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La Revolución Ciudadana es un mal blues

La corrupción no tiene ideologías, pero encuentra un entorno favorable en los cacicazgos.

Opinión P369
Esta es una opinión

La Revolución Ciudadana en Ecuador. Foto de Wikicommons.

Es la tarde del domingo, llueve sobre Ciudad de Guatemala. Yo escucho a Reignwolf, de pie sobre el tambor principal de una batería, tocando la guitarra bajo un diluvio en Midtown, mientras empiezo estas líneas para responder a una invitación de Nómada para escribir sobre mi perspectiva del Ecuador de la Revolución Ciudadana.

No soy un músico. Solamente escribo sobre rock, y acepto hablar sobre mi país, consciente de los  17 años que me separan de él.  No quiero escribir bajo el influjo nostálgico de Quito grunge que me suena a Sal y Mileto, así que empiezo a buscar un hilo conductor para mi relato.  Y elijo una historia triste, porque al final de eso se trata, de un blues que retrata a la Revolución Ciudadana que gobierna el Ecuador, desde hace diez años, con un control del Ejecutivo sobre todo el aparato estatal, incluyendo Fiscalía, Contraloría, Asamblea y Poder Judicial, amén de canales de televisión y al menos un periódico. Algo así como el mundo que dibujan los Rage Against the Machine en Know your enemy .

Y la historia sobre la que estoy escribiendo ahora, palabras más o menos, empieza casi al mismo tiempo que Marcelo Odebrecht cantaba, tal vez desafinando de vez en cuando, frente a una fiscalía en los Estados Unidos.

2016.  El Gobierno de Rafael Correa se acerca a su fin. Su Contralor, Carlos Polit demanda a la Comisión Anticorrupción por difamación. Su alto honor busca una satisfacción. En febrero de 2016, la Comisión había denunciado ante la Fiscalía un sobreprecio en la Refinería del Pacífico – que fue pagada y jamás construida- señalando responsabilidades del Contralor Polit y otros funcionarios públicos.

Por alguna razón inexplicable, la denuncia de la Comisión tuvo que hacer fila, mientras la del Contralor recibió un tratamiento express.

El pasado abril de 2017, una jueza dictó sentencia, condenando a los miembros de la Comisión a un año de prisión y a pagar cada uno, el monto de un salario al Contralor Polit, por su alto honor mancillado. Una vez dictada la sentencia, el Contralor anunció su desistimiento a la acción penal, en un acto de “magnanimidad”, convenientemente recomendado por un tweet del presidente electo.

Este podría ser el fin de un primer acto trágico y cómico, enmarcado en los doce compases básicos de un blues. Se juzga a quien denuncia, no se persigue a los denunciados.

Pero en la sintaxis del blues, existe siempre una “llamada y respuesta” que acompaña a los riffs de la guitarra.  A veces son coros que responden al solista, a veces son instrumentos, pero siempre se plantea un puente entre las diversas etapas de la historia.  Y así, el jueves pasado, el caso Odebrecht se activó, curiosamente, una vez que han pasado las elecciones.

Un obscuro ex Intendente de Comunicaciones, enriquecido en el régimen Correa y  cuyo mayor mérito es ser el tío de Jorge Glass, el Vicepresidente de la República con Rafael Correa y ahora con Lenín Moreno, es detenido bajo cargos de lavado de dinero y la vivienda del Contralor Polit es allanada, mientras este, también de manera muy conveniente, está fuera del país, y a través de su abogado alega persecución política.

La administración de Lenín Moreno, con apenas un par de semanas de rodaje, experimenta un terremoto. La suma de los factores Caso Odebrecht+ un tío vicepresidencial+ un contralor, deja a las claras que algo funcionaba bastante mal en la Revolución Ciudadana: la transparencia y el control de la corrupción. Algo así como un problema de honestidad.

Esta historia no tiene aún un final. Atendiendo al récord de la justicia de la Revolución Ciudadana, cabe la posibilidad que la Comisión Anticorrupción sea juzgada nuevamente por difamación. Sin embargo, la Comisión ya ha recomendado al Presidente Moreno suspender de sus funciones al Vicepresidente Glass y al Contralor Polit. Falta por ver el camino que elige Lenín Moreno.

Mientras tanto, La Revolución sigue siendo una contradicción.  El Ecuador defiende a Assange, pero criminaliza y persigue a sus propios periodistas.  Es un país hipotecado, en bancarrota y polarizado, en el cual se paga por refinerías que no existen y se juzga por difamación a los funcionarios de una Comisión Anticorrupción que denuncian a delincuentes. Los defensores de derechos humanos pagan con cárcel el oponerse a los megaproyectos en su territorio. Todo esto con la banda sonora que mezcla trova cubana, Calle 13 y la vieja canción latinoamericana para afirmar que la patria está avanzando…

Yo acabo estas líneas escuchando a los Live con Selling the Drama, seguidos por los Soledad Brothers.  Al final, la solución más sencilla es decir que la ideología se ve ampliamente superada por las personalidades que ejercen el poder sin controles.

No quiero entrar en los territorios en los que afirmo en que, en mi experiencia, cuando la izquierda es gobierno, toma partido por callar ante la corrupción y exige silencio a los compañeros de la sociedad civil – de cuyas organizaciones vienen muchos de los funcionarios públicos, para “no hacerle el juego a la derecha”. Tampoco quiero entrar en la discusión de por qué  el Foro de Sao Paulo concluyó el año pasado que cualquier comisión contra la impunidad y la corrupción no es otra cosa que una intervención extranjera – punto en el que llegan a coincidir con los extremos más radicales de quienes se ubican en la otra esquina del ring.

No es la izquierda ni la derecha, sino el ejercicio del poder. Una magnificación del “Yo el Supremo” de Roa Bastos. Lo dejo así y  agradezco una vez más que lo mío es el blues rock.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Marco Miguel /

    11/06/2017 5:16 AM

    Al final ha sifo un gobierno con resultados y punto, la corrupción es mala hay que denunciarla siempre, pero las estadísticas de Ecuador son tan geniales que hasta podemos quieren copearlas.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Prof. Edelberto Ayau /

    10/06/2017 5:00 AM

    "Mientras tanto, La Revolución sigue siendo una contradicción. El Ecuador defiende a Assange, pero criminaliza y persigue a sus propios periodistas." (fin de la cita) A ver amigo, si ud. hubiese ahondado un poco esta parte, hubiera podido darle algo de contenido a su confusa nota; por ejemplo citando fuentes confiables que fundamenten sus postulados y cuando digo confiables no me refiero a recortes sacados del Comercio o Telegrafo. El párrafo que arriba cito es mucho más interesante que las baratas letanías que uno a diario lee, escucha y ve en los poderosos medios de comunicación masiva en AL.
    Usted sin embargo prefirió utilizar su espacio para presumir algo de lo que obviamente carece: conocimiento elemental sobre géneros musicales. Con mucha pena he de comunicarle que ud. ha reprobado.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Jorge G. /

    07/06/2017 6:49 PM

    Que no le den este art'iculo al diputado Linares ni al diputado Kaibil. Que ya esta que no se legisla en 4 meses.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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