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Flow y violencia (o los orígenes del hip hop)

A principios de la década de los 90, rockeros buscaban a “b-boys” (bailadores de breaking o breakdance) para darles palizas con la única excusa de escuchar música de un gusto distinto. Y más de algún “b-boy” o “b-girl” tuvo que bailar enclosetado.

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Esta es una opinión

Serie “Old New York 1970-1973.” www.camilojosevergara.com

La influencia global de la cultura hip hop inició en 1979, cuando fue aceptada por el “sistema” en todas sus vertientes: el graffiti fue incluido por primera vez en una galería, los DJ´s y raperos se convirtieron en el núcleo de la industria musical y los “b-boys” y “b-girls” comenzaron su escalada de reconocimiento a nivel internacional, “Crazy Legs” o “Popin Pete” entre los precursores.

El hip hop llegó a Guatemala en la época más cruda del conflicto armado interno, cuando la policía no distinguía pintas políticas del graffiti. Eran los tiempos de la ignorancia.

Las culturas urbanas suelen ser marginadas e incomprendidas.  No existe la autocrítica ni los espacios de diálogo. Esto las condena a ser diferentes, las generalizaciones se extienden y la ineptitud persiste. En el documental “Style Wars” (1983, dirigido por Tony Silver) la madre de uno de los grafiteros sataniza: “Lo que tienen es una gran y miserable subcultura”.

Origen violento y desolador

En la década de los 50 en Kingston, cuando la independencia de Jamaica se acercaba, el sentimiento de identidad nacional crecía: los sound system (un tipo de discoteca móvil, con bocinas decoradas con rótulos, dirigidas por un DJ) dejaron de solo reproducir el R&B de Estados Unidos, para dar aire al ska autóctono.

El DJ, de igual o mayor importancia que la música, presentaba las canciones, transmitía mensajes e incitaba al baile llamado “toasting”. King Stitt, una de las figuras más destacadas, aprovechó su cinismo y la deformidad de su rostro para escurrir palabras que lo convirtieron en un símbolo.

Ilustración: Alberto Rodríguez Collía

Con la independencia de Jamaica, en 1967,  la familia de Clive Campbell, con apenas 13 años, emigró a Nueva York, al Bronx. A pesar de su corta edad, todavía vivió parte del boom de los sound system.

Los motivos de esta migración son inciertos, pero nadie los preparó para la compleja situación de la década de los 70 en el sur del Bronx, una tierra de nadie, repartida entre las pandillas (Savage Skulls y Savage Nomads, las más notorias) en un terreno donde “se nace en cualquier parte, de cualquier manera. Se muere en cualquier parte, de cualquier cosa.” (según Fanon).

Bazukas, dinamita, revólveres y rifles semiautomáticos circulaban libremente, la violencia en esa década alcanzaría el nivel más alarmante en la historia de Nueva York.

Ilustración: Alberto Rodríguez Collía

 

Un filme Super 8 mudo muestra a Campbell amenizando una fiesta. Camisas con cuellos, solapas de saco exagerados y pantalones acampanados demuestran el auge del funk y la premonición de la música disco.

Campbell ahora “DJ Kool Herc” (por Hércules) fusionaba dos tornamesas para crear el “breakbeat”, al comprar dos copias del mismo disco, alargaba el break al mezclarlo con “Bongo Rock” de The Incredible Bongo Band, “The Mexican” de Babe Ruth y “Give it Up or Turnit a Loose” de James Brown.

 

Fotograma del documental "Beat this", 1984 de Dick Fontaine.

Fotograma del documental “Beat this”, 1984 de Dick Fontaine.

Funk

El break alargaba el clímax del ritmo, chicos y chicas empezaban a improvisar bailes para este nuevo choque de sonidos. Campbell improvisaba frases para presentar sus mezclas, heredado del “toasting”. Poco a poco esas frases se hicieron complejas, pasó de unas lineas a oraciones, párrafos, versos, rimas hasta que se convirtió en una labor aparte, el MC (Master of Ceremonies).

La etimología del término “hip-hop” viene de “hip”, del Wolof (idioma hablado en Senegal) y del verbo “hippie” que significa “abrir los ojos y ver”. Mientras “hop” es del inglés, movimiento. El término podría interpretarse como “movimiento inteligente”.

Muchos de los pertenecientes a este nuevo movimiento, lo complementaban con su labor de grafiteros, creando un nuevo mapa de la ciudad (¿psicogeografia?) y otros códigos, y estableciendo toda la base para esta cultura.

El hip-hop nace de la devastación, lucha de pandillas y desesperación. El paralelismo de la inestabilidad política y social de estos tres escenarios (Guatemala, Kingston y el Bronx) permite vislumbrar la influencia global de la cultura hip-hop, su fuerte arraigo y un poder “sanador”. Se convirtió en una herramienta efectiva para alejar a los jóvenes de la violencia en contextos inmediatos delicados.

Así como en la década de los 70 en el Bronx se organizaban fiestas hip-hop para generar una convivencia y reducir el poder de influencia de las pandillas, organizaciones en Guatemala mantienen ese modelo. Tratan de alejar a los muchachos de nuestra problemática social entre maras, pandillas, violencia, narcotráfico, etcétera.

 

Don´t push me cause I’m close to the edge. I’m trying not to lose my head”, Ed Fletcher, Melvin Glover y Sylvia Robinson. (“No me presiones porque estoy al límite. Estoy tratando de no perder la cabeza”).

Trasciende, por ejemplo, es una organización fundada en 2009 con que promueve crear espacios para la cultura hip-hop y brindar a participantes un lugar adecuado para sus prácticas, no solo de infraestructura (abandonar el suelo de tierra por pisos adecuados al breaking), sino también de ubicación en la ciudad, para ausentarse momentáneamente del barrio bravo y cortar la influencia de nuestro contexto violento.

Caja Lúdica también trabaja con el hip-hop como herramienta social a nivel regional, dedicado a la danza y artes escénicas. Ejemplo de esto fue su trabajo en el cortometraje “Barrio (2009 de Walter Cruz) en el cual retrató la realidad del asentamiento Alioto, el más grande de Centroamérica, donde el “breakdance” fue un escape ante la violencia omnipresente. Esta obra con espíritu de documental terminó con varios de sus actores asesinados.

Esta cobarde acción demuestra el pavor que generan estas dinámicas contra la influencia de las maras en las áreas populares.

Ambas organizaciones atraviesan dificultades de financiamiento, en buena parte debido al nulo apoyo y/o representación municipal y estatal, cuando justamente debería ser su responsabilidad hacia la sociedad.

Afortunadamente existen estos personajes de coraje, que persisten para tratar de sostener a una sociedad que no se ha terminado de formar. Sumado al deseo y demanda de los jóvenes de incorporarse a estas dinámicas y desentenderse del poder que genera la violencia en la ciudad.

DJ Kool Herc fue un puente entre dos culturas, de lo cual surgió algo nuevo. Más que un nuevo ritmo o una forma de bailar, generó una respuesta ante un contexto que necesitaba la convivencia para resurgir del oscurantismo en el que se encontraba.

Es preocupante que una sociedad condene a este movimiento cultural sin argumentos, estereotipos o superficialmente, cuando puede ser su mejor herramienta para recuperar a su juventud que ha nacido en uno de los peores escenarios posibles del mundo.

Alberto Rodriguez
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Diletante profesional, surfeador de youtube y amateur eterno como escritor, artista visual, cineasta, diseñador, DJ y gestor cultural. A los 14 años, casi lo expulsan de su casa de estudios, por encontrar dibujos eróticos en su cuaderno de Ética.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Jonathan /

    11/02/2015 9:41 AM

    Buena mierda.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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