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El problema de conocer sólo una historia

Hay voces que escuchamos desde pequeños y se van quedando con nosotros para toda la vida. Yo escuché la voz de mi papá decirme que me graduara de la universidad, que consiguiera un buen trabajo y no dependiera de nadie. Un día cuando vio que yo pasaba de los 30 y había dejado de perseguir ese logro académico me dijo, 'va, por lo menos tené un hijo'

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Esta es una opinión

Foto: Pixabay / Tracy Lundgren

El futuro que mi papá quería para mí estaba muy claro en su mente. Yo iba a estudiar para perito en electrónica, luego ingeniería en sistemas, me iba a graduar, a conseguir un buen trabajo, sacar un par de posgrados y, eventualmente, me iba a casar, a tener dos hijos, un perro y una casa con jardín. Supongo que nunca contó con mi terquedad, que coincidió con la época en que me dio por llevarle la contraria. Así que estudié perito en dibujo de construcción y después licenciatura en letras. Me ganó la poesía, me perdí en las películas que te hacen llorar y en la musicalidad de las palabras. Por ese tiempo un tío me dijo que "no se trata de la carrera que estudiés, sino de la forma como usés tus oportunidades", así que me tiré de cabeza en la literatura aunque no fuera la carrera para hacerme millonaria.

En mi casa había muchos temas que no estaban sujetos a discusión; por ejemplo, no hablábamos de sexo, pero me dejaron claro que no podía salir embarazada y arruinarme el futuro. Tenía comida y techo pero no podían pagarme una universidad privada, si quería tener cosas, tenía que trabajar para comprármelas. También respetaban mis decisiones, aunque seguía habiendo comentarios del tipo de deberías terminar la tesis, graduate ya y otros por el estilo. Pasaron los años, tenía un trabajo estable, me compré un carro, adopté como cinco gatos y por mi casa desfilaron algunos novios. Me fui a vivir sola y regresé con la cola entre las patas a vivir con ellos. Supongo que como cualquier pareja normal, después de que cumplí 30 mis papás miraban con creciente ansiedad que no me hubiera graduado y que no me casara. Eso debe habernos llevado a esa conversación en el carro donde mi papá me dijo que por lo menos tuviera un hijo.

Hubiera esperado esas palabras de mi mamá, no de la voz que toda la vida me dijo que lo más importante era la educación y ser independiente. Sin embargo, comprendo que venían de quien siempre esperó que sus hijas fueran felices y miraba allí una posibilidad. Un par de años después decidí que sí quería tener ese bebé y me metí en la locura de la maternidad. La verdad no sé si eso les dio algo de paz a mis papás, aunque un día mi mamá me dijo que por fin era una mujer completa.

Yo nunca he creído que un hijo sea esa pieza final que le falta al rompecabezas de una vida, los hijos no son una extensión de ti, son seres independientes que desde muy pequeños demuestran que tienen una personalidad y existencia propia. Los hijos no están para cumplir los sueños frustrados de los padres, ni para tener todo lo que sus padres no tuvieron. Un hijo no te va a solucionar nada, no te va a hacer más feliz ni te va a convertir en alguien que no seás. Admito que en este viaje con mi niño he descubierto paciencia que no sabía que tenía, pero que también tengo menos tiempo o cabeza para cosas que antes eran muy importantes en mi vida, como leer o dormir. He encontrado miedos nuevos y retos que superar, alegrías extrañas e inesperadas.

Hace unos días mi mamá y yo estábamos platicando con una amiga que hace poco tuvo su primer bebé. Mi mamá le preguntó si pensaba tener más y la chica le dijo que no, que solo quería tener uno. Mi mamá se lo tomó personal y empezó a decirle que estaba muy joven para tomar una decisión así, que no fuera a tomar medidas drásticas como que su esposo se hiciera una vasectomía, que la vida cambia y tal vez después iban a querer más niños. Que ni loca se fuera a operar ella, que uno se arrepiente de esas decisiones.

Yo encontré ahí la rara oportunidad de decirle que la maternidad no es para todas las mujeres, que hay quienes deciden no tener hijos y que no se arrepienten con el paso de los años. Nos venden la idea de que todas esas mujeres llegan a los 50 con lágrimas en los ojos por los hijos que no parieron, pero no es cierto. Ella me tiró una de sus miradas fulminantes y eso que no llegué a decirle que, incluso, hay mujeres que se arrepienten de tener hijos aunque no sea bien visto decir algo así, como lo explica Orna Donath en su libro Madres arrepentidas.

La decisión de tener hijos es profundamente personal y una de las cosas que he aprendido y confirmado en los últimos años, es que mis razones para hacer las cosas no son como las de nadie más en el mundo. Si yo decidí dejar de perseguir el título de licenciada en Letras porque no lo hacía por mí, sino por mi papá, si decidí tener un bebé o venir en bici al trabajo fue porque pensé que era lo mejor para mí. Escuchar los argumentos que mi mamá le daba a esa amiga me recordó la conferencia de la novelista Chimamanda Ngozi Adichie, “El peligro de una sola historia”. Lo que ella plantea es que muchas veces tenemos un conocimiento limitado de las cosas y nos dejamos llevar por esa sola historia. Uno de los ejemplos que cuenta es que ella pensaba que la familia del muchacho que les ayudaba con el servicio doméstico era pobre, les tenía lástima y nunca los había visto de otra forma. Un día conoció la casa del chico y uno de sus primos le dio una bolsa de rafia que él había hecho. Se dio cuenta de que eran personas talentosas y trabajadoras, no solo pobres.

Podemos pensar en función de esa historia que nos dice que las familias solo pueden ser las que tienen un papá, una mamá y uno o varios hijos; que las mujeres que no se casan o las que no tienen hijos son unas amargadas y resentidas; que el amor solo es posible entre hombre y mujer. Podemos pensar que no tener hijos te asegura una vejez en la soledad y el abandono o que nuestro destino es criar los hijos que Dios nos dé, que la vida se termina porque tomamos una decisión equivocada. Ese es el peligro de vivir en función de una sola historia.

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Conoció los cómics porque un día se empachó de literatura, aunque nunca dejó de creer que se puede cambiar al mundo un lector a la vez. Ama el cine y los dulces de anís.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Hugo Gutierrez /

    10/07/2018 8:06 PM

    nos quieren vender el "éxito" como si fuera un articulo de consumo.... para ser feliz necesitas fama, dinero, ser guapo etc... tenemos que convencernos nosotros mismos y a nuestros hijos que el "éxito" es en verdad una opinión personal...

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    frank lopez hurtarte /

    10/07/2018 2:40 PM

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    ESO SE LLAMA TENER CRITERIO PROPIO

    Llegar a una tesis como la que plantea la autora es el resultado de horas de profunda reflexión, que van desde la sociología, la sicología, la antropología, y, lógicamente, la filosofía: esa raíz de todo que nos invita a querer encontrarle una respuestas a las cosas que percibimos del mundo y de nuestro propio ser. ¿Por qué aceptar como mansas ovejas las cosas que determina el mundo para el rebaño?

    Al final ¿cuál es sentido de la vida? ¿por qué hacemos las cosas que hacemos? Y, en un mundo en el que buscamos incesantemente la felicidad ¿por qué existe el dolor en el mundo?

    Por aparte, existen ya grupos denominados Antinatalistas —con cada vez más adeptos— quienes se cuestionan ¿cuál es el objeto de traer hijos a un mundo caótico? Una tesis que plantea el filósofo sudafricano David Benatar quien, por supuesto, ha recibido ya varias críticas por atreverse a pensar distinto —Nómada no deja incluir el link, pero pueden buscarlo—.

    Después de leer a Benatar corrí a desempolvar a Schoppenhauer y a hacer memoria de las ideas de Erasmo para alentar mi curiosidad.

    Aunque conviene recordar que, según la edad que vivimos, cada época tiene sus propios intereses y circunstancias. Muy cambiantes.

    Interesante filosofía de vida, Adelaida, así se llamaba mi abuela. Y no me gustan los dulces de anís. Jajaja
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    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Lucy /

    10/07/2018 9:27 AM

    ¡Totalmente identificada contigo! Y soy de las que decidió no tener hijos, desde hace mucho tiempo... y sí, hasta me llegaron a decir que yo decía eso para "ocultar" que lo que pasaba era que no podía tener hijos... Buen artículo.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Zoila /

    10/07/2018 5:58 AM

    Pobrecilla, los padres te jodieron la vida y encima aun no te comprenden de seguro el mundo tambien esta en tu contra. Tu actitud explica lo solterona, no creo que haya hombre que se sacrifique a aguantar ser tambien tu victimario; o arriezgarse a reproches por el resto de su vida. Visita al psicologo mamamaita.

    ¡Ay no!

    1

    ¡Nítido!

      Guillermo /

      10/07/2018 8:41 AM

      Zoila, vos no entendiste nada, nada...

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!

      Edgar Geovany López Muñoz /

      10/07/2018 7:38 AM

      Pobrecilla tú, que piensas ser tan genial como para leer entre líneas a una persona para luego juzgarla y condenarla. Sí, pobrecilla tú que a las 5:58 te amaneció el mal bicho de la amargura, ojalá y a esta hora del día no lo sigas llevando contigo. Pobrecilla tú, con que con los años a cuestas no sepas el uso de la tilde. Ya sea por lo vano o lo profundo de tus defectos, pobrecilla tú.

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!

        Zoila /

        10/07/2018 5:36 PM

        Que poetico, me imagino que tu tambien eres esclavo de las decisiones que alguien mas tomo por ti. Otra victima. Y si tu mejor defensa es atacar la ortografia te cuento que el autocorrect cambia sin avisar; y al fin y al cabo; este no es un foro gramatical. Otra jodida; alguien mas decidio que no es foro gramatical y no te avisaron....

        ¡Ay no!

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        ¡Nítido!

    Andrea /

    09/07/2018 9:20 PM

    Gracias por el articulo tan enriquecedor. A veces las creencias que te inculcaron están tan arraigadas que cuesta identificarlas, y te ves con el miedo de vivir tu sexualidad libremente, con el miedo de aceptar sin remordimientos no tener hijos y que la felicidad con la que vives tú vida siendo independiente no durará para siempre. No es miedo a que te juzguen, es miedo a que tengan razón.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    HESCOBRA /

    09/07/2018 5:58 PM

    Muy bien planteado el tema. Nadie puede decidir por otro. La vida de cada quien la determina cada quien. La felicito, excelente artículo.?

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Laura /

    09/07/2018 1:06 PM

    Identificada, de 1 hasta que tienes tu primer novio a escondidas que no tengas novio, que puedes salir embarazada y el hombre se desaparece y la "puta" sos vos, cuando "tenés permiso de tener novio" y no una madurez reconocida que nada de sexo, pero ni te lo dicen ni te instruyen en el tema todo es que "el hombre te quiere coger, usarte e irse" como si fueras un trapo... como si no tuvieses necesidades sexuales que bien instruidas, cuidadas, sabiendo tener una relación madura no conllevan ni a enfermedades ni a hijos no deseados... pero por favor "no vayas a ser la puta, mejor que te embaracen ya un hombre con una mujer usada no la respetan igual" como si tu valor estuviera en tu himen intacto.

    Que "necesitas un hombre que te complemente", como si no fueras ya una mijer completa, que tener hijos es una bendición.... nunca te dicen el trabajo y desgaste emocional y físico que conlleva un embarazo y no digamos el parto y la crianza y el tiempo! Te venden, tus propios padres puros sueños tontos!!!!
    Pero con una mente bien informada, crítica y analítica se toman mejores decisones, no decisiones impulsivas por "amor", que de amor, de sonrisas y de besitos no se vive!

    Y así es como llegas a ser quien siempre soñaste ser y no lo que la sociedad espera de vos.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Oscar Castaneda /

    09/07/2018 8:56 AM

    Me alegra que ya empieza a haber en Guate mujeres que tienen la vista mas arriba y que ademas lo defienden en la arena publica

    ¡Ay no!

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    ¡Nítido!

    Víctor López /

    09/07/2018 8:47 AM

    Una vez más me parece un buen artículo , muy honesta de su parte . La felicito

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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