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Nadie es ilegal en esta tierra

Hace algunas semanas visité un refugio en Guatemala que alberga a niñas y niños migrantes no acompañados. Y no, no estaba preparada para esta experiencia. En lo absoluto. Estaba en shock. Es más, aún estoy en shock.

Blogs Opinión P369
Esta es una opinión

Menores y sus madres migrantes guatemaltecos deportados desde Estados Unidos al aeropuerto de Ciudad de Guatemala, el 20 de junio de 2018.

Foto: Carlos Sebastián

Cuando los refugios estatales no pueden reunirlos con sus padres luego de 72 horas, los niños y las niñas son enviados a lugares como el que visité. Aunque reunirse con sus familias no es garantía de nada, ya que muchas veces la principal razón por la que huyeron de casa fue su familia, ellos se encuentran en un limbo.

En su mayoría, son deportados principalmente de México y Estados Unidos, y provienen de América Central, América del Sur y el Caribe. Al estar con ellos y convivir, me sentí avergonzada al decir que soy estadounidense cuando me preguntaban de dónde era, porque sí, soy de ese país que deportó a la mayoría de esos pequeños y los trajo a este país que probablemente no es el suyo. Fueron deportados porque no tuvieron la suerte de nacer en Estados unidos, como la tuve yo.

Tuve la oportunidad de mostrarles fotos de mi familia y mascota, y me llenó de felicidad ver sus sonrisas. Sin embargo, estoy consciente de tener una familia amorosa, un hogar que me da seguridad y una vida feliz, y poder decir “Mira, esta es la foto de mi papá con mi gato Francis, en nuestra casa”. ¿No es extraño que algo que parece tan normal y a lo que tienes derecho, simplemente no existe para otros, a quienes se les ha sido arrebatado?

Luego de estudiar todos estos años el fenómeno de la migración, de interactuar con la comunidad migrante en Estados Unidos y de luchar contra las políticas injustas en contra de las personas que migran, me doy cuenta de que no sé casi nada en comparación con estos niños de 7 y 8 años, quienes han realizado solos este viaje y han expuesto sus vidas. Y sí, podemos suponer que no lo hicieron por diversión o porque deseaban violar la ley, ya que sus vidas dependían de ese viaje, es más, aún siguen dependiendo.

Por mis estudios y experiencia sabía que durante el viaje, los niños reciben amenazas de muerte, son explotados sexualmente por sus familias o extraños, deciden unirse a pandillas, o han quedado huérfanos durante esta travesía. Creía conocer lo que esto significa, por lo menos en teoría, pero al momento de estar en un lugar lleno de estos niños, que realmente han vivido esto, me hizo cambiar la perspectiva sobre lo que significa migrar, sobre el trauma que se ven obligados a vivir.

Sé que muchos podrán tener argumentos para culpar a estas personas por haber migrado, especialmente porque podríamos decir que son responsables por haber violado las leyes de Estados Unidos, y por lo mismo, deben hacerse responsables por sus actos, pero hay tener en cuenta que estas leyes y políticas migratorias están cargadas de xenofobia. Así que es necesario reconocer y ser consciente de que si una persona decide migrar de forma irregular, sin seguir los canales adecuados para cruzar la frontera, es porque su vida corre peligro y necesita refugiarse. También, alguien podría decir que “estas personas podrían ser terroristas, pandilleros o traficantes”, pero en realidad no lo son, ya que la gran mayoría huye de las pandillas y traficantes; son las víctimas, no los victimarios.

Es necesario que escuchemos sus historias, que reconozcamos que son humanos con derechos y necesidades. Es momento de dejar de lado los argumentos, porque este problema se trata de vidas humanas y no argumentos. Muchas veces es fácil juzgar las razones por la cuales las personas migran, sobre todo desde ese lugar privilegiado en el que nos tocó nacer.

Elizabeth Witmer
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Estudio Trabajo Social en Eastern Mennonite University. Soy estadounidense pero crecí en Cobán, Alta Verapaz. Actualmente soy practicante en American Friends Service Committee. Lucho por los derechos de las personas migrantes, además amo a los animales.


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