcanzable aún cuando los participantes tengan toda la información pues existen incentivos perversos. La receta para solucionar dicho dilema son instituciones que cambien los incentivos existentes, lo que nos trae al huevo o la gallina.

Por todo esto, en Guatemala es baja la probabilidad de pasar de un equilibrio subóptimo con instituciones débiles (y alto tráfico, narcotráfico, desnutrición, etc.) a uno óptimo con instituciones fuertes (y bajo tráfico, narcotráfico, desnutrición, etc.). Menos motivos hay para ser optimistas ante el miope y autodestructivo sabotaje que hicieron las élites contra la CICIG en cuanto se atrevió a tocar a los suyos. No obstante, existen casos aquí y en otros países donde grupos de personas fueron capaces de oponerse a los incentivos inmediatos, actuar con altura de miras, y sobreponerse a enormes adversidades.

 

Referencias

Navarijo, Karina L. (2015). Diseño de un modelo para el sistema de registro de volúmenes de tránsito vehicular en Guatemala, homologado con una muestra estratificada aleatoria bietápica de la región VI o suroccidental. Trabajo de Graduación. Universidad de San Carlos de Guatemala

Vela, Sucely R. (2013). Análisis del flujo vehicular y costo del tráfico en avenida Las Américas y cuarta calle de la zona 3 de la ciudad de Quetzaltenango. Universidad Rafael Landívar.

Benjamin Leiva
/

Estudió economía en la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile y luego un doctorado en la Universidad de Georgia, EE.UU. Sus intereses de investigación cubren renta económica, sostenibilidad, desarrollo, sistemas energéticos, y teoría económica. Ha enseñado clases de economía, sostenibilidad y ecología, trabajado como coordinador de campus sostenible y publicado en diversas revistas científicas. Actualmente trabaja como profesor e investigador de la Universidad del Valle de Guatemala.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Engel /

    12/11/2019 6:45 PM

    Que mal artículo, mezclando a premios Nobel de economía con Hardin de forma incoherente. Para hacer mejores estimaciones, te recomiendo consultar datos que manejan en la municipalidad de Guatemala. Ellos hacen conteo de vehículos regularmente. De esta manera no te basas en demasiados supuestos y en incoherencias teóricas. Es importante mejorar este tipo de periodismo que deja mucho que desear en su rigurosidad. Mi comentario no es para descalificar, sino un llamado para mejorar y revisar antes de publicar.

    ¡Ay no!

    2

    ¡Nítido!

    Francisco Ruiz /

    10/10/2019 11:29 PM

    Muy bien dicho. En resumen, el peor enemigo de una élite. ¡es ella misma! Un ejemplo: el fin de Cartago en el antiguo Mediterráneo; que fue provocado porque el Senado, gobernado por los ricos locales, no quiso pagar el sueldo a los soldados que defendían esa nación. Lo demás ya es bien conocido. Roma acabó con ellos, y esclavizó a los sobrevivientes. Incluyendo a los antiguos nobles.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Juana Calvo /

    07/10/2019 2:05 AM

    Solución:
    1. Transporte en común. Con un mejor y amplio servicio municipal,saldría más barato y rápido trasladarse. Una sola empresa para-estatal, sirviendo toda la ciudad, con un solo pago electrónico.
    2. Re-activar los trenes. Utilizarlos para el diario transporte hacia la ciudad.
    3. Ampliar las salidas hacia los suburbios. Municipalidades: no permitir construcciones cercanas a las calles, especialmente al lado de carreteras.
    ¿Arquitectos urbanos? Necesitamos ayuda...

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Mario /

    04/10/2019 2:54 PM

    A esto hay que sumarle el costo de oportunidad, que representa ese tiempo mal utilizado.... haría enorme diferencia usar parte de esa horas, en actividades de largo plazo, como dedicarle mas tiempo a nuestro hijos, dedicar ese tiempo para estudiar, para hacer ejercicio, para pasear y por ende gastar en los negocios de camino.. etc... no me explico porque los políticos no hacen nada por el tema

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

      Benjamin /

      15/10/2019 6:50 PM

      Porque nuestros políticos son delincuentes.

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!

    Víctor López /

    03/10/2019 8:27 PM

    Muy buena exposición : aquí tenemos un grupito que no deja que Guatemala se levante. Comandado por Dionisio Gutiérrez el mayor evasor de impuestos , los novela que no permiten la entrada de cemento al país , esta gente NO QUIERE QUE EL PAÍS SE LEVANTE . Estos son los que han puesto presidentes para velar por sus intereses ..,. Buen análisis pero de nada sirve si esta gente NO DEJA ...

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Loro Sholco /

    03/10/2019 3:53 PM

    En el mero centro pega lo escrito porque este es el principal problema de los cientos de miles de capitalinos y los municipios aledaños (dejando a un lado la violencia y criminalidad claro). Lo terrible es que gobiernos vienen, gobiernos van y nadie hace nada. Hace años que se tomaron planos para el anillo metropolitano, solo se gastaron millones en eso estudios y nunca se materializó. El presidente que logre arreglar este asunto será un héroe, recordado por todos, pero es super urgente que se haga algo ya porque la cosa ve en aumento, es crónico. Mis que dinero y horas-hombre, lo triste es que a uno se le va la vida atrapado en el transito, por lo menos dos horas diarias menos de vida... saquen las cuentas.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Elver Guddo /

    03/10/2019 11:46 AM

    Mas alla del crecimiento demografico y acceso a vehiculo existen mas factores. El Factor mas grande es Ignorado en este reportaje y es el que obligo a miles de personas a abandonar el uso de transporte publico. La falla mas grande es la seguridad, es mejor gastar mas en el ir y venir a exponerse a recibir un plomazo o bombazo en un bus. De alli el drastico incremento en los ultimos anyos. Imaginese a Un NY o un Londres o un Paris sin Metro seguro... Mientras aca, en lugar de acabar con el crimen e inseguridad se le da contratos de seguridad a los jefes criminales propietarios de empresas de seguridad, a quien vive y lucra de la inseguridad. Usted cree que ellos quieren un pais seguro? Quien va a rentar guardias de Seguridad en un pais seguro? Por ultimo si Usted debe poner atencion no solo a ganarse el pan de cada dia sino tambien a la inseguridad de todos los dias, los corruptos pueden hacer sus barrabasadas y hueveos porque usted no tendra tiempo de impedirselos. Entonces amigo mio, de verdad piensa que alguno de estos politicos desgraciados van a trabajar para proveerle un pais prospero y seguro?

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

      Ulises /

      03/10/2019 2:31 PM

      El tema de la seguridad es tan amplio como sucio.
      Crea el mal y después vende la medicina.
      Es el por qué de el auge de las empresas de seguridad. Que al igual que el extorcionista se termina comiendo lo que el empresario genera.

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!

      J Sevilla /

      03/10/2019 12:08 PM

      Eso es precisamente de lo que habla la publicación.

      ¡Ay no!

      1

      ¡Nítido!



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