En esta parte del discurso Jimmy Morales no olvidó nada. Mintió. Aseguró que su gestión no tiene señalamientos de corrupción cuando la lista de delitos en su contra no deja de crecer. Hace un año se descubrió que durante 9 meses recibió un sobresueldo de Q50 mil al mes, al que bautizó “bono de riesgo”. En enero se conoció que recibió “regalos” caros y extravagantes comprados con dinero público por su Secretaría de asuntos administrativos y seguridad, entre los que se encontraban licores, lentes y mentas para el aliento. Uno de sus ministros fue denunciado por contratar a sus exesposas para trabajar dentro de la cartera que dirige.
Y su declaración por no renovar el mandato de CICIG (un año antes de que venza el convenio) y la orden de no dejar entrar a Iván Velásquez, llegan unos días después de que el MP y la CICIG solictaran (nuevamente) se le quite su derecho a antejucio. El fin es poder investigarlo por financiamiento electoral ilícito, delito que ya confesaron los empresarios que le entregaron el dinero.
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