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¿Sentir miedo –y culpa– sólo por ser mujer?

El 4 de marzo –cuatro días antes de la celebración del Día Internacional de la Mujer– fue un día en que mi valor y mi dignidad iban a ser cuestionadas; no sólo por extraños, sino incluso por mí. Lo que me pasó me hizo dudar sobre todo lo que creía que era y todo lo que siempre fui. Por los comentarios de un extraño tuve que pensar en un escenario que toda mujer teme y que ninguna mujer quiere ni merece plantearse: si me hubieran violado... ¿hubiera sido mi culpa?

Cotidianidad Opinión P369
Esta es una opinión

El acoso callejero es una realidad sufrida por miles de mujeres en este país. Una realidad que debemos erradicar.

Imagen: Fotograma de 'Sexista Punk', de Las Hijas de la Violencia

Mis amigas y yo estábamos en la Universidad. Escuchamos a un hombre que lanzaba comentarios detrás de nosotras. No le presté atención, hasta que con su compañero nos alcanza, se pone delante de nuestro camino, me ve directamente y dice:

–«¡Si te seguís vistiendo así, no respondo!» Siguió exclamando en voz alta: –«Es que si se visten así, uno no responde... Es como una caja de objetos perdidos», refiriéndose a mi persona como un objeto que no tiene dueño, que cualquiera puede reclamar/agarrar/poseer. No supe qué hacer, más que esconder la mirada y agachar la cabeza. Cuando sentí que iban unos pasos adelante les comenté a mis amigas:

–«Esa es la justificación de una violación». Él me escuchó. Y, convencido de que lo correcto era ponerme en mi lugar, nos aclaró –en especial a mí– en voz alta:

–«Violación psicológica, para que aprendás».

Ahí estaba yo –la mujer que siempre se consideró ‘completa’, ‘fuerte’, ‘independiente’, ‘LIBRE’– agachando la cabeza, humillada, con ganas de llorar y sin siquiera poder ver a mis amigas en ese momento porque me moría de la vergüenza y de la pena. Ellas me trataban de expresar su apoyo y solidaridad. Yo sólo me hice la loca. Mientras una de ellas se sentía indignada e impotente y la otra sentía incomodidad, yo me sentía como una mierda y, peor aún, me sentía culpable.

Al día siguiente, mi amiga compartió el video titulado Ayer me mataron, comentando vagamente lo que nos ocurrió. Al ver su publicación y el video, mis sentimientos de pena, de vergüenza, de humillación y de culpa volvieron a aparecer, pero se les sumó la indignación. Y esta vez, inevitablemente, estando sola en mi cuarto, lloré.

Lloré porque no soy un objeto perdido, que no tiene dueño. Yo soy mi dueña. Lloré por el «Para que aprendás».

¿Aprender qué? ¿Que soy una mujer, que mi condición es inferior y que soy débil? ¿Qué es lo que tengo que aprender? No entiendo. ¿Que si me violaban, al menos psicológicamente, yo me lo busqué?

Recapitulando las palabras de ese extraño, su intención de expresarse en voz alta para que la gente alrededor escuchara y presenciara “mi castigo y lección pública”, llega a mi cabeza una avalancha de preguntas: ¿Por qué él se sintió en el derecho de decirme, humillarme e intimidarme de esa forma? ¿Por qué un extraño se siente en la libertad de hacerme sentir pequeña, de hacerme sentir sucia, insegura, culpable?

Me cuestioné, también, mi silencio y mi vergüenza: ¿por qué no lo grabé, le tomé fotos, o le hice un escándalo para poder obtener su carnet? Hubiera podido denunciarlo y pedir la cancelación de su matrícula ante las autoridades universitarias, porque este episodio lo viví a plena luz, a las 2:00 pm, con gente en los alrededores, cerca del nuevo edificio de rectoría dentro del campus central de la USAC.

¿Cómo nos podemos sentir seguras ahora, si ni siquiera acá hay respeto?, nos cuestionamos con mis amigas.

No es la primera vez. El año pasado, estábamos sentadas con una amiga platicando y pasan cuatro estudiantes con pénsum cerrado de Odontología, ebrios, aún vestidos de blanco. Uno se detiene, regresa a donde nosotros estábamos y nos dice: «Con que tengan chiches y culo».

Y no somos las únicas: esas son dos de las peores experiencias que hemos vivido en la U. Como nosotras hay muchas, también en las universidades privadas. Enfatizo en la importancia de que esto suceda en las universidades porque es en donde se encuentra ese privilegiado 1% de la población “educada” que logra formarse a nivel profesional. Y preocupa, por ejemplo, que en la USAC no se tomen las medidas correspondientes con eventos como el Bikini Open –striptease– llevado a cabo en Comunicación. Y que, incluso, sea visto como algo normal, como algo que no es para tanto.

En el caso de la UNIS, con su nuevo proyecto “a lo gringo” que implica un espacio habitacional dentro o cerca de la universidad, preocupa no saber si las autoridades han contemplado medidas de seguridad o si esperaran hasta que lleguen a la estadística estadounidense: una de cada cinco mujeres son violadas sexualmente en los campus/viviendas universitarias.

Y es que los hechos son lo concreto, pero nunca se llevarían a cabo sin un sistema de creencias, pensamientos y actitudes que impulsa a que estos hechos sean consumados.

Vuelvo a pensar en ese episodio y recuerdo que en la noche vi a una chava bien vestida, con tacones y falda, ser devorada visualmente por varios hombres, que en ningún momento le dijeron algo –no tenían por qué decirle algo–;entonces algo me hizo click y entendí que fue por las razones equivocadas. No fue acosada por el hecho de que ella no estaba sola: dos hombres la acompañaban. En cambio, yo estaba con dos mujeres. Yo “estaba sola”.

Y es que vivimos en una sociedad donde quejarse por acoso sexual es ser una “feminazi” (como si eso existiese), en donde la estrategia de “prevención” sigue siendo enfocada hacia nosotras, las mujeres. En la vestimenta, en viajar, en a quién le sonreímos, en nuestra educación, en darnos a respetar, en no exponernos. En no ser plenas, en no vivir.

Y quiero que quede claro que el rol que menos buscamos jugar las mujeres es el de víctimas. Y de serlo, una víctima nunca tiene la culpa, porque no existe “motivo” alguno para una violación, bajo ninguna circunstancia. Creo que nadie sabe lo que es, hasta que le pasa. Yo no lo sé, porque le agradezco a la vida que ese idiota tenga razón, “fue sólo una violación psicológica”. No fue una violación de hecho físico.

Ahora, ¿y si las víctimas fuesen ustedes? Y si un ser querido o una persona cercana fuesen violadas y que –aparte de tener que vivir con ese acto atroz, vil y aborrecible para el resto de sus vidas– sean juzgadas y sean sometidas al escrutinio sobre si ellas tuvieron cierta culpabilidad o si hicieron algo que justificara su violación, ¿qué pasaría?

Como la niña de 14 años, drogada y violada en Adolfo V. Hall de Retalhuleu, que es cuestionada respecto a que ella fue la culpable por haber estado fuera de su habitación.

Como las víctimas de esclavitud sexual en el caso Sepur Zarco, donde el abogado defensor tachó y trató de llevar el caso acusándolas de “prostitutas”. ¿Merecían contar su testimonio de un hecho tan traumático para que las humillaran con el argumento de que “a ellas no las violaron, ellas eran las que se prostituían”?

O como las turistas argentinas asesinadas en Ecuador porque se resistieron a ser violadas, cuyas memorias están siendo insultadas por comentarios del tipo: “Que en paz descansen, pero para qué viajan solas” o “Tal vez eran locas”.

O como los comentarios de Roxana Baldetti cuando se dio una oleada de violaciones, para lo cual su sugerencia fue “Que las mujeres no salgan, quédense en su casa”.

No, las mujeres no somos inferiores a la categoría de personas. Crecimos para tener la libertad y la independencia de ser quien queremos ser. Pero y si nuestros padres supieran lo que nos sucede cotidianamente, al menos en mi caso, ¿qué sentirían? ¿También culpabilidad, además de rabia? A raíz de eso, ¿me meterían en una burbuja? ¿Me empezarían a decir algo por cómo me visto?

Y es que la solución no es encerrarnos. Ni es una medida de prevención dirigida a las mujeres. Eso no salvó a Nancy Cruz* –la bailarina de ballet– de ser violada y asesinada dentro de su propio departamento.

Si una mujer atractiva es violada o acosada, seguramente “ella lo provocó” –“she’s asking for it”– y si una mujer poco atractiva es violada o acosada, nunca falta el comentario de “que agradezca”, “un favor le están haciendo” o “igual ni estaba buena”.

Y si no es en el puerto, ni pensar en usar short y una blusa liviana, aunque sea un día caluroso y soleado de plena Semana Santa, a menos de que, ¡por supuesto!, queramos que nos recuerden que somos de todos, menos nuestras.

Es bastante claro que existe un problema y es de género. Es claro que es un problema de fondo: la reproducción de actitudes que llevan a cuestionar a la mujer y su grado de culpabilidad.

En Guatemala cada año incrementa la violencia sexual hacia las mujeres. En el 2015, sólo en el mes de enero ya se registraban 1600 delitos contra la mujer, en su mayoría de índole sexual. Para el cuarto trimestre del mismo año había un promedio al mes de 627 expedientes de violación sexual, y al día se reportaba un promedio de 20 casos. Para hacer un total para el mes de octubre de 6 mil 275 delitos de abuso sexual contra mujeres, registrados según el INACIF.

Este 8 de marzo, ¿nos quedamos con las felicitaciones o pasamos a la reflexión y a la acción?

 

* Aclaración: Nancy Cruz se desempeñaba profesionalmente como bioquímica. Realizó diversas investigaciones en temas de salud. Sus trabajos tuvieron un impacto positivo para avanzar en la erradicación de la oncocercosis en Guatemala y otros países del mundo. En este enlace se puede acceder a una de sus publicaciones científicas respecto a la eliminación de esta enfermedad en Huehuetenango. El ballet, como el yoga o la pintura, eran actividades que Nancy desarrollaba de forma apasionada por afición.

Ruby García Hidalgo
/

Estudio Ciencia Política y Economía en la USAC. Cuestionando lo establecido me encontré como persona, como ciudadana, como guatemalteca.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Esther /

    22/01/2019 2:58 PM

    Uno de los comentarios a este artículo dice "guarden su belleza para otro momento, es como llevar un celular costoso o joyas de oro en un barrio de ladrones, nadie hace eso"... Es decir que vivimos en un mundo lleno de trogloditas pervertidos, que no pueden autoevaluarse y mucho menos autoregularse, que creen que tienen el derecho de ser pervertidos solo por ser hombres??? Qué lástima que se consideren tan poco a si mismos, tan incapaces, claro será porque es más cómodo, más conveniente y más fácil no hacerse cargo de sus defectos, de sus creencias erroneas, de su machismo y creer que el resto solo tenemos que soportarlos!! O prevenir???. Es su perversión háganse cargo! Pueden pero NO quieren porque les conviene! Y si no pueden, si son incapaces de hacer conciencia y cambiar, háganse VER, psicólogos hay! Lo que no se tolera más es la conchudez y la falta de respeto que no tienen excusa alguna. La mujer tiene derecho a ser libre y plena, cómo bien dice este artículo, si a la mujer le da la gana de vestirse como le de la gana merece respeto!! Y eso no está en discusión. Si se le acerca vestida sensual o desnuda y le dice quiero tirar Contigo sientase muy afortunato y decida sí la complace, pero un prenda de vestir, una sonrisa, una mirada no significa que estamos pidiendo absolutamente NADA dejen de justificar y proyectar su perversión en nosotras. Es su problema solucionenlo porque nosotros no somos las que tenemos que aprender a vivir recatadas o encerradas. Son ustedes, hombres los que tienen que dejar de creerse con derechos y tomarse atribuciones que NO tienen. Ya basta!

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Vinicio Cabrera /

    28/09/2016 3:46 PM

    Me encanto el artículo, por sobre todo porque tengo hijas y solo de pensar que es lo que les tocará vivir en ese mundo tan desviado me perturba. Sin embargo es digno de reconocer que hay personas que están luchando por el tema del acoso callejero, que se ve como normal y se da mucho en nosotros lo hombres y más cuando estamos en grupo. Nada justifica esta gritando improperios en contra del genero femenino, solo denota una inseguridad, falta de estima y cobardía. Felicitaciones a la nota y sigan adelante, las mujeres de cualquier edad se los agradecerán.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    CHAPIN DE A PIE /

    15/03/2016 6:35 AM

    Ante todo, la mujer es un ser inteligente, por eso , vivan como ese ser inteligente que son gracias al Creador!!!! Procuren ser sabias en toda manera de vivir: Es decir, depende las circunstancias, es mejor EVITAR; ponerse ropa muy provocativa en lugares llenos de pervertidos corrompidos por el fácil acceso a la pornografía de todo tipo, es como cargar un lujoso celular o cadenas de oro en tierra de ladrones y eso si no lo hacemos ni hombres ni mujeres porque "no queremos llamar la atención". Guarden su belleza para los momentos apropiados.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

      Bertha /

      22/01/2019 3:07 PM

      Me parece un comentario muy simplista seguramente de alguien que tiene "rabo de paja" y un machismo no asumido. Obvio la mujer es inteligente y por eso sabe que su derecho es ser plena y libre de ser, vestir y hacer lo que mejor le parezca, al igual que los hombres. Sin embargo muchos hombres se creen con derecho y se toman atribuciones de juzgar eso a su pervertida conveniencia. Eso es lo que está mal. Y si todos los hombres son pervertidos, como su comentario parece indicar, entonces deberían estar presos por ser un peligro para la sociedad. No es así, muchos son inteligentes para dejar de hacerse de la vista gorda, asumir sus errores, y usar su fuerza para cambiar sus horrendos y pervertidos defectos, para desaprender malos hábitos y creencias egoistas. Pero es mucho pedirle a un machista. Es más fácil, cómodo y conveniente proyectar su preversión en la mujer, en su ropa, en su sonrisa, en su belleza, en lo que sea para justificar lo injustificable de su pensar y actuar.

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!

    Roxana /

    10/03/2016 4:44 AM

    Yo te felicito por tener el valor de afrontar ésta situación de manera pública y analítica, es horrible reconocer que eso sucede ante los ojos de todos y todas en la Usac, no digamos en el resto del país, como egresada de allí conozco y lamento esto, pero te animo a no perder la esperanza en el proceso de cambio que Guatemala debe pedir y vivir, y no creas que es diferente en países "desarrollados " la mujer debe luchar por su espacio de respeto, situacion muchas veces desgastante y aun fruntrante pero esa lucha, bien merece la pena.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Cat /

    08/03/2016 10:31 PM

    Gracias, gracias por compartir, gracias por existir y por escribir por SER.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Andrea /

    08/03/2016 4:39 PM

    Tal vez no hiciste un escándalo porque tu sub consciente quiso protegerte. ¿Sabes qué hubiera pasado en el escándalo? muchas mujeres se hubieran puesto del lado de esos extraños, lamentable pero cierto, muchas mujeres son las que comentan lo mismo y exacerban el odio irracional y actitudes como las de esos patanes, si fuéramos realmente unidas, estas cosas no pasarían, la fuerza esta en nosotras, en proponernos ser una amalgama fuerte y todas ayudarnos y defendernos, que no vuelvan a humillar a una mujer en presencia de otra sin que ambas se unan. Para los tipos que te diré, siempre me sorprende que anden en grupos y ninguno tenga filtro, ni madre, ni conciencia, que UNO de ellos se separe del grupo y les haga sentir a los tipos con los que esta que no esta de acuerdo con esa actitud.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Cindy Poroj /

    08/03/2016 2:03 PM

    Felicidades por canalizar la humillación inicial en esta denuncia social, porque está educando a la generación actual, la violencia tiene muchas manifestaciones y no debemos permitir que hechos trágicos sucedan para denunciar. Muy bien.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Juancho /

    08/03/2016 12:16 PM

    Triste pero cierto, necesitamos mas como tu que exijan los derechos y que no se queden calladas... Ese silencio es el que mas daño hace!

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Carmen /

    08/03/2016 11:07 AM

    Lamento lo que le pasó. Y usted tiene la razón. Ya nos hemos hecho insensibles a esta realidad, porque es algo de todos los días. Y eso tiene que cambiar. Los hombres deben ser educados también para evitar esto. Dejarle a las mujeres vivir a la defensiva no es la solución, es parte del problema. Los hombres son muy importantes para cambiar esto. Los hombres deben ser incluidos en los esfuerzos de prevención del acoso sexual. Porque si ellos no agreden, no hay acoso, ni ataques, ni violaciones.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    LM /

    08/03/2016 10:44 AM

    Interesante texto, gracias Rubi

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    El Gnomo /

    08/03/2016 10:43 AM

    Irónico que esta nota se encuentre en el apartado de "cotidianidad". Lo "cotidiano" del acoso sexual, pues. ¡Ah, Nómada!

    ¡Ay no!

    2

    ¡Nítido!

    Ana /

    08/03/2016 9:28 AM

    Excelente texto, gracias por compartir lo que tantas hemos sentido pero no nos hemos atrevido a decir.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Bea /

    08/03/2016 5:06 AM

    La cotidianidad de nuestras vidas, pasa por un sufrimiento invisible...

    ¡Ay no!

    1

    ¡Nítido!



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