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Baztán, un thriller en el bosque

El bosque del norte de Navarra, en España, es el lienzo en los tres libros de historias policiacas que Netflix ha puesto de moda en forma de películas basadas en la obra de la escritora española Dolores Redondo. Hijas del llamado suspenso escandinavo, estas novelas hacen de la mitología vasca local centro de su narrativa.

Cotidianidad cultura Netflix P369

Marta Etura como la inspectora Amaia Salazar.

El bosque es siempre un lugar fascinante. Sabio y viejo, como el de Fangorn en El señor de los anillos. Aterrador, como el de Reinshardswald en las pesadillas infantiles de los hermanos Grimm. Hogar de brujas, criaturas y demonios, como en los bosques de Navarra que sirven de lienzo a las novelas policiacas de la autora española Dolores Redondo en la llamada trilogía del Baztán, adaptada en tres películas disponibles en la plataforma Netflix.

Redondo publicó en 2013 ‘El guardián invisible’, la primera entrega. Siguió, el mismo año, ‘Legado en los huesos’ y en 2014 ‘Ofrenda a la tormenta’. La trilogía cuenta la historia de Amaia Salazar, una joven inspectora de la policía foral de Navarra, entrenada por el FBI en Estados Unidos, y de su vuelta a Elizondo, su pueblo natal, que esconde los secretos más oscuros de un pasado que la persigue cuando se enfrenta a la mente retorcida de los asesinos que investiga.

Policía conflictuada por un pasado inevitable. Crímenes horribles surgidos de las esquinas más oscuras del alma. El mal como fuerza motora. La soledad última de protagonistas que no encuentran sonrisas por ningún lado. El peso del mundo circundante contado en forma de tradiciones antiguas y leyendas locales. Y algún breve, muy breve, destello de luz.

La fórmula no es de Dolores Redondo. El antecedente más inmediato, del que esta trilogía toma sus formas narrativas y estilísticas, es el apasionante subgénero al que los críticos llaman suspense o ‘thriller’ nórdico, uno de cuyos autores más populares es Stieg Larsson, el creador de la saga ‘Millenium’.

En esta narrativa, el entorno, el lienzo, es tan importante como la trama misma. O más. Como en el cine negro de Hollywood en los años 40.

Y en las novelas de Redondo, más que en las de Larsson, la naturaleza y los mitos costumbristas son esenciales a la trama.

Basajaun, una especie de gigante benévolo de la mitología vasca, es uno de los protagonistas de la primera entrega, en la que Amaia Salazar debe de lidiar con las muertes de adolescentes a las que un asesino serial pretende devolver la inocencia infantil: después de matarlas, les cubre los genitales con panecillos, las peina y las coloca con mucho cuidado en el lecho del río Bidasoa para limpiarlas de sus pecados.

Recién nombrada jefa de homicidios de la policía autonómica de Navarra, Amaia se ve enfrascada en varias batallas, la contrarreloj que la enfrenta al asesino, la que la tortura desde sus recuerdos de infancia y la muy cotidiana lucha contra el machismo de sus compañeros, que se revuelcan por tener una jefa.

Basajaun, el gigante mítico, es, en este lienzo literario, una de las pocas presencias positivas. Es una tía paterna de la inspectora, cuyo personaje juega como una bisagra entre la realidad y la mitología, quien introduce a Amaia Salazar al bosque y sus criaturas.

La presencia de los mitos como trasfondo narrativo en los libros, y el traslado visual de esos personajes y conceptos a las películas, están entre los grandes aciertos de esta trilogía. Es así porque Redondo, la escritora, sabe mantener siempre la complicada frontera entre ambos mundos, aun cuando las imágenes que pertenecen a la acción dramática y las que se remueven en los complejos mundos internos de los personajes amenacen a veces con mezclarse en delirios oníricos.

En ese hilado, como ocurre en las mejores formas del suspense e incluso del terror literario, los monstruos y los mitos suelen ser proyecciones de las oscuridades más profundas de los seres humanos. Como el Pennywise de Stephen King, el payaso que aterra a los habitantes de Derry y que aparece en el mundo cada vez que los humanos han protagonizado un mal innombrable, en la obra de Redondo hay también demonios y brujas que son eso, proyecciones del mal.

La segunda entrega de la trilogía, ‘Legado en los huesos’, tiene a otro ser fantástico como protagonista, el Tarttalo, un cíclope del bosque que se come a los niños y las ovejas y, por las noches, se esconde en las cuevas aledañas a los ríos del valle. La trama nos dirá que el Tarttalo es solo el nombre de guerra escogido por un villano de carne y hueso, más letal que cualquier mito.

Como le ocurre a la adaptación que de ‘The snowman’, de Jo Nesbo, hizo para el cine el director sueco Hans Tomas Alfredson -con Michael Fassbender en el papel del detective Harry Hole-, a las dos últimas entregas fílmicas de la trilogía del Baztán les cuesta reproducir la inteligencia de los libros. Es un tema de adaptación: los guiones de la trilogía, en varios apartados, no son capaces de mantener la lógica de salidas en falso, callejones sin salida y desvíos narrativos llamados a construir el crescendo argumental que acaba, siempre, en la identidad del asesino, del monstruo.

En sus libros, como bien lo hizo Nesbo en sus primeras entregas protagonizadas por el decadente Harry Hole, Dolores Redondo construye bien a su protagonista y a sus villanos y es capaz de mantener interesante una trama que encuentra sus costuras más fuertes en el recurso de la mitología local como proyección del mal real.

También es cierto que hay apartados largos, en los libros, en que se nota la premura del best-seller, ya sea en la confección de algunos secundarios, en la vuelta a paréntesis narrativos que terminan sin justificarse incluso en el juego de espejos del suspense o en la aparición repentina de subtramas que terminan muertas antes de nacer.

Pero el hilado central, el de la inspectora Amaia Salazar y sus búsquedas de monstruos míticos y reales en los bosques y ríos del Baztán, está bien tejido.

P.D.- En Netflix hay, también, una joyita que dio bastante de qué hablar en su momento en el Reino Unido, pero que ha pasado desapercibida por estos lares: “Hinterland”, un serial de la televisión británica ambientado en Gales, en un paisaje dominado también por montañas oscuras, una costa solitaria y los demonios internos de detectives, víctimas y asesinos. Está muy bien actuada y escrita. Recomendada.

Héctor Silva Ávalos
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Periodista salvadoreño. Editor en español e investigador senior de la Fundación InSight Crime. Estudió periodismo en la Universidad Centroamericana de San Salvador y en la Universidad de Barcelona. Trabajó como reportero y editor en La Prensa Gráfica de El Salvador durante 15 años. Fue diplomático en Washington y fellow en el Centro de Estudios Latinoamericanos de American University. En 2014 escribió Infiltrados: Crónica de la corrupción en la PNC de El Salvador (1993-2013) y fundó Revista Factum, uno de los medios digitales más importantes de su país, donde fue co-director hasta 2019. Ha colaborado con varios medios centroamericanos, con El País de España y The New York Times entre otros.


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