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Pandillas y redes sociales: más allá de la extorsión

Las maras, uno de los actores protagonistas de la violencia en el triángulo norte centroamericano, utilizan las redes sociales y el internet como un importante medio de comunicación interna, reclutamiento y creación de identidad. No necesariamente como el medio para cometer delitos como la extorsión.

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Foto: The Blogwin

Las maras, uno de los actores protagonistas de la violencia en el triángulo norte centroamericano, utilizan las redes sociales y el internet como un importante medio de comunicación interna, reclutamiento y creación de identidad. No necesariamente como el medio para cometer delitos como la extorsión.

El acceso a Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) avanza en el norte de Centroamérica. Lento, pero lo hace. El número de personas que usan internet en Guatemala, según el ICT Development Index, pasó de 29 por ciento en 2016 a 34.5 en 2017. En El Salvador pasó de 27 a 29 por ciento y Honduras de 28 a 30.

Los actores violentos, acaso no de forma estructurada sino más bien de manera instintiva, han sabido subirse a esa ola. Hoy viajan a la misma rapidez, montados en esas herramientas que no paran de actualizarse.

Al hablar de tales actores en la región, es casi inevitable pensar en las maras o pandillas. Estas, si bien no son las únicas responsables de situar a Guatemala, Honduras y El Salvador en el mapa de los países más inseguros de América Latina, sí cumplen un rol protagónico en ese contexto social. Un estudio de 2017 de la Universidad Internacional de Florida, recuenta que existen unos 70 mil pandilleros en los tres países. Aunque las estimaciones de los gobiernos de cada nación hacen pensar que se trata de muchos más. Sobre todo, si toma en cuenta las redes –en especial de familiares– que se tejen alrededor de cada integrante.

¿Cómo esos miembros de maras utilizan las TIC a su favor? Los fiscales, jueces y especialistas consultados son claros en desmitificar la idea de que utilicen las redes sociales principalmente, por ejemplo, para cometer extorsiones. Aunque las pocas estadísticas especializadas –no hay un registro del todo exhaustivo en ninguno de los tres países–sí reflejan algunos casos achacados a dichos grupos, las fuentes consultadas son claras al expresar que los miembros de maras prefieren, por lo regular, no dejar rastro digital al delinquir. Pues esto facilitaría el trabajo de encontrarlos culpables. Periodistas especializados en el tema confirman esa teoría.

Hablan, más bien, de un uso de las herramientas digitales centrado en la comunicación interna y en el reclutamiento de nuevos miembros. En el primer punto, se trata de un uso similar al que cualquier ciudadano hace del teléfono inteligente o de las redes sociales: mantenerse en contacto. En el segundo, se refieren a la existencia de páginas de Facebook o de videos subidos en YouTube, cuyo fin es crear identidad. Dicha práctica, a su vez, genera empatía entre adolescentes que pudieran sentirse atraídos hacia ese estilo de vida. Es importante recordar que los jóvenes constituyen el sector poblacional que más hace uso de las TIC.

Para el caso de la creación de videos, los jueces sí hablan de una apología del delito. Se trata de canciones grabadas en estudios aficionados que son subidos a plataformas como YouTube, en las cuales exaltan su afición por la violencia y atacan verbalmente a las pandillas rivales. Los comentarios al pie de cada pieza son, casi siempre, otra arena desde donde los seguidores de una u otra mara continúan sus incitaciones y provocaciones.

¿Quiénes están entonces extorsionando a través de redes sociales? Las fuentes consultadas en Guatemala hablan de “imitadores”; aunque el fenómeno también ocurre en Honduras y El Salvador. Es decir, personas que no pertenecen a las pandillas, pero que aprovechan el temor que estas infundan para hacerse pasar por ellas y exigir dinero a sus víctimas a cambio de no atentar contra ellas. Para ello, hacen uso de plataformas como WhatsApp, Messenger u otro mecanismo de mensajería virtual.

“Utilizan los nombres de las pandillas para tratar de intimidar, porque el tema de extorsión es asociado a pandillas. Algunos de los imitadores pueden ser personas allegadas a la víctima”, aseguró Miguel Paz, analista técnico del Ministerio Público guatemalteco.

Finalmente, existen otros entes que no son pandilleros pero que también se anclan en ese tema para ejercer violencia psicológica: supuestos grupos policiales. En redes sociales como Twitter, y principalmente en El Salvador, surgieron cuentas anónimas que se ufanan de lo que llaman “eliminación” de miembros de maras, muchas veces de manera extrajudicial. Estas páginas, que con el tiempo desaparecen, también amenazan y hostigan a periodistas que cuestionan su accionar pues lo consideran atentatorio de los derechos humanos. Reporteros de medios digitales que investigan el tema, como El Faro y Factum, recibieron amenazas y fueron víctimas de hostigamientos.

Se puede concluir entonces, que las pandillas como uno de los principales catalizadores de la violencia en el triángulo norte centroamericano, también se han acoplado a las nuevas tecnologías y las usan principalmente para comunicarse, generar identificación entre sus miembros y atraer nuevos integrantes.

La pregunta es: ¿las instituciones estatales marchan a la misma velocidad para prevenir y combatir estas manifestaciones? Explicaremos sobre esto y sobre otros usos de las redes sociales con fines violentos, como los relacionados con los delitos sexuales, en la segunda y tercera parte de esta entrega.

 

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Primera de tres entregas, sobre las conclusiones de una reciente investigación periodística realizada con el apoyo de UNESCO, por los periodistas Gabriela Cáceres y Gabriel Campos para la Maestría en Gestión Estratégica de la Comunicación de la UCA de El Salvador. Este trabajo se centra en cómo las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) son usadas como herramientas para ejercer o promover violencia en Guatemala, El Salvador y Honduras.

Willian Carballo
/

Coordinador de investigación de la Escuela de Comunicación Mónica Herrera y catedrático de la Maestría en Gestión Estratégica de la Comunicación de la UCA, en El Salvador.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Maria Jose Robles /

    17/11/2018 12:59 PM

    Articulo muy interesante lo que me pone a pensar que kos netcenter podrian convertirse en extorsionadores acosadores e intimidadores como se lee en el Salvador con perioditsas...

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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