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Tómatelo con filosofía y un té caliente

La actitud filosófica nos ayuda a desapegarnos de las aparentes dificultades diarias. A tomar distancia de nuestras fuentes primarias de frustración y decepción: nuestros deseos y expectativas.

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Esta es una opinión

Foto: Pexels

Para empezar cuanto antes las ansiadas vacaciones –las prisas nos las llevamos hasta para descansar–metí el acelerador hasta el fondo de camino hacia Atitlán. Concentrado como estaba en esquivar los cráteres del asfalto de la carretera, me tomó desprevenido un grito que, con las letras de “¡cuidado!”, avisó sin consultar que los planes estaban por cambiar. En cuestión de segundos, impactamos con un enorme camión cual flecha en su diana. Y así, mis días de descanso, empezaban con pie derecho: el mismo que temblaba en el embrague.

Maldecí a todos los antepasados del otro conductor, mientras se alejaba con una parsimonia que no era otra cosa que el cinismo en estado puro. Me enfurecí más al comprobar que él no llevaba rastro ni huella de lo acontecido. Mis amigos estaban bien. Probablemente pensando en la cerveza que veníamos saboreando.

Pegué el grito al cielo cuando intenté avanzar y nada ocurrió. El carro no se movía. "La primera será caliente", me dije. Ajenos a la situación, mis amigos se quedaron tranquilos dentro del vehículo mientras yo pensaba en mis opciones caminando sin dirección ni rumbo. Llamé a mi papá que escuchó pacientemente mientras le contaba lo sucedido con una rabia que entrecortaba mis palabras.

Cuando finalicé el relato –fiel a su personalidad–me soltó un escueto: “Tomátelo con filosofía y disfrutá de la aventura”antes de colgar el teléfono. En ese momento, maldecí a sus antepasados por costumbre, sin pensar que también eran los míos.

Esas palabras que mi papá siempre ha sabido poner en el momento adecuado, como si las tuviese guardadas en un cajón esperando a poder utilizarlas, resonaron en mi cabeza toda la semana. Ya había terminado mi primer año de filosofía en la universidad cuando el accidente tuvo lugar y me hicieron pensar por primera vez la posible relación entre la Filosofía como disciplina, con la postura de“vivir la vida con filosofía”.

De manera general entendemos “tomarnos las cosas con filosofía” cuando se adopta una actitud despreocupada ante la vida, una postura más calmada. En el fondo responde al sentido común de saberse atados al mismo irremediable punto y final que nos pone la muerte. Es decir, de esta vida, vivos no salimos, así que tranquilos.

Como si tras una dosis filosófica recuperáramos la entereza. El caminar la vida de la mano con la muerte nos da en el fondo otra perspectiva. Y es de eso de lo que hablamos, de perspectiva. Algo tan pequeño como un dedo meñique nos puede impedir ver si se encuentra muy cerca del ojo. Un ejercicio práctico y sencillo para cambiar de perspectiva ante un problema ordinario puede ser hacer un viaje exprés y económico al futuro: ¿esto nos importará dentro de 7 horas? ¿7 semanas? ¿Quétal dentro de 7 años?

Otra opción puede ser ejercitar el sano ejercicio de la risa, pues el reírse de uno mismo es el mejor antídoto para poner distancia con las dificultades ordinarias, hasta convertirlas en aventuras. Probablemente a algo similar se refería el poeta italiano Aldo Pallazzeschi, cuando decía que el hombre profundo es aquel que es capaz de reírse en las situaciones que normalmente hacen llorar.

Por otra parte, la actitud filosófica nos puede ayudar mucho más que a desapegarnos de las aparentes dificultades diarias. También nos ayuda a tomar distancia de nuestras fuentes primarias de frustración y decepción: nuestros deseos y expectativas. La decepción nace del desajuste que existe entre lo que esperamos y la realidad. Por ejemplo, si esperamos superar un examen para el que hemos estudiado y no lo logramos, entonces nos decepcionamos.

Nos frustramos si además era algo que anhelábamos con mucha ilusión, como una prueba de acceso a la universidad de nuestros sueños. Es frecuente que esto ocurra en las relaciones sociales donde uno espera recibir lo mismo que uno da. Esto dificulta entender que, dentro de la diversidad individual, cada persona es capaz de dar solo aquello que tiene, lo cual puede ser muy distinto de lo que esperábamos, pero a la vez muy valioso si somos capaces de apreciarlo. Si no es probable terminar decepcionado, frustrado y sin amigos.

La raíz de algunas de estas ideas puede encontrarse en los pensadores denominados estoicos, que recomiendo leer. Juan Arnau en su artículo de El País Más Séneca y menos ansiolíticos, habla sobre el resurgir del estoicismo en nuestros días tan necesario ante el predominio del ego que vemos en tanto selfie. La enfermiza obsesión con nuestra apariencia que mostramos en Instagram. O nuestra ridículo estatus profesional que pincelamos in a very good english en LinkedIn.

Hemos desechado, como cuando ahuyentamos una mosca con la mano, lo que los antiguos llamaron alma. Esa representación de nuestra supuesta esencia, la parte divina que mistifica todo lo animal en nosotros, vuela como barrilete sin rumbo, ajeno al discurso petrificado ymoralizante de las religiones. O peor aún, sordo ante las charlas y conferencias donde abundan los lugares comunes repetidos hasta el infinito por los coach y sus variantes.

Cada año nuevo escribimos–los diligentes, porque el resto de las personas solo las pensamos– nuestra lista de metas. Como si de esa lista brotara el sentido de nuestra vida. Como si floreciese aquella razón por la cual vale la pena todo este esfuerzo. Según Arnau, “esas metas nos trabajan por dentro y parecen diseñadas para excluir la contemplación y la observación atenta y desinteresada.

Frente a la tiranía de la meta, los estoicos pretendían "desembarazarse de pasiones demasiado apremiantes y acaparadoras." La razón de por qué es importante distanciarse de nuestras metas, de nuestros anhelos y deseos más profundos, es para evitar que se conviertan en enfermizas obsesiones que nos impidan disfrutar el momento presente.

En definitiva, alejarnos tanto de nuestros supuestos problemas, como de nuestros anhelos nos llevará a tener una sana distancia de nosotros mismos. Nos ayudará a estar más cerca de nuestro entorno, nuestra realidad.

Con esa postura que nos brinda la sabiduría estoica, será mucho más agradable aceptar la realidad que se presenta frente a nosotros. Lo describe perfectamente el Adriano de Marguerite Yourcenar, cuando pone en práctica la libertad de la aquiescencia: “Asumí mi estado y mi condición; (…) Elegía lo que tenía, exigiéndome tan sólo tenerlo totalmente y saborearlo lo mejor posible.”

Lo que no le gustaba, él se forzaba para“hábilmente extraer de él un motivo de alegría”. Así, se inmiscuía dentro de un festín perenne: “Me consagraba a festejar el azar, a gozar de lo que me traía de inesperado” donde los imprevistos y las dificultades tenían su espacio dentro del panorama “la emboscada o la tormenta se integraban sin esfuerzo en mis planes o en mis ensueños”.

Podría seguir enumerando muchos ejemplos de cómo la sabiduría que encontramos en diversos autores nos puede ayudar a tener una existencia un poco más agradable, que no es poca cosa. Aunque para empezar, es suficiente saber que la batalla principal se libra a diario en nuestros propios pensamientos.

Como dijo Wittgenstein, “La filosofía desata los nudos de nuestro pensamiento, los nudos que nosotros estúpidamente hemos hecho en él; pero para desatarlos debe hacer movimientos tan complicados como esos mismos nudos.”

Es lunes, un día adecuado para una dosis de filosofía.

Mateo Echeverría
/

Graduado en Humanidades por la Universidad de Navarra.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Tori Gómez /

    12/02/2020 7:35 AM

    Excelente artículo, buen mensaje y sobre todo lo ameno de llevar la lectura, cada quien vive de acuerdo a su propia filosofía, conocerse a uno mismo es sin lugar a dudas la tarea más difícil, y de eso se trata la filosofía, luego girar nuestra vida en base al sentido que queremos darle.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Luis Paraiso /

    21/02/2019 12:39 PM

    “Graduado en Humanidades por la Universidad de Navarra. Enamorado de la filosofía. Hace años que dejé Guatemala, aunque todo lo que me importa aún sigue ahí.” Normal pues en Guatemala y en América Latina no hay filosofía como. Todo esto es un producto de importación griego y no somos griegos al menos no hay prueba de esto.
    En la antigüedad, la cosa es simple: el filósofo vive en el filósofo el filósofo se refiere al individuo que pone en práctica una teoría que le permite aspirar a la sabiduría: un estado de felicidad entre él y él, el yo y los demás, el yo y el mundo.

    El cristianismo modifica la definición durante siglos. Incluso hoy, vivimos en parte bajo el régimen cristiano. Éste nombra filósofo al personaje que pone en práctica su inteligencia, su conocimiento, su retórica, su trabajo al servicio del poder y forja para el poderoso un arsenal conceptual que le permite legitimar la política de su acción.

    Hoy en día, la filosofía es llevada por estas dos tradiciones: linaje existencial y linaje de oficina. El primero piensa en una salvación individual y apunta a una vida transfigurada, más allá de la vida mutilada de la mayoría. Son filósofos las veinticuatro horas del día y tratan de hacer coincidir sus pensamientos y acciones. El segundo piensa para los demás, para el mundo, y no necesariamente se aplica sus conclusiones, pero eso si, muy hábil para dar lecciones de saber vivir a todo el mundo.

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    Estuardo Aguirre /

    20/02/2019 10:01 AM

    Buen articulo, creo que muchos pendejos no entienden el punto del accidente (algo absurdo) que trajo una bonita reflexión que te puede llevar a analizar y conocer un poco mas de estoicismo (si así se dice y escribe), me llega, buen articulo reitero.

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      Renato /

      20/02/2019 1:23 PM

      MÁS PENDEJO EL QUE NO ES CRÍTICO... Y CREE SABERLO TODO.

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    Víctor lopez /

    18/02/2019 9:26 PM

    La filosofía es buena , por que nos permite madurar, analizar , pero la palabra Dios, la Biblia es la virtud por excelencia ... Te recomiendo que leas la Biblia , Salmos ,proverbios , (por no decir toda ) te lo dice un pecador... No por que ande haciendo averías ... Pero tengo orgullo, vanidad, peco de pensamiento ... Y tampoco me la llevo de buen cristiano, es más como cuesta serlo, tenemos un cuerpo que constantemente , nos invita a pecar, pero para eso está Dios para que nos ayude .

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    Doctor Gonzo /

    18/02/2019 7:40 PM

    Y por un posible choque, debido al exceso de velocidad de unos chavos que les urgía ir a emborracharse sale toda esta charla?? La filosofía alcanza hasta cierto punto, pero cuando has nacido en una familia disfuncional y en la pobreza extrema, o no tienes padres y fuiste abandonado, o te estás muriendo de hambre o cuando tu vida corre peligro por vivir en barrios marginales, o cuando el sufrimiento es imposible de resistir por causas socioeconómicas, entonces, no hay filosofía posible, y menos la filosofía burguesa. Ya lo dijo el consagrado filosofo guatemalteco Velorio "una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa".

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    1

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      Clint Eastwood /

      19/02/2019 6:28 PM

      Doctor Gonzo,
      Es preocupante que no reconozca los méritos de la filosofía y ponga en tela de juicio los beneficios de la misma. Muchos de los problemas que acosan nuestra sociedad es por falta de reflexión y de tratar de ser un mejor humano. Si las personas que tienen capacidad de ayudar a las otras e interiorizan el sentido de ser un ser humano ¿no cree que será un interesante paso para avanzar en nuestra sociedad? Le invito a tomarse un par de tragos y reflexionar al respecto...

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        Doctor Gonzo /

        19/02/2019 6:43 PM

        A mí me encanta la Filosofía, entendiéndola como el arte de vivir sabiamente. Pero me parece que cuando alguien cita a tantos filósofos (que dicho de paso han tenido una vida tan turbulenta y si no me cree lea la biografía de algunos, en especial la de Nietzsche, se dará cuenta de las contradicciones que hay entre el discurso y las acciones de ellos), deja de pensar y aportar por sí mismo y se convierte en un pedante teórico. Y sí, la filosofía al igual que la religión y la psicología, han mejorado la sociedad. Pero no es lo mismo la vida vista desde la perspectiva de un junior que de una persona que se faja de verdad en las cosas de la vida, como tanta gente en Guate. Por cierto, no tomo, es que soy tan filósofo que pienso que al hacerlo deterioro mi cuerpo y mi sociedad, además intento ser un mejor ser humano con mis acciones. Nuestro país, para que avance realmente necesita más que filosofar . Saludos estimado Clint Eastwood, y miro sus películas, jejeje.

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        Clint Eastwood /

        20/02/2019 5:58 AM

        Veo que son muchos los puntos de vista que compartimos. Me dá mucha esperanza dárme cuenta que puede existir un intercambio respetuoso de opiniones. El deseo de generar y fomentar un bien común en Guatemala es un punto de unión de la mayoría de los Guatemaltecos. Es una pena que hayan grupos dentro de nuestra sociedad - muy hábiles - cuya estratégia se basa en fomentar la división dentro de nuestra sociedad. Todos los días me levanto y pregunto, ¿Cuándo existirá un proyecto de nación que nos permita unificarnos como Guatemaltecos y lograr superar este subdesarrollo de actitud?
        Es un gusto saludarle y deseárle éxitos en sus labores. Doctor Gonzo

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        Doctor Gonzo /

        20/02/2019 8:01 AM

        Gracias por su amabilidad y respeto, que es mutuo. Usted es todo un caballero, se nota en su escritura. Guatemala necesita más personas así. Saludos y gracias, hasta pronto.

        ¡Ay no!

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    Clint Eastwood /

    18/02/2019 5:54 PM

    ¿Pareces ser hijo mío?

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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