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Seamos tercos en la esperanza

Estamos en un momento clave para sumar nuestras voces desde la comunidad LGBTIQ y cualquiera de las organizaciones sociales y movimientos comunitarios. Es tiempo de rechazar enérgicamente el autoritarismo y la corrupción.

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Esta es una opinión

Foto: Justicia Ya

No han sido días fáciles. El Estado – que por décadas ha incumplido sus obligaciones de garantizar iguales derechos a la población LGBTIQ – empezó a atentar directamente contra nosotros. Pero no somos ni los primeros ni los últimos sectores de la población en ser criminalizados por nuestra mera existencia o la defensa de nuestros derechos. Si entendemos esto, podemos sumar nuestras voces a las de quienes hoy están organizándose por un país más justo. La posibilidad de lograrlo nunca había estado tan cerca.

Jimmy Morales está desesperado. Y por eso su gobierno y aliados están amenazando el mismo orden constitucional y democrático, si es que eso les permite debilitar a las instituciones que han puesto un límite a sus acciones ilegales y que atentan contra el futuro de toda la ciudadanía.

En los últimos días, Morales ha intentado distraer a la población y manipular sus convicciones morales a su favor. Al afirmar que «Guatemala cree en la familia basada en la vida [y] el matrimonio de hombre y mujer», busca que un número importante de personas que rechaza a estos grupos le apoye y le dé un mínimo de legitimidad.

La táctica no es ninguna novedad. Los grupos de poder saben que no pueden mantener su grado de influencia únicamente en virtud del ejercicio de la fuerza. Y para procurarse legitimidad, crean discursos y narrativas que evitan un cuestionamientos en la población.

Una de las formas más comunes de hacerlo es crear un enemigo, que puedan representar como un mal “mayor”, y que distraiga del supuesto mal “menor” de abusar su autoridad y de la fuerza pública. El Estado Nazi, por ejemplo, inventó un mito para hacer creer a los alemanes que el enemigo interno era el pueblo judío – y así lograron apoyos populares suficientes para emprender una de las más grandes masacres de la historia. El Estado de Guatemala llegó al extremo de cometer genocidio, asesinando a miles de inocentes bajo la justificación de que estaban frenando la “amenaza comunista”.

Morales ha intentado copiar la receta bajo condiciones distintas. Primero señaló a los movimientos campesinos, convirtiéndolos en un enemigo de su gobierno y capitalizando el rechazo del sector empresarial y las clases medias. En mayo del año pasado, señaló directamente al Comité de Desarrollo Campesino (Codeca) por bloquear carreteras y por el supuesto robo de energía. Ambas situaciones son síntomas de un gobierno que no atiende necesidades básicas de la población y no establece reglas claras para mediar lo que hoy son conflictos sociales.

Al menos 19 líderes comunitarios han sido asesinados este año, en una ola de violencia que ha cobrado las vidas de quienes integran organizaciones –como Codeca y el Comité Campesino del Altiplano–, que se han opuesto a desalojos y a proyectos extractivos que no les benefician directamente, como minas, hidroeléctricas, y la tala ilegal. Morales podría haber actuado para garantizar reglas claras y atender las demandas de la población que lo protesta, pero optó por mantener el estado de cosas actual y disfrazarlo de un discurso que criminaliza al que define como distinto.

En los últimos días, Morales amplió su concepto de enemigo interno para incluir a mujeres que defienden sus derechos sexuales y reproductivos y a las personas que somos parte de la diversidad sexual y de género. La diferencia se construye desde el discurso y con el objetivo, nuevamente, de mantener o dar legitimidad al sistema actual.

Ante esta situación sería fácil escondernos y resguardarnos. Pero eso es precisamente lo que busca el gobierno. El despliegue militar de los últimos días, los operativos policiales a negocios aliados, y las intimidaciones selectivas a algunos líderes comunitarios buscan precisamente que tengamos miedo y no protestemos.

Pero este es un momento único para sumar nuestras voces desde la comunidad LGBTIQ, y cualquiera de las organizaciones sociales y movimientos comunitarios, para rechazar enérgicamente el autoritarismo y la corrupción.

Las comunidades en resistencia saben que rendirse no es una opción. Y en la última semana se han organizado en protestas masivas para rechazar las acciones corruptas del gobierno y sus aliados. Para una clase media acomodada, no es natural vernos lado a lado con estas agrupaciones, con quienes a lo mejor no hemos convivido o viven una realidad distinta a la nuestra.

Pero es mentira que tener un trabajo de 9 a 5 nos proteja del alto costo que la corrupción tiene en nuestras vidas.  Somos sólo un poco menos vulnerables que esos líderes que han puesto el cuerpo al resistir las acciones de un gobierno cooptado y que opera con consentimiento de la élite corrupta. En el caso de las personas LGBTIQ, es mentira que el clóset nos proteja de ese estigma que el Presidente y sus aliados reafirmaron y que nos mantiene en constante riesgo ante la violencia.

Es momento de unirnos y exigir que la promesa que hace la Constitución – todos somos libres e iguales en dignidad y derechos – sea cierta. Y protestar para impedir un retroceso en el avance de la justicia. No estamos solos, pero es momento de insistir con enjundia en la posibilidad de un futuro más digno y justo es posible. Que no nos roben el ánimo ni la esperanza.

Luis Eduardo Barrueto
/

Es periodista y está tratando de construir un mejor futuro desde varios espacios. Actualmente está construyendo Visibles, un movimiento por la inclusión y los derechos de las personas LGBTI en el país. @lebarrueto


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Hugo /

    15/09/2018 11:19 PM

    La terquedad parece que no es un virtud, según el diccionario es
    "la cualidad o actitud de la persona que se mantiene en sus ideas, opiniones o deseos aun en contra de razones convincentes".
    El presidente trato de subirse a la ola anti aborto para ganar simpatías y no lo logro; Pareciera con su opinión que la ideología de genero tratara de subirse a la lucha contra la corrupción para lograr lo mismo, pero tampoco les va a funcionar. Estar contra la corrupción no es estar a favor de la ideología de genero. La honradez, la probidad y la honorabilidad son valores sociales y la ideología de genero trata precisamente en corromper valores esenciales de la sociedad.
    Lo que si tenemos que aceptar es que la corrupción es un anti valor transversal en toda la sociedad que involucra indígenas, ricos, políticos homosexuales, no indígenas, funcionarios, heterosexuales; en fin, en todos los grupos o sectores sociales existen individuos corruptos y contra ellos, allí si TODOS, debemos luchar.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Víctor lopez /

    14/09/2018 2:58 PM

    Los únicos patriotas , han sido Arbenz, Arévalo, después ninguno... OPM Y BALDETTI eran tan patriótas que nos robaron, sinibaldi era tan patriota que tristes CIEN MILLONCITOS nos robo. Jimy de patriota no tiene nada... Toda esta gente es PATRIOTERA... Sólo cuando les conviene se recuerdan del país. El verdadero patriota no se vende...

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Saira Ortega /

    14/09/2018 7:36 AM

    Muy bien Luis, no tenemos que tener miedo hoy más que nunca debemos con enjundia seguir y jamás claudicar.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    PAPAZOPAPAZ /

    13/09/2018 2:58 PM

    "Para una clase media acomodada, no es natural vernos lado a lado con estas agrupaciones"

    Es más acomodada la clase media o la gente pobre que se da el LUJO de no ir a trabajar para ir a protestar??

    multiplique el número de personas que mueve CODECA y multipliquelo por un dia laboral a salario minimo.

    "señaló directamente al Comité de Desarrollo Campesino (Codeca) por bloquear carreteras y por el supuesto robo de energía. Ambas situaciones son síntomas de un gobierno que no atiende necesidades básicas de la población "

    Si el gobierno no está atendiendo necesidades entonces no es "supuesto" el robo de energía, ya que la afirmación elimina el supuesto.

    Por lo visto lo que se pretende es condonar todas las acciones de CODECA aunque sus acciones están tipificadas.

    ¡Ay no!

    1

    ¡Nítido!

    Simon Sez /

    13/09/2018 2:51 PM

    "[Los Nazis] lograron apoyos populares suficientes para emprender una de las más grandes masacres de la historia. El Estado de Guatemala llegó al extremo de cometer genocidio"

    Ambos fueron genocidios.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

      Luis Barrueto /

      14/09/2018 11:39 AM

      Es correcto.

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!

        Víctor López /

        14/09/2018 2:01 PM

        Estar encontra del aborto, del homosexualismo , no es apoyar a la corrupción . Una vez más tu hipótesis cae...al abismo.

        ¡Ay no!

        1

        ¡Nítido!

      VulpesZerda /

      13/09/2018 8:24 PM

      En teoría sí, pero no. El genocidio solo se constituyo como delito luego de la Segunda Guerra Mundial. Por eso, legalmente, los nazis no cometieron genocidios, sino crímenes contra la humanidad.

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!



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