La tarde
Cada vez que lo intentaba,
cada vez que me asomaba a la ventana
siempre, siempre cantaban los pajaritos
siempre, siempre bailaban entre los arbolitos,
cada vez que me asomaba a la ventana
te esperaba.
En estos momentos
En estos momentos de desorden en el cielo
mientras se llenan los parques de besos
de miedos que pronto romperán los espejos,
de canciones sin canción, poesía sin poemas
de cuerpos agitados por los tiempos,
de narices blancas y sangrientas,
con personas infladas de silicona, aire y tristezas
seres vivos armados hasta los dientes
sin vida, sin dientes, sin vida, sin dientes.
Tiempos grises, impunes y descompuestos
donde se engendra virtualmente
donde se abusa sexualmente
animales muertos, enfermos,
tiempos de lagos negros,
sin peces y cisnes ciegos
de ríos rojos sucios en exilio
bosques de metal, óxido y hierro
sin frutos, sin lluvias, sin olores…
en estos momentos sin luz, sin sol
sin azules en el cielo.
Instantes de agonía,
sin bienvenidas, sin adioses,
repletos de infiernos
de demonios disfrazados de gobiernos,
de piñatas de oro, perfumes y cristales.
En estos momentos de emergencia
donde todo se cae a pedazos,
en estos malditos momentos,
Son necesarios otros, cómo hoy.
Tu risa
Perversa, reventándome por dentro,
no sé dónde empieza ni en dónde termina.
Necia y pesada, que nació en el anhelo
y el desbaratado deseo de recuperar
la plenitud en los lugares donde la vida amó.
Risa sin ritmo y sin tiempo.
Reventándolo todo. Reventándome todo.
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