Valeska García y Susy Palacios Zucuy solían prepararse para salir a trabajar cada tarde, cuando la luz del sol se pone y las calles de la Ciudad de Guatemala oscurecen. Mientras el resto de la ciudad terminaba su jornada laboral y regresaba a casa, ellas iban a la calle. Así como lo habían hecho por años, ejerciendo un oficio que, por el estigma social, prospera de la noche.
Son mujeres trans. El rechazo y la exclusión por su identidad de género en Guatemala, las empuja al trabajo sexual como única oportunidad de tener un ingreso económico.
Para García y Zucuy, igual que para otras partes de la población que viven de día en día del trabajo informal, la pandemia del coronavirus implica más que el miedo al contagio y quedarse en su casa no es una opción.
Desde el domingo pasado, Valeska García y Susy Palacios Zucuy, han invertido el horario de su trabajo —informal y públicamente clandestino— de la noche al día con tal de cumplir con el toque de queda impuesto por el presidente Alejandro Giammattei como parte de las medidas para frenar el contagio del coronavirus en Guatemala.
Durante cuatro días, a las 4 de la tarde, se han encerrado en su hogar, como el resto del país, pero con mucho menos dinero para pagar la renta, los servicios básicos y la comida.
—Nosotras tenemos el mismo miedo de contagiarnos como cualquier otra persona. Pero por la necesidad y porque nosotras no tenemos acceso a un trabajo digno, aquí estamos—, dice Valeska García quien ahora trabaja de 5 de la mañana a las 3 de la tarde
Es delgada, de pelo negro y largo. Tiene 32 años y 10 de ser trabajadora sexual en El Trébol, en la zona 11 de la ciudad. La renta de su vivienda, una habitación en un hotel de paso, donde también atiende a los clientes, es de Q1,200 mensuales —US$154—. Pero sus ingresos ahora se han reducido hasta en un 50%. Los clientes simplemente no llegan de día.
Normalmente, en una buena noche de trabajo, Valeska atiende hasta cinco o seis clientes. El precio de sus servicios varía de entre Q50 y Q60 (US$6 y US$8), de los cuales Valeska tiene que darle Q10 (US$1.20) al hotel por cada cliente. Una ‘comisión’ que puede sumar hasta Q1,000 (US$130) mensuales.
Pero ahora los clientes son apenas dos, o tal vez tres, por día. De los pocos que buscan un servicio sexual en estos días, algunos intentan aprovecharse de la situación y piden que Valeska baje sus precios a Q25 (US$3).
A Valeska le preocupa el coronavirus y le importa asegurar que no le afecte a más personas en Guatemala. Pero también le genera ansiedad no saber cómo sobrevivirá económicamente la pandemia.
Mujer trans, hija y madre
No existe un censo o estudio oficial que documenta cuántas personas trans hay en Guatemala. Stacy Velásquez, directora de la organización OTRANS que vela por los derechos de las mujeres trans, estima que son más de 5,000 mujeres trans a nivel nacional y que alrededor del 76% ejercen el trabajo sexual. Muchas de ellas viven en hoteles de paso o en situación de calle.
OTRANS comenzó una recolecta de víveres para apoyar a este grupo de la población cuyo trabajo se ve afectado durante la pandemia del coronavirus. Equipadas con mascarillas y gel desinfectante las integrantes de OTRANS entregaron el pasado miércoles las primeras bolsas con víveres a 45 mujeres trabajadoras sexuales en sus áreas de trabajo en zona 7, El Trébol y en zona 1 de Ciudad de Guatemala, y además a 5 mujeres trans que se encuentran privadas de libertad en el Centro de Detención Preventiva de la zona 18.
Susy Palacios Zucuy lleva cerca de cuatro décadas trabajando alrededor del Parque Enrique Gómez Carrillo de la zona 1. Su horario laboral normalmente es de 6 de la tarde hasta las 11 de la noche.
—Me recuerdo cuando el parque no tenía barrotes, el parque estaba abierto, y las mujeres llevábamos más que todo vestidos o faldas largos—, dice con una sonrisa.
La mujer trans, de 52 años, mantiene a su mamá, a su hija y también siente el fuerte impacto económico de la cuarentena y el toque de queda en el trabajo sexual. Para ella, representa un alivio enorme saber que ella y su familia tendrán comida en la mesa a pesar de la crisis.
Además de jabón, detergente, pasta dental y papel higiénico, cada bolsa que recibieron las mujeres trans contiene algunos alimentos básicos como azúcar, arroz, pasta, incaparina, frijoles, huevos y diversos enlatados. En las bolsas también hay una lista de recomendaciones de cómo ejercer el trabajo sexual, un oficio sobre todo físico, con mayor precaución en tiempos del coronavirus. La lista es similar a una lista publicada recientemente por el Sindicato de Trabajadorxs Sexuales de Argentina.
–Sabemos que ellas no tienen otra opción, y muchas van a seguir trabajando para sobrevivir, entonces es mejor que lo hagan informadas y tomando todas las precauciones posibles, dice la directora de OTRANS, Stacy Velásquez.
Velásquez resalta que aún hay mucha necesidad de apoyo y que la recolecta de víveres continúa para extender la asistencia a las mujeres trans en el interior del país. Personas que quieren apoyar pueden comunicarse con OTRANS a través de facebook o por telefóno (+502) 54885607.
Hugo /
Trabajo? Desde cuando la prostitución es un trabajo?
Entonces si los "trans" viven de la prostitución de que dignidad .....?
JH /
En el artículo no queda claro si están ayudando a todas las personas trans o si están ayudando a todas las personas trans q ejercen la prostitución. Pareciera q estaán afirmando q ser transexual, es ser una persona prostituta.
CP /
Que perdida de tiempo este reportaje, cuando hay mil cosas mas importantes en las que dedicar periodistas
Rosario /
EXCELENTE REPORTAJE...ALTA SENSIBILIDAD
M /
Que triste...al fin son seres humanos y pagando los platos de gente de fichas que se a chingar a Europa y ni la decencia tuvieron de ponerse en cuarentena...