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Día 5: El teniente coronel o la última carta de la Fiscalía

En el quinto día del juicio que se celebra en Madrid contra Carlos Vielmann por ejecuciones extrajudiciales, la fiscalía presentó a su testigo más importante: el teniente coronel Linares, quien vio al exministro en los momentos clave de la toma de Pavón.

Juicio Vielmann P258

Carlos Vielmann sale del edificio de la Audiencia Nacional en Madrid.

Foto: Irene Yagüe para Nómada

Durante cuatro días, una veintena de testigos comparecieron a petición de la fiscalía española en la Audiencia Nacional de Madrid. Sus testimonios fueron muy efectivos para evidenciar que los siete reos muertos en el penal de Pavón y los tres fugados de la cárcel El Infiernito habían sido asesinados por policías y civiles que trabajan con ellos. Sin embargo, en durante esos cuatro días, el tribunal español no escuchó a ninguno de ellos incriminar directamente a el exministro Carlos Vielmann en esas muertes.

Los testigos pudieron poner de relieve que Vielmann no dijo toda la verdad durante el interrogatorio al que se le sometió el primer día: que a diferencia de lo que él sostiene, sí estuvo dentro del penal de Pavón poco después del amanecer, mientras las ejecuciones se presos se estaban produciendo, y que sí estuvo cerca de la casa de Jorge Batres, alias “El Colombiano”, el lugar donde se produjeron los hechos.

Los testimonios fueron suficientes para mostrar las fisuras del relato del exministro, pero insuficientes para señalar de manera inequívoca ante un tribunal extranjero sin referencias de la Guatemala de 2005 y 2006, que Vielmann supo lo que ocurría y no hizo nada al respecto.

Los cuatro días transcurrieron sin novedades. Aunque se había especulado con la posibilidad de que el exsubdirector de la PNC, Javier Figueroa, absuelto en Austria por estos hechos, ofreciera su testimonio, no lo hizo. Tampoco el exdirector de la PNC, Erwin Sperisen, a quien una sentencia de cadena perpetua en Suiza, no parece haber hecho reconsiderar su colaboración con la fiscalía.

La fiscalía española abordó el proceso sin testigos de alto perfil y, además, con la pérdida de algunos otros que participaron en los procesos de Suiza, Austria y Guatemala. El principal es Felipe Camajá, el policía que detuvo a Edwin Santacruz, un fugado de El Infiernito que después apareció muerto en Río Hondo, Zacapa; lo grabó en video como prueba de que había sido capturado con vida, y lo entregó al jefe policial Víctor Hugo Soto Diéguez, a quien después vio informar sobre la captura por teléfono a alguien al que llamaba “ministro”.

El testimonio de Camajá es clave puesto que nadie más pudo relacionar a Vielmann con las tres ejecuciones de los presos huidos. Sin él, el exministro podría fácilmente desvincularse de estas tres muertes. Vielmann asegura que nunca habló con Soto Diéguez por teléfono y la fiscalía tampoco mostró registros telefónicos que lo evidencien.

El quinto día del juicio español fue el último en que la fiscalía presentó sus testigos. Y entonces, vestido con traje azul, suéter de rombos grises y negros y corbata verde, entró en la sala un hombre de unos cincuenta años con el pelo cano y lentes de vidrios rectangulares. Su nombre es Alfredo Linares Pérez, y es un teniente coronel retirado con aspecto de contador, que se convirtió en el último testimonio de la acusación.

No es que el coronel Linares cambiara el rumbo del juicio, pero sí añadió peso a la teoría sostenida por la fiscalía de que Vielmann tuvo que conocer lo que sucedió aquella mañana en el penal de Pavón.

El coronel Linares fue jefe de seguridad del Sistema Penitenciario (SP) en 2006 y como tal fue el responsable de redactar el plan para retomar el control de Pavón. Linares expuso ante el tribunal que lo concibió como una de las requisas habituales que se hacen en las prisiones, solo que en esta ocasión la cárcel debía vaciarse previamente para poder incautar todos los bienes no autorizados que tenían los presos y destruir las casas que los más poderosos se habían construído. La operación estaría a cargo, como era habitual, de los guardias del SP, que se encargarían del traslado de los reos a la vecina cárcel de Pavoncito con el apoyo del ejército y la PNC. Se debía informar a los presos de lo que iba a ocurrir; no asaltar por sorpresa el penal. Se les pediría que se concentraran en las canchas de fútbol y allí sería identificados y clasificados para el traslado. Si algún grupo, como era previsible, se oponía, no se debía actuar en su contra, simplemente había que dejarlos hasta que aceptasen la situación.

El coronel Linares presentó este plan ante las autoridades en dos reuniones que se celebraron durante la semana anterior a la toma, que para entonces ya había sido aprobada por la Presidencia de la República. En ambas, el teniente coronel, aseguró que estuvo presente Vielmann, aunque él exministro niega haber participado en ninguna reunión sobre este tema.

El coronel Linares siempre pensó que la operación se desarrollaría así. Sin embargo, en la madrugada de la toma, alrededor de las 5:30, su superior, el director del SP, Alejandro Giammattei le informó de que debía “entregar el penal” a la policía, reunir a los guardias y penitenciarios y pedirles que no actuaran. Esto ocurrió en el puesto de mando, poco después de que llegara el grupo de los encapuchados y que tres de ellos –Soto Diéguez, Figueroa y Roberto Villaverde Mayorga– saludaran a Vielmann, según Linares.

– Entonces me di cuenta que el plan había cambiado, que se había puesto en marcha otro plan, dijo el testigo.

Despojado de sus funciones, el coronel Linares deambuló curioso por la prisión aquella mañana. Vio al jefe del DINC, Soto Diéguez, fumando tranquilamente un cigarro en la entrada de la casa de “El Colombiano”. Cerca estaban los cadáveres de Luis Alfonso Zepeda, presidente del Comité de Orden y Disciplina, y de Erick Estuardo Mayorga, alias Chiquitón, su guardaespaldas.

Soto Diéguez le dijo: “estuvo buena la fiesta”. Eran las 7 o 7:30 de la mañana.

Se fue de allí y minutos después vio a Carlos Vielmann en las canchas. Allí estaba también el subdirector del SP, el jefe inmediato de Linares, Mario Roberto García Frech, quién le comentó: “Ya vamos por cuatro muertos”.

Volvió a la casa de “El Colombiano” y esta vez sí se acercó más.

Dentro de la vivienda tipo canadiense vio el cadáver de Abraham Tiniguar, alias Chocobolas, en primer plano, y al fondo el de Misael Castillo. Estaba presente un hombre encapuchado sin insignias policiales que tenía una bolsa de la que sacó una granada y la dejó en la escena del crimen. El coronel Linares salió de allí inmediatamente, pensando en que podría ser asesinado por haber presenciado aquello. Se encaminó de nuevo a las canchas pero mientras llegaba un comisario de la policía lo llamó para preguntarle precisamente por El Colombiano, ya que estaban tratando de ubicarlo y no aparecía (sería asesinado en el segundo nivel de su casa en la prisión poco después). Al llegar a la canchas, Linares se encontró de nuevo con el subdirector García Frech, y alarmado le contó que se estaba ejecutando a reos y que eso les iba a meter en problemas a todos.

El subdirector del SP lo tranquilizó, y según contó ante el tribunal, le dijo: “usted no se preocupe, tenían que morir, y el alto mando está de acuerdo”. Minutos después, en el mismo lugar, Linares vio a Vielmann dar la orden a Sperisen de que “aquellos se apuraran” porque tenía que entrar pronto el Ministerio Público al penal.

Cuando terminó de ofrecer su testimonio, Linares abandonó la sala y su lugar fue ocupado por el expresidente Óscar Berger. Después llegarían el secretario privado Alfredo Vila y el vicepresidente Eduardo Stein. El tribunal comenzó a escuchar argumentos muy diferentes a los pronunciados durante los cuatro primeros días. La defensa de Carlos Vielmann se había puesto en marcha.

Si el testimonio del coronel Linares será suficiente para incriminar al exministro es algo que solo los magistrados españoles pueden decidir. Si usted esperaba escuchar alguna acusación más directa contra Carlos Vielmann en este proceso, deje de hacerlo. No hay nada más.

Asier Andrés
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Asier Andrés es un periodista español que trabajó en Guatemala por muchos años, en elPeriódico y ContraPoder. Es co-autor junto a Pilar Crespo del libro de Plaza Pública titulado ‘El coronel, el rector y el último decano comunista’, una investigación de tres años sobre el Archivo Histórico de la Policía Nacional.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Luferdel /

    02/02/2017 11:11 PM

    Primero que nada, gracias por la cobertura vos Asier. Este caso en particular se ha ventilado por la vía judicial en cuatro países (Guatemala, Austria, Suiza y España). Curiosamente, en Guatemala han sido absueltos personajes de la talla de Giammattei y otros involucrados que lograron jugar sus cartas y fueron favorecidos por "fallos judiciales prepago". También han sido "condenados", en el mismo proceso, nefastos personajes como Victor Soto (un spicópata de pura cepa) y otros gatilleros asesinos que no corrieron con suerte. Y por supuesto que hay muertos: los hermanos Benítez, Victor Rivera y con toda seguridad, otros más. De los testigos ¿Qué testimonio podría rendir el inútil del expresidente Berger escondido por largo tiempo en su madriguera? ¿Dice la verdad? ¿Las cárceles fueron recuperadas luego de ese operacíon ilegal, vestida de legalidad? ¿O el sistema mejoró o sigue siendo la misma mierda? Lo importante a destacar, aunque pase desapercibido es que gracias a las fugas programadas de Vielmann, Sperissen y Figueroa, éste es el primer proceso por ejecuciones extrajudiciales ventilado en cuatro países distintos. Esto no se veía antes.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Jose Contreras /

    02/02/2017 3:59 PM

    Y no nos va a contar nada de la defensa?

    ¡Ay no!

    3

    ¡Nítido!

      Manuel Aler /

      21/02/2017 11:06 AM

      Este es de los de "ambos bandos"...

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!

    Walter Pimentel /

    02/02/2017 9:47 AM

    Aunque el ministro no hubiera dado la orden de ejecutar a los reos, tenía el deber y poder moral y jurídico de evitar que fueran asesinados. Su presencia en el lugar de los hechos está comprobada y el cambio de acción por omisión lo hace responsable.

    ¡Ay no!

    1

    ¡Nítido!

    Ronal Bronco /

    01/02/2017 10:10 PM

    El tal teniente coronel es un pobre fracasado que se retiró anticipadamente del ejército por muchísimas carencias y deficiencias personales. Se sacó un loteríazo en plena crisis pues le dieron una salida de oro a sus problemas económicos y familiares. Ahora vive cómodamente entre USA y Canadá gozando de la pensión de testigo protegido.

    ¡Ay no!

    7

    ¡Nítido!

      Oscar Cano /

      06/02/2017 3:28 PM

      Y porque te duele?

      ¡Ay no!

      ¡Nítido!

      iMorales /

      02/02/2017 2:54 PM

      Pues....felicidades _____ mucho más se pierde aquí con tanto PARÁSITO sin oficio ni beneficio, y si algo AYUDA a desentrampar a los IMPUNES..bienvenido !!!

      ¡Ay no!

      1

      ¡Nítido!

    fco. lopez hurtarte /

    01/02/2017 5:29 PM

    .
    MUY BUEN RELATO DE HECHOS

    Las declaraciones de los testigos propuestos por la fiscalía ante la Audiencia Española son exactamente eso, declaraciones de testigos presenciales, dicho de otra forma para quienes no lo entienden, son personas que estuvieron presentes el día de los hechos, como en el caso del teniente coronel Linares que, por laborar allí, debió verlo y escucharlo todo.

    Contrario a las declaraciones de los gobernantes empresariales Berger y Stein, y el bocón de Alejandro Giammattei —quien asegura haber depurado el sistema penitenciario, una falacia que se sostiene con el estado actual de las prisiones—, altos funcionarios que tienen conflicto de interés en este caso, no solo por la amistad que los une, sino porque ellos mismos podrían enfrentar juicio si no apoyan a Vielman, jefe de los escuadrones de la muerte del sector empresarial.

    Es de notar la objetividad de un periodista como Asíer Andrés, que justo está en el lugar donde se desarrolla este caso insignia para Guatemala, de donde podría derivar el reconocimiento de lo que somos: un Estado irrespetuoso de los derechos humanos y cooptado por las mafias de las élites que hacen justicia por mano propia.

    Esperaremos con atención el desenlace del caso. Buena cobertura.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Francisco G. /

    01/02/2017 2:38 PM

    Estimado Andrés:

    He estado pendiente de esta noticia y me parece fantástica la covertura que se ha dado. No obstante, me parece bastante parcializado y sería prudente también abordar la defensa de Vielmann. Otros medios están dando medias verdades contando un interés particular, y ninguno ha hecho un periodismo crítico de cubrir con objetividad todo el asunto; lastimosamente este medio no es la excepción.

    ¡Ay no!

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    ¡Nítido!

      Osberto Lau /

      01/02/2017 9:54 PM

      Y que espera Don Francisco, que nómada juegue el juego de elperiodico que con coimas cambia los eventos y le pone salsa a los tacos y cuando no ataca es porque ya lo neutralizaron, y ya pagado ni la noticia da, ya que seria mucho color defender lo indefendible. Recibe la paga por no atacar, simplemente no reportar como que no es importante, invisibiliza y con ello bien pagado. No, Nomada es diferente, aqui no se aceptan fafas, aqui se reportan los hechos apegados a la verdad que se produce, no se tergiversa ni se cambian las historias. Como usted dice lastimosamente los otros medios si se dejan sobornar, si no vea la cobertura que dan Prensa Libre, elperiodico, Siglo 21 e incluso Soy 502, todo por unas monedas y muchos anuncios de los muchachones. Con CICIG o sin ella el sistema sigue igual... por el momento, pero seguimos teniendo Fé que mas temprano que tarde va a cambiar.

      ¡Ay no!

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      ¡Nítido!



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