En el mundo de la agrícultura hay una trilogía indispensable: agua, suelo y planta. Sin agua no puede cumplirse el efecto de solubilidad y ni el proceso que permite que una semilla pueda crecer. La solución debería estar orientada en el riego.

El costo de transacción no tiene ningún efecto en la economía del agricultor. Cuando le dan el saco, gasta dinero en transportarlo y eso afecta su productividad. Además, se da el mismo producto a todos, y no por cultivo.

El sector agrícola emplea al 31.9 por ciento de la Población Económica Activa (PEA). Un dato válido según la Encuesta Nacional de Empleo e Ingreso (ENEI 2014). Emplea a su mayoría a gente pobre. Los salarios son los más bajos del país. Actualmente, está vigente un salario mínimo en el sector de cada hora de trabajo de Q9.85 y el pago diario de Q78.72. En el agro, casi nunca se cumple.

El proceso para registrar una marca sí toma mucho tiempo y es complicado por la falta de procedimientos claros. Además, al no existir instrumentos fijos se cae en la subjetividad de los agentes encargados de la inscripción y el registro. Sin embargo, no es culpa del Ministerio de Agricultura (MAGA) únicamente. El problema es del sistema burocrático completo. Todas las instituciones que tienen que trabajar dentro de este proceso, tienden a complicarlo. Tanto el MAGA como el Ministerio de Economía, se tardan a la hora de la inscripción y el registro de una nueva marca, sea o no para exportación.

La necesidad de tener una administración transparente en la que los puestos públicos se otorguen a partir del servicio civil, es posible. Sin embargo, los diputados chantajean a los ministros por vocación.

Los agrónomos que no estén buscando un trabajo por el dinero, sino que les gusta y se mueven por vocación logran mejores y más efectivos resultados. Para poder ejecutar un programa de extensión adecuado es necesario tener personas con valores y que se identifiquen con el objetivo, que en este caso sería la agricultura. Pero a la voluntad hay que agregarle salarios dignos y un sistema que fomenta la corrupción. La mística, como dice el candidato, es insuficiente.

El último dato disponible es de 2011, según el Banco Mundial. Pero no es un dato que cambie año por año como para que vaya a aumentar drásticamente de uno a otro. La realidad es que el gobierno de Otto Pérez dedicó un 0.0481 del PIB. En general, los países centroamericanos destinan entre 0.02% y 0.07%.

Una nota de El País del pasado 16 de abril, describe que por siete billones de dólares más, Estados Unidos es la economía más grande del mundo en comparación a China. "Las nuevas previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) mantienen a la economía estadounidense a la cabeza del mundo por volumen del Producto Interior Bruto (PIB) medido en dólares corrientes (es decir, sin el efecto de la inflación), hasta 2020. Les siguen (a EEUU y China) Japón, Alemania, Reino Unido y Francia, pero en el cuarto puesto habrá un cambio este mismo año si se cumplen los pronósticos: India superará a Brasil", explica la nota. El candidato no sabe ese dato.

Hasta 1985, Guatemala era autosuficiente en la producción de granos básicos. Pero el país empezó a perder maíz en 1986, cuando decidió liberar los aranceles a la importación para comprar maíz más barato en el exterior. El Congreso emitió en 2014 un decreto que establece que el maíz es patrimonio cultural del país. Pero como todavía no es patrimonio natural, omitió las leyes que promueven la protección del alimento frente a las leyes de propiedad intelectual.

Antes tendría que convencerse a las universidades de crear carreras para un programa tan pequeño.

En Guatemala se ha entendido la biotecnología como modificación genética. Sin embargo, la biotecnología está dividida en dos grandes temas: genética molecular y agricultura ambiental. La genética molecular sí abarca los transgénicos y la agricultura ambiental, no. La agricultura ambiental abarca, entre otros temas, proyectos de recuperación del paisaje y de agricultura ecológica (en la que el consumidor obtiene el producto lo más cerca posible del productor, con el mínimo número de intermediarios). Es una verdad a medias porque las empresas en Guatemala sólo han desarrollado la genética molecular y se han enfocado muy poco en el enfoque ambiental.

Los países que conforman los principales mercados emergentes, conocidos como BRICS, son Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. La candidata afirmó que no sólo abriría con China sino que con todos. Pero Guatemala ya mantiene relaciones (y embajadas) con el resto. La candidata entonces, no dijo una verdad.

Hace al menos una década que el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA) habla de la importancia del agua por goteo, pero hasta la fecha no lo ha desarrollado. Las soluciones para la sequía, igual que sucede con la opción de la retención del agua, responden a problemas de economía política y de voluntad institucional. La pregunta sobre el riego por goteo, en caso de que se implementara es: ¿con qué capital?

La Sierra de Las Minas es un área de recarga hídrica, similar al lago de Atitlán, que no es productor, sino que recibe agua del bosque de Totonicapán. La retención del agua no es una solución técnica en sí misma, es una acción que hay que realizar como parte de un proceso para la regulación del área. El problema del Corredor Seco es de economía política. Actualmente, las empresas que representan el capital económico en la zona no son locales, son nacionales e internacionales que carecen de una responsabilidad social empresarial real.

Q338.7 se destina a la compra de fertilizantes. Esto no equivale al 40% del presupuesto asignado al Ministerio de Agricultura, que es de Q1,414 millones. El porcentaje real al que equivale la inversión en abonos y fertilizantes es el 23% del total asignado, según el tipo de gasto del presupuesto vigente 2015, publicado en el portal del Ministerio de Finanzas.

Un censo agropecuario es necesario, pero no soluciona el programa de fertilizantes. “El problema con éste es que se trata de un instrumento político. Primero, es un negocio entre importadores de fertilizantes y funcionarios de gobierno. Desde que fue implementado, nunca ha llegado a los agricultores que realmente lo necesitan". Investigaciones realizadas por el IARNA dan cuenta que no es un elemento de desarrollo agrícola. Es un negocio. Y un censo no soluciona un negocio.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística (INE), el sector agrícola genera el 31.9 Sin embargo, advierten expertos, el dato es cuestionable, por las condiciones laborales. "Este sector ocupa la mayor parte de la fuerza laboral del país, pero los salarios son por debajo del mínimo. Por ejemplo, en Santa Rosa, por corte de café, pagan aproximadamente entre Q20 y Q25 diarios. Tampoco se regula esto". El salario mínimo por día ronda los Q60. Así que una opción para generar empleo, sólo si se trata de empleo formal.

Si bien la gente tiene la ilusión de recibir los fertilizantes, no está demostrado que eso les vuelva más productivos o les saque de la pobreza. El programa está agotado, pero muchos campesinos pobres lo ven como el único beneficio que reciben del Estado. Es imposible saber si el fin del programa de fertilizantes generaría un estallido social. Si es sustituído por un subsidio agrícola efectivo, de ninguna manera habrá tal estallido.