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Padres de la violencia

Todo mi reconocimiento a la invaluable labor de aquellos padres amorosos y responsables que participan activamente en la crianza de sus hijos e hijas. Los hay y es admirable su aporte a la construcción de una mejor sociedad. Lamentablemente, este no es el caso de todos.

Cotidianidad Opinión
Esta es una opinión

Muchos se limitan a su rol proveedor y del resto “que se encarguen las mujeres, que para eso están”. Lo de ellos es asumir el papel de disciplinar cuando apenas se enteran de las “travesuras y desviaciones” de sus hijas e hijos. En la mayoría de los casos, el método es la violencia y la represión.

Una violencia que se convierte en la forma de relacionarse con la familia y que puede manifestarse pasiva, sutil, psicológica o sexualmente. Esta se hace evidente en las estadísticas oficiales de denuncias que llegan al sistema de seguridad y justica. La violencia, en el ámbito familiar, es provocada en el 91% de los casos por hombres. Los datos demuestran lo mucho que lastima a nuestra sociedad la visión patriarcal de la realidad. Las mujeres son vistas como seres inferiores y sometibles a la fuerza.

Pero no solo en la familia hay violencia contra la mujer, los valores patriarcales atraviesan todos los ámbitos de la sociedad. Tal es la magnitud del problema que se han creado leyes específicas para mitigar este lacerante mal. Tal es el caso de la Ley contra el Femicidio y todas las formas de violencia contra la mujer.

Ley que aún no estamos listos para reformar como pretende una diputada de la cuestionada bancada del FCN. Uno de los argumentos planteados para su reforma son “las denuncias falsas de mujeres para perjudicar a hombres”, sin embargo, estos son pocos, poquísimos casos. Excepciones pues, comparadas con el permanente y aberrante flujo de violencia que dicha ley busca mitigar.

Es importante señalar que esto es un sistema. Los hombres que reproducen la violencia lo hacen porque son parte de una estructura social que les ha construido de esa manera. Eso no les hace menos responsables, ni están exentas de responsabilidad las mujeres que educan a los hombres de esa manera.

Es necesario que los padres consideren qué sociedad quieren para sus hijas. En definitiva tiene que ser distinta a esta, donde ser mujer representa un riesgo.

Les invito a reflexionar.

Jeraldine del Cid Castro
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Politóloga-feminista o feminista-politóloga (depende). El del Cid es materno y el Castro, paterno. Consultora e investigadora en temas sociopolíticos y socioeconómicos, especialmente enfocada en desigualdades y en particular aquellas a razón de las relaciones de géneros. “A medio camino entre el desgarro y la belleza”.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    César A. /

    21/06/2016 7:10 AM

    Crear leyes específicas de género es lo que genera luego la necesidad de reformarlas. Debe haber igualdad ante la ley y nada más, la violencia es igual en cualquier caso y debe ser penada por la ley.
    Siempre lo pienso y quiero una sociedad donde no exista los machistas que desean que ella sea sumisa a su voluntad, otro tampoco los feministas como la autora que desean lo mismo para los hombres, ¿cual diferencia tienen con los hombres abusivos que tanto odian? Fácil... Ninguna.

    ¡Ay no!

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    ¡Nítido!

      Dani Franco /

      21/06/2016 10:56 AM

      Señor César sí existe una gran diferencia.

      Antes que nada, creo que tiene usted un punto al decir que no es correcto tener leyes que defiendan únicamente a hombres y/o mujeres. Y es cierto, en una sociedad civilizada las mujeres tienen los mismos derechos que un hombre.

      Pero en Guatemala no somos una sociedad civilizada (solo con meterse al trafico en hora pico puede darse cuenta de ello).

      Realmente creo que la autora busca llamar a la reflexión de como, desde nuestros hogares y nuestras familias (las bases de la sociedad), a veces perpetuamos estos patrones machistas y patriarcales basados en la violencia.

      Violencia es imponer juguetes a sus hijos/hijas, someter colores por su sexo es violencia, impedir que su hijo explore su sensibilidad es violencia, someterle "la cocinita" a su hija es violencia.

      Muchas cosas que hacemos están dentro de un marco de violencia. Y es esta violencia la que se traslada a la sociedad y eventualmente a las mujeres

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!



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